Pedro Sassone

@pedrosassone

Esta propuesta responde al llamado que realizara el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, de “retomar la Unasur”, como lo señaló en declaraciones a la prensa; así mismo es parte del desarrollo de un trabajo de investigación de la visión geopolítica del Comandante Chávez.

 

Un nuevo momento político en la región, para la lucha por la integración

En el contexto geopolítico que se empieza a vivir en la región, con el triunfo electoral de partidos y organizaciones de izquierda y progresistas, hechos que sin duda proyectan una nueva correlación de fuerza política a favor de la integración, y hacen emerger opiniones y voluntades mayoritarias proclives a retomar el camino de la cooperación y complementariedad entre los países. En esta nueva realidad las corrientes de desintegración empiezan a perder espacios de influencia de decisiones, entendiendo que se ha vivido un proceso sometido a flujos y reflujos, en circunstancias contradictorias de dos fuerzas contrapuestas, integración versus desintegración.

Estas corrientes opuestas han sido el producto del choque de intereses, que siempre ha estado presente a lo largo de la historia en América Latina, donde una minoría de la clase oligárquica, acompañada de gobiernos antinacionales y entreguistas, han obstaculizado los procesos soberanos de integración, y estos han optado por fractura, dividir, obstaculizar cualquier iniciativa de encuentro y de cooperación de las naciones suramericanas.

Entendiendo que los intereses hegemónicos imperiales siempre  se han beneficiado  de los desencuentros para imponer su designio de control y subordinación, tal como sucedió con la estrategia implementada en tiempos recientes de fracturar a Unasur y obstaculizar el avance de la Celac y  el ALBA-TCP.

Retomar el camino de la integración desde la experiencia vivida en Unasur  

Retomar la hoja de ruta integracionista, pasa por valorar que existe un acumulado histórico de experiencia vivida en  Unasur, que se hace necesario rescatarlo para su reflexión y aprendizaje, colocando en primer plano los logros obtenidos en su funcionalidad sistemática y en la trascendencia de los consensos alcanzados en las temáticas abordadas en los consejos sectoriales de dicho organismo; así como también en el avance en la institucionalización de la instancia de decisiones, liderada por el Consejo de Jefas y Jefes de Estado y Gobierno.

Los aspectos trascendentes practicados que resignificaron la integración, se pueden  sintetizar en: a) la articulación de forma integral de políticas públicas en lo económico, social, político, cultural, seguridad y defensa; b) el importante activo de una arquitectura de integración que respondió a un sistema de ideas que tomó como base la unión e integración, fundamentado en el irrestricto respeto a la soberanía, integridad e inviolabilidad territorial de los Estados y autodeterminación de los pueblos; c) la concepción como parte de un proceso histórico, de pertenencia de un proyecto del sur, basado en la historia compartida de nuestra naciones y la vigencia del pensamiento bolivariano de la unión, desde una dimensión regional, de una geografía de complementación y cooperación, como fundamento de la geopolítica de la integración soberana e independiente de la naciones; d) la puesta en práctica de una plataforma de trabajo desde lo regional, dando como resultado de un nuevo sistema de relaciones de cooperación, complementación y solidaridad, en una dinámica interna  de  relaciones económicas, políticas, sociales, culturales; e) el fortalecimiento del multilateralismo, para lograr un mundo multipolar equilibrado para proyectar un mundo en paz,  en el marco de la amplia vigencia del derecho internacional.

Una Agenda de Transición para retomar el funcionamiento Unasur

Bajo la premisa de que se hace necesario construir un nuevo consenso que defina una hoja de ruta de la integración suramericana, para ello se propone una agenda de transición, que sintetice las ideas matrices, bases programáticas y de gestión, que permitan retomar la Unasur,  enmarcada en esta nueva etapa política y geopolítica que vive la región. La agenda propuesta está fundamentada en la experiencia vivida y sus logros, guiada por un pensamiento estratégico de independencia y soberanía de la región y las naciones que la conforman, con una visión de asumir Suramérica como potencia geoestratégica en capacidad de influir en la geopolítica mundial.

Relanzamiento de un nuevo modelo de gestión para la transición

En el marco del tratado Constitutivo de Unasur, en esta nueva etapa debe ponerse en práctica un modelo de gestión caracterizado por el fortalecimiento del carácter político de la Secretaría General, como órgano coordinador. Así mismo, darles verdaderamente un perfil de representación política de alto nivel a los representantes del Consejo de Delegados y Delegadas. Es necesario articular los consejos sectoriales que componen la institucionalidad en cinco áreas de acción: lo social, económico-energético, cultural, político (electoral, derechos humanos) y seguridad y defensa, y consolidar la construcción de una plataforma de alianza con los diferentes mecanismos de integración, para unificar criterios en cuanto a las prioridades de la agenda internacional.

La nueva concepción de gestión debe tener como columna vertebral la construcción de un sólido sistema de relaciones democráticas y transparentes en toda la estructura institucional de la unión, otorgándole mayor profundidad y pertinencia a la participación de los diversos movimientos y organizaciones sociales, con la perspectiva de darles carácter vinculante al proceso de integración suramericana, lo cual hará que el mismo sea irreversible.

Énfasis programático de la agenda

Los énfasis de acción deben tener dos dimensiones de prioridad: a) un núcleo central en lo social a corto plazo y b) una formulación de acción de un Plan Estratégico 2023-2030, con aquellos aspectos medulares de la integración.

  1. a) Núcleo central de acción. La agenda debe definir un núcleo central de acción para la transición, que articule la cooperación de las políticas públicas en materia social, en su diferentes dimensiones (salud, educación, vivienda y hábitat), para la erradicación de la pobreza y las desigualdades sociales, que se viene produciendo como consecuencia de las políticas neoliberales, agravadas por los efectos de la pandemia del Covid-19, a través de las definiciones de acciones que impacten directamente en las condiciones de vida de la población.
  2. b) Formulación de un plan Estratégico 2023-2030. Este plan debe recoger el compendio de temas prioritarios de la integración: Aprovechamiento soberano de los recursos naturales; reimpulso de la integración física de la región suramericana; desarrollo e implementación de una nueva arquitectura de integración económica financiera y productiva regional; culminación del proceso de creación de un centro de solución de controversias en materia de inversiones en el marco de Unasur; impulso de la integración energética de Suramérica; la definición de una doctrina de seguridad y defensa regional y de cooperación militar, fundamentada en el diálogo y la preservación de la paz; la solución pacífica de las controversias; el fortalecimiento de la soberanía; el impulso del fortalecimiento de la democracia y los derechos humanos a nivel regional; fortalecimiento y redimensionamiento de la participación ciudadana que incorpore a los diversos movimientos y organizaciones sociales.

Ahora más que nunca se hace visionaria la premisa de que la unión y la integración es necesario lucharlas con voluntad y perseverancia, tal como sabiamente lo predijo el Comandante Chávez en diciembre de 2011, durante la instalación de la Celac: “Ahora también -decía Bolívar-, no nos caerá la unidad por designios divinos, tendremos que trabajarla, porque esa unidad tan ansiada, tan luchada, tan bregada, de estos últimos 200, siempre se estrelló. Todos los intentos unitarios se estrellaron contra fuerzas más poderosas, contra la intriga, contra acciones externas, pero también contra nuestras propias debilidades, nuestra falta de conciencia, nuestra falta –para decirlo con Federico Nietzche– de voluntad de poder o de poderío, porque falta mucha voluntad”.

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