Luis Zárraga

Los rezongones son aquellos que dedican buena parte de su existencia a quejarse constantemente de todo lo establecido solamente para oponerse sin fundamentos de fondo y que siempre llevan la contraria ante sus interlocutores para evidenciar que tienen la razón, así no la tengan.

En política es muy grave la función de los rezongones y si es en Venezuela con más fuerza cuando sus rezongones provienen de los opositores criollos y muy en especial del sector radical que una de sus cabezas visibles es el ex diputado Juan Guaidó.

Este que parece un niño obediente a lo que dice su tutor, Leopoldo López, es un rezongón consecuente y en especial cuando se refiere a los voceros del gobierno venezolano, a los cuales parece solo oponerse por llevarles la contraria en sus opiniones.

En la actualidad Guaidó ya no es el rezongón consuetudinario, porque ahora se acercó al gobierno cuando percibió que se le diluía su apoyo internacional y cuando comenzó a sentirse solo en el espectro político de fuera del país y a lo interno y como una medida de urgencia ahora pide diálogo con el jefe de Estado, Nicolás Maduro, y apela a un acuerdo de salvación nacional con la intención de allanar el camino para participar en las regionales de finales de este año 2021.

Pero como este señor es poco creíble y confiable, ahora comienza a ampararse en el recién aval que le da Estados Unidos donde le conceden cartas hasta el primero de diciembre de este año, en sus funciones ficticias de dirigente opositor.

El cambio de línea en la política de la Casa Blanca hacia Venezuela no solo se traduce en un retiro del reconocimiento a este criminal de marras como presidente interino, sino también al acceso a los fondos de la nación bajo la protección del imperio que tiene sede en Washington.

Guaidó con seguridad tendrá que seguir rezongando, porque a decir del presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, no habrá perdón alguno para este nuevo negociante con el gobierno.

Rodríguez ha dejado claro que podría haber diálogo pero sin amnesia. Guaidó cometió crímenes contra el pueblo venezolano. Este individuo solicitó intervención militar contra Venezuela por intereses políticos.

Además el exalcalde de Caracas y exministro de Información ha sido contundente al dejar constancia de que para negociar se debe primero devolver el control de Monómeros, filial de Pequiven, y de la empresa Citgo filial de Pdvsa en EEUU, para sentarse ahora en una mesa como iguales.

Guaidó hizo su propuesta al levantamiento progresivo de sanciones, sujeto al cumplimiento de requerimientos y de garantías de parte de la comunidad internacional al gobierno para llegar a una negociación concreta, esto solo será posible si contamos con mayor presión tanto nacional como internacional, ha expresado este sujeto de marras, pero ya nadie le cree.

La popularidad de Guaidó, según la encuestadora Datanálisis, cayó de 61%, en 2019, a 15% en la actualidad, todo lo cual es un faro para entender porqué el opositor ahora recula y quiere negociar.

Claro está que con las directrices emanadas de EEUU de llagar hasta diciembre es difícil de creerle al exdiputado de La Guaira, en sus intenciones de acercarse al gobierno y por supuesto a la oposición distinta al desaparecido grupo G-4.

En esta historia falta mucho trecho por recorrer y meses para que los compatriotas vayan a sufragar. Todavía Guaidó seguramente dará sorpresas, pero con seguridad no serán favorables a la patria y sus rezongones seguirán sonando con aliados opositores a su lado quienes continuarán quejándose de todo lo que se mueva alrededor del gobierno nacional.

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