Yoselina Guevara L.

Este 7 de septiembre la noticia que acaparó la opinión pública nacional fue la salida de Venezuela con rumbo a España del excandidato presidencial Edmundo González Urrutia, quien como indicó la vicepresidenta Delcy Rodríguez, se había refugiado voluntariamente en la Embajada del Reino de España, en Caracas; a través de acuerdos entre ambos gobiernos, le otorgaron el salvoconducto al ciudadano para que pudiera salir del territorio venezolano.

Pero además, el canciller venezolano, Yván Gil, develó, mostrando en redes sociales una comunicación del gobierno del Reino de los Países Bajos, en la cual consta que desde el día 29 de julio, González Urrutia se encontraba en la sede la embajada de dicho país, hecho ocultado a las autoridades del gobierno venezolano y que hace presumir sus intenciones de abandonar  Venezuela desde el mismo momento de las elecciones.

Mentiras tras mentiras: Engaño a los electores

En todo caso la huída del excandidato González Urrutia añade otra página de vergüenza para la oposición extremista venezolana, cuya actuación ha estado signada por las mentiras, tanto a sus electores, como a la opinión pública internacional y más aún, a sus amos imperiales del norte.

Ante este nuevo episodio, los Estados Unidos ha salido al paso tratando inútilmente  de atacar al gobierno venezolano en la voz del secretario de Estado, Antony Blinken, quien de manera totalmente injerencista anunció un golpe de Estado en Venezuela; nada más lejano de la realidad que se vive en el país, donde sigue reinando la paz y la calma, con la legitimidad de las instituciones y el continuo fortalecimiento de la democracia desde las bases populares.

De parte de la oposición representada por González Urrutia y la activista María Corina Machado, el desespero ha llegado a su máxima expresión, por no poder continuar sosteniendo la mentira de los resultados electorales que daban como ganador a González Urrutia, pero también la falsedad de las actas electorales inexistentes, como la ilegalidad de páginas webs creadas para usurpar las funciones del Consejo Nacional Electoral, un engaño que trataron de repetir incansablemente sin poder convertirlo en verdad, el cual solo lo creen algunos ciudadanos desinformados, otros fuera de las fronteras venezolanas, y quienes están influenciados por las redes sociales y toda la maquinaria comunicacional imperial.

Oposición extremista no asume su responsabilidad

No cabe duda que la salida de González Urrutia  es difícilmente compatible con la conducta de un patriota valiente, sobre todo en un país como Venezuela, cuya historia está colmada de hombres y mujeres valientes. Pero más allá del patriotismo, del cual carece la mayoría del sector opositor del excandidato, entra en juego el tema de la responsabilidad, la asunción de compromisos por los líderes políticos: El ejemplo por excelencia es el Comandante Chávez, cuyo “Por ahora” , y posteriormente su encarcelamiento, fue y sigue siendo retribuido por el pueblo venezolano con su lealtad.

Pero la responsabilidad es una emanación de la conciencia, que en el caso de González Urrutia, está caracterizada evidentemente por su individualismo y su ansia de poder. Aun teniendo una comprometida situación de salud, no se debe olvidar la criminalidad de este individuo, cuyo pasado está manchado de sangre por sus implicaciones durante la guerra civil en El Salvador.

Asimismo  no se debe dejar de lado, que aun cuando se encuentre fuera de Venezuela, este señor González Urrutia no debe ser eximido de su participación directa o indirecta dentro de hechos punibles que ocurrieron posteriormente a las elecciones presidenciales, como el asesinato de 27 personas, la destrucción e incendio de inmuebles públicos y privados, los cuales fueron  bajo la autoría material de los llamados Comanditos del terror, grupos delincuenciales organizados y pagados por la oposición venezolana de la cual este personaje forma parte y se ha declarado líder.

En algún momento se deberá aplicar el peso de la justicia, tanto a González Urrutia como a María Corina Machado y a todos los actores intelectuales de los ataques fascistas, y con esta última acción de abandono voluntario del país, pulveriza totalmente la existencia política de estos sectores.

Por ahora es tiempo de reflexionar en varios aspectos; el crecimiento y fortalecimiento de la militancia y el voto chavista; buscar la respuesta al porqué sectores del pueblo venezolano, que evidentemente no pertenecen a la oligarquía,  se dejaron engañar por los cantos de sirena de la oposición extremista, y que definitivamente no se puede abandonar el contacto persona a persona para hacer política desde las redes sociales, como ya lo ha instruido el presidente Nicolás Maduro a través del sistema de fuerza de los tres anillos.

Pero sobre todo,  tratar de recobrar ese frágil equilibrio que se había logrado en las familias y comunidades venezolanas, el cual fracturó momentáneamente la derecha extrema a través de la polarización y el bombardeo mediático de odio y frustración que al final solo contribuye a la destrucción en todos los ámbitos de la vida.

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