Eugenia Russian

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En medio de la crisis ética mundial, recordar el legado de San Francisco de Asís, representa la valorización de la vida en el camino de construcción de la Paz de Jesús Liberador. El cambio de rumbo que requiere la humanidad necesita un esfuerzo global espiritual. Las religiones y espiritualidades del mundo deben ser y actuar como el resguardo moral de la sociedad en la construcción de una cultura de paz y de diálogo para la solución de la crisis climática y social que destruye nuestros valores comunitarios, y crea desequilibrios y conflictos en las sociedades.

Leonardo Boff señala: considero fundamental, para que salgamos de la crisis actual, que recuperemos los derechos del corazón. Es decir, que no seamos solo portadores de inteligencia racional, que junto con ella y de forma más profunda, seamos también portadores de inteligencia cordial o sensible. Sentir, como propios los dolores de la tierra y los padecimientos de los demás seres humanos para poder ser portadores de valores y de esperanza en medio del dolor.

A San Francisco de Asís se le atribuye este dicho: “tengo poco y lo poco que tengo, lo necesito poco”. Este proyecto de vida, si se viviera hoy, crearía un mundo tierno y fraterno, amigo de la vida, con una sobriedad compartida, con un aura de fraternidad universal entre las personas y con todos los seres de la naturaleza. Sobre todo, en esta hora de gran peligro, en el cual las niñas y los niños palestinos agredidos en la Franja de Gaza son la expresión del horror inhumano, al que puede llegar el afán de dominio de las grandes maquinarias bélicas que pretenden cubrirse en nombre de Dios. Las comunidades ecuménicas de todo el mundo, conformadas como gran fuerza ética llaman a la paz con justicia. Y piden que cese el genocidio que el gobierno de Israel tiene contra el pueblo palestino.

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