Néstor Rivero Pérez

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El 2 de octubre de 1941, en el marco de la invasión contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) organizada por Adolfo Hitler, el Ejército alemán llegó a las adyacencias de Moscú, con la intención de tomar el corazón del poder político de la URSS, destruir su modelo político y controlar las cuantiosas riquezas minerales, industriales y agrícolas del gran país socialista.

Error bélico de Hitler

Distintos historiadores de la II Guerra Mundial señalan como error estratégico de Adolfo Hitler haber dividido sus fuerzas para la invasión de la URSS en tres frentes, al sur buscando someter a Stalingrado y los recursos hidrocarburíferos de la región, Leningrado al norte y Moscú al centro, cuando en el plano bélico, si hubiese concentrado los más de tres millones de tropa en la conquista de Moscú, hubiese alcanzado la principal presea de su Operación Barbarroja, por cuanto Moscú, además de símbolo como capital, por entonces, del socialismo y primer centro poblado y militar de la URSS, así como importante centro de la economía soviética, hubiese inclinado a su favor la contienda.

Barbarroja”

Habiéndose iniciado el 22 de junio de 1941, bajo el nombre clave “Operación Barbarroja” o “Acción Relámpago”, la invasión alemana al territorio de la ahora extinta Unión Soviética, y marchando a paso acelerado con sus aviones, artillería y vehículos que trasladaban a la infantería, avanzó hasta las cercanías de Moscú. Hitler pensaba que sería cuestión de pocos meses someter a una URSS desprevenida, y los éxitos iniciales le animaron durante las primeras fases de su ataque. Stalin, deseoso de ganar tiempo para trasladar las fábricas rusas de Leningrado y otras urbes industriales hacia Siberia, manejaba la hipótesis de la agresión germana, empero no la consideraba tan inmediata.

Prejuicios nazis

En su delirante creencia de que los germanos constituían una “raza superior”, Hitler expresaba desprecio por las naciones eslavas. En su libro Mein Kampf equiparó al pueblo ruso con los equinos “(…) hay en él una fuerza instintiva que le vuelve a llevar invariablemente a su estado natural. Se cita algunas veces el caso de esos caballos que, habiéndose escapado de un rancho en América, habían vuelto a formar, algunas decenas de años más tarde, inmensos rebaños de caballos salvajes. ¡Hace falta tan poco para que un animal vuelva otra vez a sus orígenes!”. Y al prejuicio racial se aunaba la querella ideológica del nazismo con el socialismo practicado en la URSS.

Corredor bélico

En un corredor bélico de más de 600 kilómetros, el Estado Mayor alemán organizó la acometida de sus 3 millones 800 mil soldados divididos en tres grupos: Uno encaminado a Leningrado, en el norte industrializado de la URSS; el segundo con destino a Moscú, la capital, y el último con rumbo a Stalingrado (Volvogrado) al sur Kiev y sus cuantiosos recursos naturales y cultivos.

Operación Tifón

De los tres grupos de ejércitos, el Estado Mayor alemán dispuso 1 millón novecientos mil soldados con el propósito de lanzar la “Operación Tifón, la ofensiva alemana que pretendía conquistar Moscú” (https://www.gehm.es). Sin embargo, confiado en el furor de las tropas germanas, Hitler incurrió en el mismo equívoco que Napoleón a comienzos del siglo XIX, al subestimar el espíritu patrio de los pueblos de la URSS, que retardaría las operaciones alemanas dentro de Rusia, e igualmente los efectos del General Invierno, que a la larga contribuirían a la toma de la contraofensiva por el Ejército Rojo a principios de 1943.

Sinóptico

1868

Gandhi, ejemplo de vida

El 2 de octubre de 1864 nació en Porbandar (India), Mahatma Gandhi, practicante de las formas de resistencia no violentas y cuya perseverancia le dio entre 1927 y 1948 un gran liderazgo moral y llevó a que Inglaterra otorgase su independencia a dicha gran nación de Asia, la segunda más poblada de la Tierra. Gandhi alcanzó su pedestal en la historia universal por haber guiado victoriosamente la resistencia de su país en contra del régimen colonial británico. Y ello lo hizo apelando a marchas continuas y concentraciones de protesta pacífica contra las autoridades, a cuyo frente se colocaba siempre; campañas de desobediencia no violentas, ayunos y huelgas de hambre.

El gandhismo es una propuesta política sustentada en una visión de religiosidad universal, que relaciona la tolerancia con la naturaleza en todas sus formas de vida y un camino para el dominio de las propias pasiones. Y para ello se debe empezar, dice Gandhi, por la frugalidad en el comer. Y dichas metas se obtienen paulatinamente. “El patriotismo debe espiritualizar la vida pública… un patriotismo ardiente dispuesto en cualquier momento a sacrificarse por la patria; un corazón valiente al que ni dificultades ni peligros desvíen de su camino (…) quien se dedique a esta misión deberá sentirse satisfecho y alegre” [Heino Rau, Gandhi, Edit Salvat, 1984].

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