Néstor Rivero Pérez

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El 20 de mayo de 1834 murió en París, Gilbert du Motier, marqués de La Fayette, y quien entre 1825 y 1830 entabló amistad vía epistolar con el Libertador Simón Bolívar, deplorando su fallecimiento al enterarse en 1831.

Con Jorge Washington

Imbuido de los ideales del enciclopedismo, el joven Gilbert de Motier, quien era miembro de una encumbrada familia, poseedora de amplias extensiones de tierra del Alto Loira, apenas enterarse -cuando contaba con 22 años- que las Trece Colonias norteamericanas habían emprendido su Guerra de Independencia en contra de la metrópoli, Inglaterra, buscó enrolarse y recibir mando en las fuerzas que debían viajar al Nuevo Mundo en apoyo a dicha causa. Su preparación en las armas llevó a que se le reconociese el grado de Mariscal, resultando herido en 1777, en la batalla de Brandywire (Pensilvania). A poco se le reasignaría a la función de Ayudante General del general Washington, encomendándosele la gestión de ayuda ante la Corte de Luis XVI. Y lo satisfactorio de sus diligencias, que dieron por resultado el envío de una fuerza de seis mil efectivos galos a EEUU bajo cargo del Tesoro Real, le acreditó como una de las principales figuras en la historia del período emancipador norteamericano, obteniendo el título de “Héroe de Dos Mundos”, cognomento con el cual un siglo después habría de tributarse al caudillo de Caprera, Giuseppe Garibaldi.

Dualidad revolucionaria

De otra parte, en el marco de la Revolución Francesa, que abarca desde 1789 a 1799,  La Fayette, cubierto de la aureola de su rol en la emancipación de EEUU y tras su retorno definitivo a su patria de origen, acompañó las primeras fases de la Revolución Francesa, redactando el primer borrador de la Declaración de los Derechos del Hombre, viéndose aclamado por los distintos sectores movilizados, como jefe de la recién creada Guardia Nacional. Y en una postura que oscilaba entre las banderas de cambio y la monarquía constitucional, se vería arrollado por el radicalismo que habrían de imprimir los jacobinos cuando entre 1792 y 1794, impusieron su ritmo a la Revolución Francesa. Así, La Fayette emigraría y solo pudo regresar a su país luego de la asunción de Napoleón Bonaparte al poder.

Abolicionista

En 1888 La Fayette, al lado del conde de Mirabeau, Jacques Pierre de  Brisot y Nicolás de Condorcet, se suma a la Sociedad de Amigos de los Negros, cuyo programa se centraba en la abolición de la esclavitud. Sin embargo, la moderación de dicha Sociedad que congeniaba con las corrientes de centro de los girondinos, repele posturas como la que en Haití manifestaba Toussaint de Louverture al definir mediante la lucha armada su carácter revolucionario. En todo caso, dígase que en su última visita al general Jorge Washington en Mont Vernon (Virginia), La Fayette le habló, sin recibir contestación, acerca de  “otorgarle la libertad a sus esclavos”.

Amistad con Bolívar

En 1825, cuando en Europa y Estados Unidos se hablaba de Simón Bolívar como redentor del Nuevo Mundo y se le concedía encomios de todos los sectores sociales, La Fayette -quien ese año atendía una invitación formulada en 1824 por el entonces mandatario James Monroe, para recorrer  en triunfo los EEUU-, fue recibido en Mont Vernon por el nieto del general Washington, Jorge Washington Parkes Curtis, quien al tanto del proyecto de La Fayette de viajar hasta Lima (Perú), para conocer a Simón Bolívar, aprovechó la ocasión para enviar al héroe caraqueño un retrato con un mechón del heroico abuelo, el célebre “Medallón de Washington”. Al recibir en marzo de 1826 en Lima, misiva de Lafayette informándole de su misión, el Libertador le reconoce como “el héroe ciudadano… que con una mano ha servido a la América y con la otra al mundo antiguo”, titulándole “el Néstor de la libertad” (Simón Bolívar, Obras Completas, Cs, 1980, Volumen II, pág 336). Su ideario de un liberalismo progresista, llevará a La Fayette a involucrarse en sociedades carbonarias, y dar apoyo a la Independencia de Grecia en el exterior; y, en Francia, al cumplimiento de la Constitución por el pueblo y las autoridades.

Sinóptico

1927

Lindbergh cruzó el Atlántico

En su pequeña avioneta “El Espíritu de San Luis”, el aviador estadounidense Charles Lindbergh parte de Nueva York con rumbo a París, adonde llegó un día como hoy, para ser el primer hombre en cruzar el océano Atlántico por vía aérea y sin escala. Lindbergh aterrizó en “el aeropuerto de Le Bourget, cerca de París, tras aproximadamente 33 horas de vuelo sin escala. Aquella hazaña fue, sin lugar a dudas, una de las más importantes y trascendentales de la historia de la aviación moderna” [https://historia.nationalgeographic.com]. La celebridad conquistada le será cobrada por una banda criminal que secuestró e hizo desaparecer a su pequeño hijo de apenas 20 meses, en momentos en los que el famoso aviador leía periódicos en la biblioteca de su casa.

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