Néstor Rivero Pérez

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El 1° de septiembre de 1823, a las 3:00 de la tarde, hizo su entrada en Lima, capital de Perú, el Libertador Simón Bolívar, quien se había trasladado desde Guayaquil (Gran Colombia), para ponerse al frente de las fuerzas republicanas en la Guerra de Independencia contra la Corona española.

 

Insistentes llamados

El Libertador respondía de este modo a las reiteradas solicitudes de las distintas facciones patriotas de la nación inca, las cuales coincidían en el hecho de que tras la renuncia y partida del Protector José de San Martín al Río de la Plata, el héroe caraqueño era el único con capacidad para trazar una estrategia susceptible de  echar definitivamente de Perú a las tropas monarquistas, que dominaban la franja cordillerana, altamente poblada del país, así como las provincias del Alto Perú, una porción superior al ochenta por ciento del territorio.

 

Cuadro interno

Al arribar el Libertador a Lima el 1° de septiembre, la situación interna de Perú no podía ser más inquietante: El Poder Ejecutivo, en manos de José de la Riva-Agüero, controlaba el norte de Perú y actuaba en desacato al Congreso. Y el Poder Legislativo en Lima, en manos del Marqués José Bernardo de Torre-Tagle, disputaba el liderazgo político al primero. Dos meses atrás, y a poco de la llegada del general Antonio José de Sucre, como plenipotenciario de Bolívar y jefe de las fuerzas auxiliares grancolombianas, había sido designado por el Congreso como general en Jefe de todo el Ejército en Perú. Sin embargo, este nombramiento no era respetado por sus émulos peruanos y argentinos, quienes actuaban cada cual con un plan propio.

 

La contienda

Así, el cuadro de la guerra con los españoles no se vislumbraba favorable. Y si bien para el 1° de septiembre de 1823, los independentistas, con una fuerza que oscilaba entre 13 mil y 14 mil efectivos, el modo de operar antes del arribo de Bolívar daría al traste con dicho potencial, debido a la descoordinación, no obstante los empeños de Sucre por unificar los planes, recomendando al general peruano Andrés de Santa Cruz, no aventurar batalla con los españoles hasta reunirse con Rudecindo Alvarado y recibir los refuerzos enviados por él mismo; empero Alvarado fue sorprendido y derrotado por el español Canterac, perdiendo así, por deserción y enfermedades, unos 3 mil hombres.

 

Brindis
En medio de este cuadro y consciente de las duras dificultades llegó Bolívar con su constancia indomable. Y no obstante que se apresta para obligar a Riva-Agüero a someterse al Congreso y retomar las ideas de Sucre respecto a asegurar un ejército unificado y fuerte, tiene ánimo suficiente para manifestar optimismo en el brindis que Lima le ofrece el 2 de septiembre, elevando su copa “Por el buen genio de América que trajo al general San Martín, (por) el general O’Higgins que lo envió desde Chile (…) ¡Porque los americanos no consientan jamás un trono en su territorio..!”. Entre su llegada al Callao y la victoria final de Ayacucho del 9 de diciembre de 1824, transcurrió el lapso de un año y dos meses, que le bastó para dar independencia a Perú.

 

“A la llegada del héroe…”

“A los 25 días de navegación, en la mañana del 1° de septiembre surgió el bergantín Chimborazo en el puerto del Callao (Perú), conduciendo al Libertador de la Gran Colombia (…) Al Callao acudieron a recibirlo funcionarios públicos y multitud de caballeros y hombres del pueblo. Los cívicos y las tropas de línea guarnecían las avenidas cubiertas de banderas y cortinas. A las 3:00 de la tarde comienza a divisarse de lejos la comitiva. El entusiasmo a la llegada del héroe no tuvo límites; en medio del estruendo de la artillería, el repique de campanas y los vivas de los patriotas y aclamado por la multitud, llegó [Simón Bolívar] al centro de la ciudad” [Vicente Lecuna, Crónica razonada de las guerras de Bolívar, Tomo 2, pág 320].

 

Sinóptico

Miguel José Sanz, “el Licurgo venezolano”

El 1° de septiembre de 1756 nació en Valencia Miguel José Sanz, destacada figura de las postrimerías coloniales y los inicios de la independencia. Sanz incursionó en varios campos del saber: Derecho, Educación y Periodismo.

Sanz actuó como tutor del niño Simón Bolívar cuando este, a sus tres años de edad, habitó en la vivienda del jurista y maestro. En 1810 se incorporó decididamente a la causa republicana, ejerciendo como Secretario del Congreso de 1811, Secretario de Estado de Francisco de Miranda y redactor del Semanario Venezolano.

Integrante de la generación de letrados de Francisco Javier Ustáriz, Francisco Espejo y Juan Germán Roscio. En materia de la escuela pública de Caracas, Sanz defendió desde 1801 puntos de vista que se inscriben en la línea de pensamiento robinsoniana y que constituye uno de sus aportes más avanzados a la causa de la independencia, reclamando en contra de que se inculcase a los niños “ciertos dictados de la vanidad y el orgullo que llevan a abusar de la prerrogativa del nacimiento”.

 

 

 

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