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Néstor Rivero Pérez

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El 25 de diciembre de 1977 falleció en Corsier-sur-Vevey (Suiza) Charles Spencer Chaplin, genio del cine silente, quien supo rodear a su personaje ‘Charlot’, con una indumentaria que despertaba en el espectador, a la vez humor e instantes de generosidad, frente al dolor de sus semejantes en la calle. La caracterización de Charlot inmortalizó el nombre de Charles Chaplin. La filmografía de Chaplin ha proyectado su personaje hasta el presente.

Bombachos del rey Felipe

El pantalón con amplia soltura sobre muslos y piernas y que distinguió al personaje Charlot, acompañaba su indumentaria con un bastón de hidalgo en indigencia, y un par de zapatos igualmente abultados sobre los dos pequeños pies.

El pantalón de bombachos fue vestimenta típica en las cortes de Felipe II de España e Isabel I de Inglaterra, donde los hombres estimaban la calidad del tejido y la comodidad en el desplazamiento habitual. Los cosacos en la Rusia de los zares emplearon este pantalón en sus campañas.

Téngase en cuenta que en distintas regiones de Europa la ropa interior masculina o ’calzoncillos’’, fue invención tardía. En la Atenas del siglo de oro, Mirón de Eléuteras esculpió a su Discóbolo, desprovisto de vestimenta en sus partes pudendas. Y en el Renacimiento Miguel Ángel concibe a su David totalmente desnudo.

En todo caso, el bombacho de Charlot respondía a cánones que de una parte satisfacen propósitos de comicidad y de la otra, a su metáfora del reclamo ante una civilización que levanta torres gigantescas de hormigón y cabilla, y a su vez se desentiende de los miles de dramas personales que cruzan una acera frente al complejo urbanístico o financiero en la gran ciudad.

Zapatos, sombrero y crítica

Y el calzado abombado que Charlot muestra, al modo de los zapatones de cualquier payaso de feria, así como su corbatín y su  desgastado saco, junto al bombín negro de fieltro sobre la cabeza, acompañado ello de bigotines sobre su rostro abovedado -y todo, aunado al rítmico desplazamiento de quien pretende apoyarse rectamente sobre sus pies jugueteando con el bastón-, le permitieron construir la imagen compacta de un bufón que a lo largo de la cinta fílmica se mofa de aquellos que en su estallido de risa frente a la escena chaplinesca, desahogan el disimulo del propio empequeñecimiento, frente al semejante que en la calle extiende un llamado de silencioso socorro.

Chaplin y Cantinflas

Ambos histriones utilizaron su influjo en el cine, para reforzar las corrientes de opinión mayoritariamente favorables a la paz y convivencia mundial. En este sentido Chaplin hizo su crítica con filmes como El Gran Dictador de 1940, categórica parodia del Führer Adolfo Hitler y su belicismo militante del III Reich. Cantinflas por su parte representó en Su Excelencia de 1946, la denuncia al formulismo en que opera un alto componente de la diplomacia internacional, que oculta el afán de poder y hegemonía de quienes ostentan la rectoría de las grandes potencias, o gestionan las instituciones globales.

Y “a pesar de su naturaleza cómica, las dos películas terminan en sendos discursos serios en que sus protagonistas hacen un semejante llamamiento a favor de la libertad, la paz y la fraternidad de todos los hombres” [https://revistas.uma.es]. Entre las películas más célebres de Chaplin destacan El Chico, Luces de la Ciudad, Tiempos modernos y El gran dictador.

Chaplin contra el fascismo

“El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia la miseria y las matanzas (…)’. Con este discurso terminaba Charles Chaplin el filme El Gran Dictador”. Y se convirtió en un llamamiento…a la altura de los de Martin Luther King o Gandhi; pero Chaplin era un cineasta y ese discurso se rodó por casualidad” [Artículo “Por qué debemos escuchar de nuevo el discurso de Chaplin contra el fascismo” / Fuente: https://ethic.es].

Sinóptico

354 dC

Papa Liborio decretó este día como natalicio de Jesús

En el año 354 dC, el papa Liberio decretó que el 25 de diciembre quedaba consagrado como fecha del nacimiento de Jesús de Nazareth. Registros no confirmados indican que ya en el siglo II el pontífice Telésforo honraba la fecha. Y sería con la declaratoria del cristianismo como religión oficial, por el emperador Constantino, cuando se reconfirme la fecha. Ya antes, Sexto Julio Africano “padre de la cronología cristiana”, apuntó al 25 de diciembre como día natal del Nazareno. “Para la época del Concilio de Nicea en 325, la Iglesia Alejandrina había fijado el Díes nativitatis et epifaníae.” [https://navidad.es]. En 350 el papa Julio I asumió este mismo día. Otros estudiosos sin embargo, sostienen que “el 25 de diciembre fue adoptado solamente en el siglo IV…después de que el emperador romano Constantino I el Grande se convirtió al cristianismo” [Ibídem].

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