Néstor Rivero Pérez

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El 29 de marzo de 1848 falleció en Nueva York John Jacob Astor, primer multimillonario en la historia de EE. UU. y uno de los artífices del modelo expansionista -en el período de la llamada “conquista del Oeste”, la Guerra de Texas, y primeras guerras de exterminio contra los indios-, adelantadas por gobernantes, negociadores de tierras, dueños de esclavos y migrantes provenientes de Europa, durante la adaptación de la máquina a vapor a la economía industrial de la naciente potencia.

Peletería – rieles – combustión

La industria de la peletería fue base de la primera gran fortuna que se conoció en EE. UU., precisamente en manos de Astor. Y detrás de las pieles, al paso de la segunda revolución industrial iniciada por figuras como Henry Cabot Lowell en la rama textil, y a poco con las empresas de transporte marítimo y ferroviario del comodoro Cornelius Vanderbildt -cuyo capital habría de colocarlo, tras la muerte de Astor, como el estadounidense más rico de la segunda mitad del siglo XIX-, hasta que la invención del motor de combustión, el automóvil y el alumbrado de kerosene, dieran impulso a la industria del petróleo, la cual habría de elevar hasta  la cima, a John D. Rockefeller.

Naciente imperialismo económico

Y ninguno de estos fundadores de monopolios en EE. UU. del siglo XIX, con su acometida industrial, mercantil y financiera, se detendría en escrúpulos para destruir a sus competidores. Astor, por su parte, fue un visionario del expansionismo comercial a nivel global, pues tan temprano en la historia económica de EE. UU. como el año 1794 y luego de la firma del Tratado Jay (sobre las relaciones EE. UU.-Canadá-Inglaterra), asumió control de las principales actividades comerciales en la frontera con Canadá y a “lo largo del Mississippi, a través de su empresa, la ‘American Fur Company’ [Compañía Americana de Pieles] creada en 1808 y la cual, ya hacia 1830, monopolizaba el comercio de pieles y cueros en EE. UU.” [Wikipedia]. Ropa de lujo, chaquetas, sombreros, gorros, calzado y otros productos de amplio consumo, requerían pieles de castor, nutrias y de otras especies, las que proveían grupos de tramperos y exploradores, émulos de William Clark, Daniel Boone y Manuel de Lisa. Así, el nombre de J. J. Astor se consolidaría como el primer poseedor de una superfortuna en EE. UU., habiendo acumulado para 1848 -año de su muerte-, una suma superior a 20 millones de dólares, lo que por entonces le convirtió en el hombre más rico de la Unión. Durante la breve contienda de 1812 contra Inglaterra, Astor había actuado como proveedor del ejército de EE. UU. Luego participará en el contrabando del opio proveniente de Asia.

Garra, tramperos y el Pacífico

Desde el comienzo de su actividad comercial en Nueva York, Astor mostró garra, creando una filial en Oregon, -al norte de California, por entonces posesión española-, así como entablando negocios con la canadiense Compañía del Noreste, y casas comerciales de Filipinas y China, con las cuales intercambiaba  pieles por seda, té y otros artículos de alta demanda en Norteamérica. Del mismo modo organizó el suministro de pieles, tejiendo nexos con cazadores, exploradores y tramperos. “Las exploraciones que llevaron a cabo sus tramperos y comerciantes, ayudaron a expandir los límites del negocio peletero y jugaron un papel importante en el desarrollo y la expansión de EE. UU. por parte del entonces desconocido Oeste y la costa del Pacífico” [Wikipedia].

Un nieto en el Titanic

“Pocas personas pueden jactarse de haber cambiado el rumbo de la historia. En un acto casi fortuito, una familia logró crear una aristocracia basada en las imponentes fiestas que realizaban: Los Astor. El Coronel John Jacob Astor IV murió en la noche del 14 de abril de 1912 en el tristemente célebre hundimiento del Titanic, siendo poseedor de una de las fortunas más grandes de la historia estadounidense, 150 millones de dólares. Dejó viuda a Madeleine Talmage, quien sobrevivió a la catástrofe, y más tarde documentaría que su esposo, de acuerdo a la solicitud del personal del barco, cedió su lugar… para que mujeres y niños tuvieran preferencia. “Te veré en la mañana”, fueron las últimas palabras de Astor para su esposa” [https://www.forbes.com.mx].

Sinóptico

1825

Sucre en el Alto Perú

Tras su victoria en la planicie del Condorcunca del 9 de diciembre de 1824, el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, toma rumbo al Cuzco y prosigue al Alto Perú, con el propósito de liberar al resto del territorio que permanecía en manos realistas. “El Ejército, dice el héroe cumanés, en triunfo desde Ayacucho al Potosí, ha dado existencia a vuestra patria. Diez mil tiranos vencidos en el campo de batalla… y un territorio de más de 300 leguas redimido del poder español, son los triunfos que el Ejército Unido representa a los pueblos”. Se refería Sucre a la formidable campaña que encabezaba desde septiembre de 1824, al frente del Ejército Unido.

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