Tal día como hoy nació Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho
El autor es historiador, docente y abogado.

Néstor Rivero Pérez
El 3 de febrero de 1795 nació, en la ciudad de Cumaná, Antonio José de Sucre, quien al lado del Libertador Simón Bolívar es figura cimera de la Gesta Emancipadora continental, al colocar su nombre en las cúspides del Pichincha y Ayacucho. La amistad que le profesó el Libertador se expresa en la pequeña Biografía con que le tributó, si se permite una paráfrasis a la célebre expresión del Libertador en su Resumen Sucinto de la Vida del General Sucre.
Su aprendizaje
Habiendo cursado estudios de matemáticas e ingeniería durante su adolescencia, integró en 1809 el cuerpo de cadetes de Húsares Nobles, formado en su ciudad natal por el gobernador Manuel de Cagigal y Niño.
Entre 1811 y 1812, con dieciséis años, sirve a las órdenes del Generalísimo Francisco de Miranda, y presencia, como su edecán, algunas de las escenas trascendentales de la Primera República, tanto en Caracas como La Guaira y Cumana.
Tras la Expedición de Chacachacare, de comienzos de 1813, secunda a Santiago Mariño en la Campaña de Oriente, que ese año liberta del poder español, las provincias de dicha región del país e isla de Margarita. Como edecán de Mariño el joven Sucre presencia en marzo de 1814 el encuentro entre el caudillo margariteño y el Libertador, en La Victoria.
Sucre acompaña la expedición de los Cayos y entre 1816 y 1817 combate en la región oriental de Venezuela. Desde el arribo del Libertador a Guayana se coloca de su parte en las luchas intestinas que se suscitaron durante el período, sin perder nunca la elevación de carácter que le permitía hacer congeniar las voluntades más díscolas.
Salto a la gloria
Antonio José de Sucre se constituyó a partir de 1819 en el factor más importante de la estrategia de liberación continental formulada por Simón Bolívar. Confiando en los talentos de Sucre, el Libertador le delegó una suma de facultades en el campo militar y de la política, como no lo haría en su vida pública con ningún otro héroe de la Independencia.
Así, desde 1818 le confió la responsabilidad de Jefe de Estado Mayor en el oriente del país. Meses después, en Angostura, le comisionó para la adquisición de armamento en islas del Caribe.
Y cuando aún no se decidía la suerte de Venezuela, meses antes de la Batalla de Carabobo, Bolívar le confía a Sucre la jefatura del Ejército Libertador que estaba abriendo el frente de guerra al sur de Nueva Granada y el Ecuador.
Su desempeño inmejorable en este tiempo, le confirmó como la persona que, en ausencia de Bolívar, comandaría las fuerzas grancolombianas que combatirían en el Perú y que obtendrían, de la mano del héroe cumanés, la victoria final de Ayacucho, el 7 de diciembre de 1824.
Legado
Una existencia que desde temprano se caracterizó por el cultivo del ingenio, la mesura en el trato con los demás y alto vuelo a la hora de formular o secundar grandes concepciones como estadista y guerrero, debió concitar admiración y liderazgo en sus soldados, quienes constataban diariamente cómo Sucre, al igual que por años hizo el Libertador, compartía con el raso -en medio de las recias campañas que se ejecutaban con extremas penurias-, una magra ración diaria de carne asada sin sal ni pan, como lo recuerda Vicente Lecuna (Crónica razonada de las Guerras de Bolívar, Tomo II).
Prodigios homéricos
“Él era el azote del desorden y, sin embargo, el amigo de todos (…) El General Sucre quedaba en la tempestad semejante a una roca, combatida por las olas, clavados los ojos en su patria (…) Pichincha consumó la obra de su celo, de su sagacidad y de su valor (…) Ayacucho, semejante a Waterloo, que decidió del destino de Europa, ha fijado la suerte de las naciones americanas (…) El General Sucre es el padre de Ayacucho [Simón Bolívar: Resumen Sucinto de la Vida del General Sucre, Lima, 1825.
Sinóptico
1817
Manuel Carlos Piar en Guayana
Este día el General Manuel Carlos Piar, quien ya operaba en Guayana, hizo leer a sus tropas una comunicación remitida desde Haití el 7 de diciembre anterior por el Libertador Simón Bolívar, mediante la cual este informaba que está próximo a salir con rumbo a Venezuela “con una escuadra, municiones y armamento”.
A fines de noviembre de 1817 Piar había solicitado a J A Páez y Manuel Sedeño, unir todas las fuerzas patriotas para la toma de Guayana, región a la que distinguía como “la fortaleza de Venezuela” y cuya ocupación estimaba como preferente a los propósitos de la Independencia.
El héroe del Juncal, ante noticias sobre la riqueza de la región, dadas por J Tadeo Monagas cruzó el Orinoco en noviembre anterior, ocupando Maripa. Y el Libertador, aunque inicialmente discrepó de operar en Guayana, pronto se convencerá del acierto de Piar. El plan de Piar había sido cruzar el padre-río con apoyo de balsas y botes, para tomar la fortificada Angostura. Así, en marzo de 1817 se verá al Libertador cruzar el Orinoco para ponerse a la cabeza de las operaciones.