Néstor Rivero Pérez

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El 28 de marzo de 1750 nació en Caracas, Sebastián Francisco de Miranda, quien al paso de los años alcanzará renombre universal como Precursor de la Independencia suramericana, y como excepcional memorialista, además de valiente hombre de armas.

 

Cuatro contiendas

Tras arribar en 1771 a puertos de la Península, el joven Miranda dio inicio a una brillante carrera militar, interviniendo entre 1774 y 1775 como capitán al servicio de España en operaciones de Melilla y Argel, al norte de África. Entre 1781 y 1782 tiene actuación en la toma de Pensacola y rendición de las Bahamas, en el marco de la Guerra de Independencia de EE. UU. frente a Inglaterra. Y en 1791, en defensa de la Revolución Francesa, dirige cuerpos del Ejército del Norte en Argonne, Amberes y Valmy. Aquí es elevado al rango de Mariscal de Campo. Finalmente tras regresar a su patria en 1810, dirigirá en 1812, como Generalísimo, el primer Ejército Republicano de Venezuela.

Pluma y acción

La vocación fáustica de Miranda se expresa en su carácter de hombre de acción y su pluma: De una parte se pone al frente de unidades militares, organiza tentativas emancipadoras para su país y al resto de colonias españolas; y de la otra, viaja por distintos continentes, se reúne con el músico Joseph Hydn -quien le oye entonar piezas en una flauta-, comparte el séquito de la emperatriz Catalina de todas las Rusias y es invitado por Jorge Washington a degustar un almuerzo en Mont Vernon.

La posteridad le tributó cuando en 2007 la Unesco le declaró como “el gran memorialista de su época”, debido al portentoso esfuerzo de recoger, en su archivo (Colombeia) de 63 volúmenes, ideas, proyectos y numerosos registros. Ciertamente que el Precursor pudo labrarse un destino de inmortalidad al dar inicio en 1784, a su magno recorrido por “el gran libro del Universo”, según escribió a su amigo J. M. Cagigal.

 

La América mirandina

Su visión continentalista contemplaba la unidad política de toda las posesiones de España en América, que entonces abarcaba tierras que hoy forman parte de la Unión norteamericana, los actuales Estados de Misisippi, Arkansas, Texas y California al norte, llegando al sur hasta la Patagonia. Miranda excluyó a los nacientes Estados Unidos, cuyo modelo expansionista veía con sumo cuidado, aunque por otro lado estimaba en dicha república esclavista, sus instituciones democrático-representativas.

Logia grannacional

La fructificación de la idea de Independencia en los sectores ilustrados de las colonias hispanoamericanas y el Brasil, mucho le debe a la pluma y labor conspirativa del primer Venezolano Universal. Ciertamente, desde sus exilios de Londres, París y otras capitales, Miranda se dedicó a cultivar por vía epistolar o en regulares tertulias con los jóvenes suramericanos que viajaban a Europa, la conciencia de que se acercaba la hora para que estos países se declarasen independientes. Entre sus discípulos políticos destacan Simón Bolívar y Manuel Palacio Fajardo, José de San Martín, Carlos Alvear y Bernardo Higgins. Mantuvo trato epistolar con Manuel Gual, el brasileño José Bonifacio de Andrade Silva y el mexicano Fray Servando Teresa y Mier, entre otros.

Epílogo

Tras retornar a Caracas en 1810, Francisco de Miranda se convertirá en una de las figuras estelares del drama de la Primera República, que le reserva su propio drama personal, cuando es elevado a la máxima jefatura del Estado en condiciones de extrema debilidad militar y carencia de experiencia de combate de las milicias, muy distintas a los ejércitos que él había comandado en Europa. Compelido a firmar la Capitulación de San Mateo el 25 de julio de 1812, cae prisionero de los españoles. Y tras permanecer recluido en cárceles de Venezuela y el Caribe, es trasladado a la cárcel de la Carraca, de Cádiz, donde fallece de apoplejía en 1816.

Sinóptico

1592

Comenio

Este día nació en Morabia (actual Checoslovaquia) Juan Amós Comenio, fraile y pedagogo, cuyas innovaciones en la enseñanza y entre las cuales destaca la invención del libro de texto, lo elevan al nivel de los grandes bienhechores de la cultura, la civilización y el humanismo. Comenio, quien desarrolló su obra en el marco del movimiento de la reforma protestante, es considerado el padre de la educación moderna. Su gran valor radica en el convencimiento que poseía acerca de que “la educación tiene un importante papel en el desarrollo de las personas, en el esfuerzo que hizo para que el conocimiento llegara a todos, hombres y mujeres por igual, sin malos tratos, buscando la alegría y motivación de los alumnos” [https://educomunicacion.es]. Se refirió a los castigos aplicados en las escuelas de su época a los niños pobres, “seguramente sobre estos llegó a caer el puño, la vara apuntadora, la verga, en la cara, en la cabeza, en la espalda, bajo las asentaderas, hasta que destilaban sangre y casi siempre estaban llenos de cardenales, arañazos, contusiones, callosidades” (Ibídem).

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