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Néstor Rivero Pérez

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El 12 de enero de 1746 nació en Zúrich (Suiza), Johan Heinrich Pestalozzi, muchas de cuyas ideas y acciones pedagógicas lo acreditan como uno de los grandes reformadores de la educación de todos los tiempos, con el propósito de avanzar en la transformación integral de la humanidad.

Pensadores de la educación

Coterráneos de Pestalozzi como Juan Jacobo Rousseau, Jean Piaget y Jean Aebli, aunque de épocas diferentes, alcanzaron espacio en la historia del pensamiento educativo universal. Mérito suyo fue la noción de formar un hombre integral con sentido práctico y elevado sentido moral. Para ello preconizó una escuela que parta de lo simple a las cosas más complejas y la técnica del dibujo. Su plan articulaba la vocación manual con la intelectual en la forja de personalidad de los individuos, la secuencia sonido-palabra-frase en la instrucción teórica y labor agrícola igual para todo aprendiente.

Paralelo robinsoniano

Convencido de que la verdadera transformación de la sociedad pasaba por la escuela, en varias oportunidades Pestalozzi apostó todo su peculio para apuntalar los centros en que congregaba a sus párvulos, terminando él en la miseria. Así se le vio fundar escuelas granjas, o centros para “huérfanos y mendigos…lo que podría considerarse el posible origen de la educación especial para niños. En 1798 Pestalozzi abrió una escuela para huérfanos en Stans que cerró pocos meses después. Luego, en 1800, desarrolla un centro de enseñanzas y formación de profesores en el Castillo de Burgdorf, proyecto que continúa en Iverdon, y con el cual alcanza un punto culminante en su trabajo pedagógico. Esta escuela…sirvió durante 20 años como una muestra del sistema de Pestalozzi, en el que el niño es guiado para aprender a través de la práctica y la observación, y por medio de la utilización natural de los sentidos” [https://www.acercandonoscultura.com.ar]. Sin duda alguna se trata de un perfil de gran paralelismo con la obra del venezolano Simón Rodríguez, quien inició proyectos educativos en Suramérica para la reforma de una sociedad que emergía de la Colonia, con la escuela social y productiva -la de Robinson- en Bogotá, Chuquisaca, Arequipa, Valparaíso y otros puntos del Nuevo Mundo, entre las 3ra y 6ta décadas del siglo XIX.

Aportes de Pestalozzi

La incursión reflexiva de este pedagogo suizo sobre el modo en que opera la adquisición del saber por el niño, le condujo a enunciar asertos que hoy son leyes de la psicología del aprendizaje, exhortando a los docentes a “darse cuenta de sus percepciones. Enseñar al niño, por medio del dibujo, a medir todos los objetos que se presentan a su vista y adquirir habilidades para reproducir” [Ibídem].

Renombre y pobreza

Sumado a las corrientes ilustradas y romanticismo de su época, Pestalozzi propone la educación como vía de regeneración de la sociedad. En 1798 (…) como preceptor -del orfelinato de Stans- de 80 alumnos “procuró armonizar…el trabajo manual con lo educativo…convirtiendo el orfelinato en una especie de establecimiento industrial”. En 1818, con gran renombre logra que se editen sus obras completas en 15 volúmenes; y confiado en la venta de sus libros compromete 50 mil libras francesas (una fortuna en la época) en la creación de “un asilo para pobres en Clindy”. Terminaría su vida en la pobreza.

Escuelas granjas

“Su primer centro educativo recibe el nombre de «Granja Nueva», que después de 5 años tuvo que cerrar por problemas económicos. Sus primeros centros educativos fracasan económicamente, pero la experiencia que obtuvo sirve para nutrir su concepción pedagógica. En 1780 escribió Veladas de un ermitaño donde plasma las experiencias que tenía con sus centros. Era una obra didáctica que exponía sus teorías de la reforma social a través de la educación. El trabajo que realiza Pestalozzi con niños huérfanos y mendigos muestra lo que podría considerarse el posible origen de la educación especial para niños con situaciones difíciles de adaptación social” [https://www.acercandonoscultura.com.ar].

Sinóptico

1824

Bolívar contra el peculado

Este día el Libertador Simón Bolívar, encontrándose en el Perú, decretó pena de muerte a quienes en juicio se les comprobase “haber tomado para sí de los fondos públicos, de diez pesos para arriba”. El primer sonado caso de denuncias sobre manejo de fondos públicos en la Gran Colombia se produjo con motivo del empleo que se dio durante la gestión del vicepresidente FP Santander al Empréstito de 4.750.000 de libras esterlinas (23 millones de pesos colombianos para la época) tramitado en 1823 por sus emisarios Juan Manuel Arrublas y Fco Montoya en Londres. La desproporción de asignaciones entre unas regiones y otras, debilidad en los controles y las “comisiones” derivadas de los procedimientos constituyeron escándalo que inquietó al propio Libertador.

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