Néstor Rivero Pérez

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El 13 de junio de 1790 nació en el caserío de Curpa (Portuguesa), a orillas de un riachuelo del mismo nombre, el prócer fundamental de la Guerra de Independencia, José Antonio Páez. Quien pasaría a la historia por sus hazañas del Yagual, Mucuritas y las Queseras del Medio; tendría a partir de 1829 una actuación de desdoro respecto a la persona y los proyectos anfictiónicos del Libertador Simón Bolívar, con miras a afirmarse como caudillo único de la Venezuela que se separó de la Gran Colombia.

La forja

Una personalidad como la de José Antonio Páez fue en gran medida resultado del empeño propio sobre sus propias limitaciones, y la labor de pulitura que sobre su carácter cumplió el esclavo Manuelote, mayordomo del hato la Calzada, en Apure, adonde llegó el joven Páez, a sus 17 años, huyendo de una temida persecución por haber quitado la vida a un asaltante de caminos.

Cuenta el Centauro que en una ocasión debió cruzar un río guiando ganado, indicándole al mayordomo que él no sabía nadar, y obtuvo como respuesta “Yo no le pregunto a Ud si sabe nada; le mando que se tire al río y guíe al ganado”.

En otra ocasión, el negro, que llamaba a Páez “Catire”, le hizo traer un camazo de agua y que le lavase los pies.

 

Titán del llano

Las rudas faenas, coleadas de novillo, vida semisalvaje en la llanura de entonces y una natural disposición a guiar hombres, templaron el ánimo del hijo de Curpa, preparándolo para la gesta que habría de comenzar en 1810.

Una especial sensibilidad ante los fenómenos del liderazgo le inducen, tras la desaparición de José Tomás Boves en Urica en 1814, a captar con buenos tratos a muchos soldados que habían militado con el asturiano, entre otros Juan José Rondón, cuya lanza resultó decisiva en jornadas como las Queseras del Medio, Pantano de Vargas y Boyacá; y Pedro Camejo (Negro Primero), quien encabezó la acometida inicial en la Batalla de Carabobo de 1821.

El Libertador previó encomendar al héroe de las Queseras la conducción de una expedición, para que junto a Antonio José de Sucre, libertasen a Cuba, proyecto que se frustró debido a las tendencias separatistas de 1826 y el fracaso del Congreso Anfictiónico de Panamá.

Claroscuros

Tras la victoria definitiva de Carabobo, el Libertador marchó al Sur y al Perú, para culminar la guerra, dejando a Páez en la jefatura militar de Venezuela. Allí comienza una etapa de claroscuros en la trayectoria del lancero, quien al decir de José Martí “creyó que el brazo es lo mismo que la frente, pelear lo mismo que gobernar, ser caudillo de llanuras lo mismo que Presidente de la República”.

Así, el pedestal que debió cincelar también como estadista afirmando los proyectos grancolombianos y anfictiónicos trazados por Bolívar, se vería truncado en sus manos. El Centauro, después de ocupar por tres ocasiones la Presidencia de la República y salir al exilio, morirá en Nueva York en 1873.

Sin titubear disparé…”

”Mi madre…el año 1807 me dio comisión de llevar…cerca de Cabudare…una regular suma de dinero (…) Ufano con llevar armas (a los 17 años) pensé en usarlas…tenía que viajar toda la noche (…) a pocos pasos me salió a la vera del camino un hombre alto, a quien siguieron otros tres, que se abalanzaron a cogerme la mula.

Apenas lo habían hecho cuando salté yo al suelo pistola en mano…me sentí animado de extraordinario arrojo viendo la alevosía de mis agresores…resolví vender cara la vida…el que parecía el jefe se me arrojó encima, tirándole una furiosa estocada con el machete. Sin titubear disparé el tiro (…) Salté con presteza sobre mi mula…y al pasar junto al cadáver… proseguí a prisa mi viaje” (José Antonio Páez, Autobiografía).

 

Sinóptico

2012

Murió Roger Garaudy

Filósofo francés, quien falleció a sus 90 años, y produjo una cincuentena de libros. Durante la II Guerra Mundial estuvo prisionero de la República de Vichy sometida al III Reich alemán. Garaudy, de formación marxista y militante comunista desde 1933, renunciará al PC tras la invasión de la URSS a Checoslovaquia.

En la historia del pensamiento filosófico contemporáneo es célebre la controversia sostenida en los años sesenta por Garaudy con Jean Paul Sartre, autor de Crítica de la Razón Dialéctica.

Sobre la espalda de Sartre muchos militantes arrojaron “los más denigrantes calificativos, muchos de ellos basados en la simple antipatía y no en la comprensión de las teorías que Sartre formuló: la actualización del pensamiento marxista” (http://rogergaraudy.blogspot.com). Y en algunos capítulos de su obra Preguntas a Jean-Paul Sartre, de 1960, Garaudy incurrió en el mismo error, al permitir que “el lenguaje del análisis se confunda frecuentemente con la diatriba” (Ibídem).

En todo caso Garaudy fue un permanente crítico de sí mismo, al punto de publicar en 1969 su libro El gran viraje. Ya no es posible callar, demoledora crítica al socialismo real. Se hará católico practicante; y en sus últimos años se convirtió al Islam, dando firme apoyo a la causa palestina.

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