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Néstor Rivero Pérez

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El 3 de octubre de 1813 se dio la Batalla de Las Trincheras, en el sitio homónimo del estado Carabobo. Esta fue una victoria patriota del coronel neogranadino José Luciano D’Elhuyar, quien enfrentó a las fuerzas realistas comandadas por Domingo Monteverde. Días antes este último había salido de Puerto Cabello, donde se refugiaba, para dar combate al Ejército Libertador.

Hacia Las Trincheras

Culminada la Campaña Admirable con la llegada a Caracas de Simón Bolívar, el 6 de agosto de 1813, las fuerzas de uno y otro bando siguieron midiéndose en distintos escenarios durante los meses siguientes. Y, a excepción del fracaso patriota en Barquisimeto, debido a una errada coordinación entre los cuerpos de infantería y la caballería, el resto de las acciones de aquel año terminaron en victorias republicanas. Y, entre las acciones victoriosas que siguieron a la Campaña Admirable, se encuentra Bárbula, dada el 30 de septiembre de aquel año, y luego Las Trincheras, el día 3 de octubre.

Monteverde

El jefe realista Domingo Monteverde, tras la derrota de sus fuerzas en Los Taguanes (Cojedes) el 31 de julio de 1813, se había encerrado en la fortaleza de Puerto Cabello, a la espera de refuerzos de Puerto Rico, Cuba y los enclaves de Maracaibo, Coro o Guayana, que permanecieron fieles al Rey desde 1810. A fines de septiembre de 1813, Monteverde recibe un refuerzo de mil doscientos hombres enviados desde Cádiz; ello, al lado del incipiente levantamiento de los llanos contra los patriotas y la Guerra a Muerte de 1814, habría de dar al traste con la II República.

Guerra y región

El plan de campaña de Simón Bolívar para esos días, contemplaba un escenario de extenso horizonte. Con el centro de operaciones y cuartel general en Valencia, destinó parte de sus fuerzas a sitiar Puerto Cabello, reducto del enemigo. Y dentro de su marco estratégico de la contienda, desplazaría a poco hacia Valencia los mismos contingentes que rodeaban Puerto Cabello, dando chance a los realistas a salir en su persecución. Por esos días el Libertador Simón Bolívar adelantaba gestiones diplomáticas con Inglaterra y el Caribe. Y también cubría de modo permanente iniciativas en materia de la opinión pública, para inclinarla a la Independencia.

Émulos de Girardot

Los más aguerridos cuerpos de infantería del Ejército Patriota, habían integrado la división jefaturada por el extinto Atanasio Girardot. Éste, por su talento y actos de valor, se hizo venerar de su tropa. De modo que después de la acción del 30 de septiembre en Bárbula, donde cae, en la primera oportunidad que los patriotas se topan con los realistas, el 3 de octubre en Las Trincheras, el deseo de reivindicar la memoria del recién desaparecido jefe, constituyó acicate para el combate.

Combate

Habiendo los patriotas colocado fuertes parapetos a orillas del río Aguas Calientes, el sitio comenzó a ser llamado desde entonces “Las Trincheras”. Al amanecer del 3 de octubre de 1813, Manuel Manrique inicia el ataque, ascendiendo los cerros escarpados donde se resguardaba Monteverde y sus hombres. Allí se inicia un combate entre las dos infanterías, por la imposibilidad de los caballos de maniobrar en dicho terreno. Tras un ataque de flanco los patriotas toman las primeras posiciones enemigas, obligando a Monteverde a dirigir en persona uno de los grupos de la infantería enemiga. Tras seis horas de acción, el jefe realista recibe un balazo que le destroza la quijada, terminando el combate en victoria republicana. El héroe del día fue el capitán D’Elhuyar.

Sinóptico

1899

Venezuela despojada del Esequibo

Un tribunal arbitral de cinco miembros, del cual Venezuela -la parte agraviada- había sido excluida, dictaminó este día que el territorio Esequibo pertenecía a Inglaterra. Ese día se consumó uno de los despojos más ominosos por vía jurisdiccional contra un país débil, de que se tenga conocimiento en las relaciones internacionales. Los dos árbitros norteamericanos y los dos ingleses, nombraron al abogado ruso Frederick De Martens, como presidente del organismo y se abocaron a examinar el caso para dictar su fallo. De Martens manifestó su parcialidad en el litigio por la parte británica. Y los ingleses intimidaron a EEUU bajo la amenaza de que si la cuestión no se resolvía en la mesa, ellos tomarían el Yuruari con sus minas de oro y toda la franja venezolana hasta Upata, posesionándose del oro del Yuruari. Así Inglaterra, por un golpe de complicidades, expandió hacia el oeste el territorio de su colonia, la Guayana Inglesa, hasta la confluencia de los ríos Haiowa y Amacuro. “La cuestión de la navegación de los ríos no estaba estipulada… esto… con claridad es un punto totalmente a favor de Gran Bretaña (…) Deja claro [este punto] la forma oscura como se tomaron las decisiones… no se tomaron en cuenta los títulos de Venezuela como heredera de la parte oeste del río Esequibo” (Historiadiplomaticadeven).

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