Néstor Rivero Pérez

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El 1° de enero de 1820 el coronel Rafael del Riego en combinación con el también coronel Antonio Quiroga, y otros oficiales con mando en el ejército acantonado en Cabezas de San Juan, Andalucía (España) hizo su pronunciamiento en contra de la monarquía absolutista de Fernando VII, trastornando la proyectada expedición de 20 mil soldados que debía viajar a la América para someter las colonias de ultramar que combatían por su Independencia.

Impacto

El suceso, además de obligar al “Rey Deseado” a acatar la Constitución de Cádiz, aprobada por las Cortes liberales de 1812, cambió drásticamente el cuadro bélico americano desde México hasta el Perú donde aún los patriotas combatían con las armas en la mano.

20 mil efectivos

Del mismo modo que cinco años antes cuando apenas reinstalado en el trono de Madrid ordenó formar un ejército de 15 hombres para sofocar la rebelión emancipadora de Costa Firme -y a cuyo frente se designó al General Pablo Morillo, héroe de la guerra contra los franceses (1808/1814)-, el rey Fernando VII había instruido en 1819 que se organizara una expedición, ahora de 20 mil soldados, para asegurar el sometimiento de sus colonias americanas. Una fuerza regular de tal magnitud jamás se había visto reunida en Hispanoamérica hasta entonces y acaso se vería dicha cantidad congregada en las contiendas civiles que sucedieron a la Gesta Emancipadora. Entre 1810 y 1825 los ejércitos más numerosos en manos del Libertador rioplatense y Protector del Perú José de San Martín, de una parte, y del Libertador Simón Bolívar y el Gran Mariscal de Ayacucho a lo sumo alcanzaron ocho mil soldados en un campo de batalla. En la planicie del Cundurcunca las tropas realistas al mando del virrey José de la Serna sumaron, según algunas fuentes, 9.300 hombres.

Rafael Riego

Este valeroso militar dio el primer grito de insubordinación de las tropas acantonadas en la isla de Cabezas de San Juan, cuando el 1° de enero de 1820 plantó su reclamo respecto a que se restableciese en España la Constitución liberal de 1812 y que el rey se sometiese a la misma. Riego seguía la tradición de antiabsolutismo que había gobernado en la Península Ibérica durante el confinamiento de Fernando VII en Bayona, ostracismo impuesto al joven príncipe por el emperador de los franceses Napoleón Bonaparte. Y a este ideario de constitucionalismo político de Riego se aunaba el cuadro de dramáticas noticias que llegaban a España acerca de los descalabros militares que en el Nuevo Mundo sufrían las tropas realistas, tales como las jornadas Chacabuco y Maipú, que en 1818 dieron su independencia a Chile así como en la Batalla de Boyacá del año siguiente que liberó los valles centrales de la Nueva Granada, junto con los avances que desde 1817 venía logrando en Venezuela Simón Bolívar, entre otras innovaciones de la contienda. Y a la sensación de derrotismo que se acrecentaba año a año en el Viejo Mundo se acompañaban las imágenes de los soldados que regresaban de América inválidos, heridos, mancos o padeciendo de la malaria, fiebre amarilla u otra de las enfermedades del trópico, cuyo clima afectaba la capacidad de combate de hombres curtidos en las guerras europeas.

Quiroga

Y a este cuadro de subversión constitucionalista en Cabezas de San Juan el 1° de enero de 1821 se sumó cuatro días después la proclama que el también coronel Antonio Quiroga dirigió a sus tropas, alertándoles de la verdadera intención del rey en cuanto alejar dichos cuerpos y oficiales de España “Vosotros estabais destinados a la muerte no para realizar la conquista ya imposible de la América sino para libertar al gobierno del terror que de vuestro valor ha concebido”.

Sinóptico

1804

Haití proclama su Independencia

Este día Haití se declara independiente siendo la primera nación de la América Latina y caribeña en adquirir su condición republicana. Ya en 1793 Toussaint de Louverture había hecho público su credo abolicionista. “Quiero que la libertad y la igualdad reinen en Santo Domingo. Trabajo para que existan. Uníos hermanos, y luchad conmigo por la misma causa. Arrancad de raíz conmigo el árbol de la esclavitud”. En 1802 se inicia un ciclo de terribles combates entre los 25 mil efectivos enviados por el emperador Napoleón Bonaparte al mando de su cuñado Charles Leclerc de una parte, y de la otra las fuerzas haitianas, entre cuyos principales jefes descolló el propio Louverture, sucedido por figuras como Jean-Jacques Desalines, Henry Cristophe y Alexandre Petión. Así, el día de Año Nuevo de 1804 Dessalines dirige al pueblo haitiano su elocuente mensaje “serás el sostén de la libertad…y el apoyo del jefe que te dirige. Pon entonces entre sus manos el juramento de vivir libre e independiente, y de preferir la muerte a todo aquello que tienda a subyugarte nuevamente. Jura, finalmente, perseguir…a los enemigos de tu independencia” (https://dialnet.unirioja.es).

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