Néstor Rivero Pérez

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El 2 de agosto de 1859, en el marco de la Guerra Federal que por entonces sacudía al país, se produjo en torno al arsenal de la capital, ubicado en la hoy desaparecida esquina de San Pablo (Caracas), el combate armado entre liberales y conservadores, conocido bajo el nombre de “La Sampablera” y que dejó saldo de varias decenas de víctimas fatales.

Provincias en guerra

A mediados de 1859 la Guerra Federal -iniciada en Coro el 23 de febrero anterior, con el pronunciamiento de Tirso Salaverría y desembarco de Ezequiel Zamora en la provincia de Coro-, se había extendido a lo largo del territorio nacional. La región de Barquisimeto estaba bajo control directo de Juan Crisóstomo Falcón, porciones de Yaracuy, Carabobo y Aragua; así como las provincias de Cumaná y Barcelona estaban en manos de partidas guerrilleras. A fines del mes de julio se había pronunciado por la Federación, el coronel Pedro Vicente Aguado, jefe militar de La Guaira. Y en Portuguesa y Barinas se desplazaba el grueso del Ejército Federal al mando del General Zamora. Así, la contienda, que comenzó a raíz del decreto de expulsión del país de los jefes liberales Falcón, Zamora y Antonio Leocadio Guzmán, se había transformado por ese tiempo en violenta llamarada contra la oligarquía conservadora.

Días de crisis

Mostrando ineptitud para sostener la fusión de conservadores y liberales que le llevó al poder el 5 de marzo del año anterior, el presidente Julián Castro quiso en 1859 erigirse en árbitro de la querella de fondo en la Venezuela de ese tiempo: La disputa por el poder entre liberales y conservadores. Estos últimos, alentados por Fermín Toro y  Manuel Felipe de Tovar, impulsaron a Castro a desterrar ese mismo año, a los líderes liberales. A última hora Castro pretendió acercarse a los liberales proclamándose el 30 de julio de 1859 como “defensor del sistema federal”; empero estos no le creyeron, y por otra parte obtuvo el desprecio del partido conservador. Estos últimos, que dominaban la guarnición militar de Caracas, organizaron la noche del 31 de julio un golpe de Estado contra Castro. El coronel
Manuel Vicente de las Casas, afiliado a los conservadores, convocó para el 1º de agosto una asamblea en el templo de San Francisco, la cual sería copada por los liberales, quienes nombraron un gobierno provisorio con destacadas figuras de su partido.

Idas y venidas

Los conservadores convencen a Casas de hacer un contrapronunciamiento, y en la mañana del día siguiente, el 2, Casas desconoce al gobierno provisorio y hace llamar al Designado Pedro Gual, para que asuma la Presidencia. En horas del mediodía, Aguado, sin conocer la deposición del gobierno provisorio por Casas, llega de La Guaira con 300 hombres, para apoyar a los caídos, al tiempo que se da a conocer la renuncia formal de Castro. Entretanto, grupos liberales acuden al depósito de San Pablo en procura de fusiles; empero su jefe, el coronel Fermín Báez, enemigo de los liberales, les recibe a balazos y resuelve armar a milicias conservadoras.

La Sampablera”

A las 12:00 del mediodía del 2 de agosto, empieza el tiroteo entre liberales apostados en casas circunvecinas y militares conservadores del cuartel de San Pablo, con evidente ventaja de artillería de las fuerzas de Casas. Desde El Calvario, Aguado, con solo un cañón y alguna fusilería, respaldó a sus correligionarios liberales de las adyacencias del cuartel, empero se vio obligado a replegarse dejando varios muertos. A las 4:00 de la tarde había concluido aquel rudo combate, que la memoria caraqueña bautizó como la “Sampablera”.

Sinóptico

1884

Rómulo Gallegos y la civilidad

Este día nació en Caracas don Rómulo Gallegos, cuya obra literaria constituye aproximación sociológica a la Venezuela del período agrario e inicios de la era petrolera. Gallegos ofrece con sus personajes, la opción de civilidad y educación para superar el atraso del país, aunque sin negar la penetración imperialista. Reinaldo Solar, corajudo y con la memoria repleta de los libros que ha leído, ve en la guerra la vía para enfrentar el atraso y las fuerzas oscuras de la nación. En la forma de lucha difiere de Santos Luzardo, quien enfrenta la barbarie con la ley, haciendo citar ante el jefe civil, a Doña Bárbara y a Mr. Dánger, quienes terminan burlando la ley. No obstante pertenecer Solar a la clase de los propietarios, este último incursiona en las ideas de León Tolstoi, gustando de su socialismo agrario: Funda en Caracas la “Asociación Civilista”; empero, ante la imposibilidad de obtener por este medio cambios, se va a la guerrilla buscando una salida para Venezuela. Otros arquetipos galleguianos se reflejan en Cantaclaro: Florentino Coronado y el Dr. Juan Crisóstomo Payara -hacendado cuyo drama personal teje la fisonomía llanera de quien se hace justicia por propia mano. Y en Canaima Marcos Vargas, quien viene de estudiar en Trinidad, termina encerrándose para siempre en la selva.

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