Tal día como hoy se produjo incendio del navío San Pedro Alcántara: Fatídico presagio de la derrota militar de España en Venezuela
El autor es historiador, docente y abogado.

Néstor Rivero Pérez
El 24 de abril de 1815 se incendió el “San Pedro Alcántara”, navío insignia de la Armada española que había llegado a Venezuela el 7 del mismo mes, transportando a 15 mil hombres al mando del pacificador Pablo Morillo. Este traía el designio de volver a la obediencia las provincias de Costa Firme insurreccionadas contra la Corona.
Flota invasora
Luego de su zarpe de la Península a mediados de febrero de 1815 dicha fuerza se deja avistar desde las aguas de Margarita el 7 de abril para seguir rumbo a Carúpano, donde Morillo se verá reconocido por Francisco Tomás Morales y los otros los caudillos realistas que a finales de 1814 habían sofocado la Segunda República.
A su arribo, pocos en el país creían posible la recuperación de la causa emancipadora. De Carúpano la flota se dirigió a Pampatar (Nueva Esparta), donde Morillo indultó a los jefes patriotas de la isla encabezados por Juan Bautista Arismendi, nombró las autoridades realistas de la isla, prosiguiendo rumbo a Caracas, donde haría jurar la autoridad del rey.
“Pacificador”
Según el historiador y pedagogo F Montenegro y Colón, Morillo era “infatigable y valiente…pero…ignorante de cuanto podía haberle servido para el título de pacificador; y dotado de una sangre fría, frente a los peligros como para mandar a asesinar a los que se le antojaba, escudado unas veces con sentencias de tribunales sometidos a su capricho, y guiado en otras…en la confianza de que nunca sería reconvenido”.
Bolívar desde Jamaica
Tras la Emigración a Oriente de julio de 1814 y las rotas de Urica y Maturín de diciembre del mismo año, las fuerzas patriotas se vieron reducidas hasta su casi total aniquilamiento. Y al apersonarse Morillo en Venezuela, constató la destrucción provocada por la Guerra a Muerte.
El Libertador por su parte, aventado en Jamaica, escribió en su Carta Profética del 6 de septiembre de 1815, que los expedicionarios encontraron en Venezuela “devastaciones tales, que casi la han reducido a una absoluta indigencia y a una soledad espantosa […] Sus tiranos gobiernan un desierto; y sólo oprimen a tristes restos que…alimentan una precaria existencia”. Bolívar por entonces urgía la reunión de los dispersos en el Caribe, circunstancia que tendrá lugar al año siguiente en Los Cayos de Haití.
Explota el navío
Este navío, construido en La Habana en 1787, debía detenerse en Cumaná para -de acuerdo al historiador Luis Heraclio Medina Canelón- ”dejar en tierra firme su preciosa carga de cañones, uniformes, herramientas, alimentos y medicinas, repuestos, lanzas, pistolas, monturas, espadas y bayonetas, municiones, pólvora y la tesorería del ejército, es decir, el dinero para pagar todos los gastos del ejército mientras durase la campaña. Pero el 24 de abril, a eso de las tres de la tarde, se da la alarma de incendio en el San Pedro” [https://correodelara.com].
Según Rafael Sevilla, uno de los contemporáneos del suceso, se fueron al fondo del mar “seiscientos mil pesos del ejército y quinientos mil de la Marina en efectivo; un magnífico tren de artillería de campaña y de plaza; ocho mil fusiles, e igual número de monturas, espadas y pistolas; ocho mil vestuarios completos de paño, infinidad e útiles de ingenieros; cuatro mil quintales de pólvora, un sinnúmero de bombas, granadas y balas; todos los equipajes de los jefes y oficiales, incluso el de Morillo, y otros muchos artículos de valor que sería cansado relacionar” (http://anhvenezuela.org.ve).
El hecho fue visto por los margariteños como un signo de mal agüero para la fuerza expedicionaria.
Sinóptico
1989
Murió Edgard Sanabria
El Dr. Sanabria se encargó en septiembre de 1958, de la Presidencia de la Junta de Gobierno que entonces regía al país. En su corta gestión puso en ejecución la Ley de Impuesto Complementario, que incrementó de 50 a 60% la tasa impositiva a las compañías petroleras lo que disgustó a estas últimas y la tesorería del ejército, es decir, el dinero para pagar todos los gastos del ejército mientras durase la campaña.
Tras el derrocamiento del General Marcos Pérez Jiménez, Edgard Sanabria -un prestigioso catedrático de Derecho en la UCV- había sido llamado para que ocupar la Secretaría de la Junta que, bajo la jefatura del vicealmirante Wolfgang Larrazábal, comenzó a dirigir los destinos del país. Y Sanabria, hombre sencillo que gustaba de andar a pie por las aceras de la capital, concluía sus gestiones en la Junta para atender sus compromisos docentes en el aula.
Su vocación, además de la jurídica se expresó a su vez en la enseñanza, egresando del Instituto Pedagógico de Caracas para impartir sus clases en el liceo Andrés Bello y en la Escuela Normal (1936-1941)” [Bibliofep]. Como abogado desempeñó, entre otros cargos, los de “consultor jurídico de los ministerios de Relaciones Exteriores, Hacienda y Fomento” (Ibídem).