Tal día como hoy Simón Bolívar hizo gala de su maestría en el manejo de la pluma
El autor es historiador, docente y abogado.

Néstor Rivero Pérez
El 15 de noviembre de 1824, encontrándose en Chancay (Perú), y en el marco de la última fase de la contienda emancipadora contra España, el Libertador Simón Bolívar escribió una de sus epístolas más célebres, esta vez al Abate De Pradt, arzobispo de Malinas y uno de los más renombrados defensores de la causa independentista de América en Europa.
Bolívar literato
La carta a De Pradt se equipara por sus símiles y giros literarios, a la Epístola de Pativilca, fechada el 19 de enero de 1824 y cuyo destinatario fue Simón Rodríguez; e igualmente se coloca en la cúspide metafórica de la Elegía del Cuzco, dirigida a su tío Esteban Palacios; y también se parangona con las dos cartas enviadas al poeta José Joaquín Olmedo, a propósito del Canto a Junín y la oda A Bolívar, que el vate ecuatoriano escribiese en honor a las glorias del Libertador y la causa emancipadora americana. Habiendo cultivado desde muy joven su aptitud a la lectura, el héroe caraqueño acostumbraba hacer llevar sobre mulas varios cajones repletos de libros, que continuamente engrosaba en el curso de sus campañas y viajes, para dedicar horas de la noche o de receso entre jornadas, para examinar sus páginas.
Bolívar y el poeta Olmedo
Así, tras la obtención del triunfo de Junín, por el mismo Libertador en persona, y luego el de Ayacucho debido a la pericia estratégica de Antonio José de Sucre, el poeta Olmedo escribirá el 31 de enero de 1825 a Bolívar -de acuerdo a evocación recogida en la web Prodavinci-, lo siguiente: “Siento que Vd. me recomiende cantar nuestros últimos triunfos. Mucho tiempo ha que revuelvo en la mente este pensamiento.– Vino Junín y empecé mi canto. Digo mal; empecé a formar planes y jardines; pero nada adelanté en un mes. Ocupacioncillas que sin ser de importancia, distraen (…) Vino Ayacucho y desperté lanzando un trueno (…)” [https://prodavinci.com]. Al parecer el héroe caraqueño quiso que un bardo de excepción y hombre público de gran prestigio civil de nivel continental, como J. J. Olmedo, cantase las victorias republicanas recientes, pidiendo precisamente, que no se le mencionase en los versos, algo por cierto encomiable en el gran hombre, empero difícil de ser concedido, por cuanto el poeta no podía obviar a quien estuvo al frente de la batalla de Junín.
Joyas literarias
De este modo y en un cordial pugilato de expresiones exquisitas, el poeta, al remitirle a Bolívar su primera copia del poema, protesta con elegancia: “V. me prohíbe expresamente mentar su nombre en mi poema ¿Qué le ha parecido a Vd., que porque ha sido dictador dos o tres veces de los pueblos puede igualmente dictar leyes a las Musas?”.
El prelado de Malinas
Habiendo nacido en 1759 en la actual comuna francesa de Allance (Francia), Dominique-Georges-Frédéric Dufour de Pradt, en su condición de prelado, se vio favorecido por su pariente Gérard Ch Duroc, uno de los mariscales que gozó de la confianza de Napoleón Bonaparte, alcanzando De Pradt la arquidiócesis de Malinas. Con dominio de la prosa, De Pradt obtendría prestigio por sus artículos. Dos de los ensayos surgidos de su pluma serían colocados como textos prohibidos por el Índex de la Santa Inquisición, uno sobre el Concordato entre América y Roma, y el otro titulado El Congreso de Panamá, que había redactado para su circulación en Europa, por petición directa del Libertador.
“Fiesta en mi corazón”
“Es una fiesta para mi corazón la recepción de una carta de Vuestra Señoría Ilustrísima. Semejante a un amante devoto y tierno, devoro con impaciencia mortal los instantes que me retardan los sublimes caracteres de su mano; y cuando los veo, mi pecho palpita de gozo, me parece que espero una sentencia sublime del oráculo. Perdona VSI estas hipérboles, que son en mí, para con VSI, realidades” [Obras Completas de Simón Bolívar en 3 Tomos, 1980 (Tomo III, pág 47)].
Sinóptico
1873
El tallador de Guaicaipuro
Este día nació en Valencia (Carabobo), Joaquín Pérez Mujica, cuya obra escultórica reivindica figuras y episodios singulares del pasado nacional. De su producción destacan la estatua ecuestre del general José Antonio Páez, de 1903, sobre el “Vuelvan Caras”, que identifica la Plaza de La República, en El Paraíso, Caracas, así como bustos de los próceres Ambrosio Plaza y Manuel Cedeño, en Parque Carabobo; y, de manera muy especial, su bronce “Guaicaipuro Combatiente”, que identifica la principal plaza de Los Teques, capital del Estado Miranda. De acuerdo a la web www.monografias.com, “El área ocupada en nuestros días por la ciudad de Los Teques, fue poblada por varios grupos indígenas, los cuales contaban cada uno con su propio cacique. La tribu de Guaicaipuro, abarcaba un área desde Turgua al este, hasta donde hoy se encuentra San José de los Altos”. La estatua en honor al gran cacique que supo unir a los tarmas, mariches, teques y caracas, fue vaciada en la plaza epónima en 1924.