Néstor Rivero Pérez

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El 4 de septiembre de 1824 el Libertador Simón Bolívar responde a una incomodidad que días antes habíale transmitido por vía epistolar el general Antonio José de Sucre. Este último se encontraba por entonces al mando de la retaguardia del Ejército Unido, y aunque cumplía fielmente sus obligaciones, mostró disconformidad con dichas responsabilidades y pidió que se le colocase en posiciones activas de combate.

En su contestación el Libertador, con elevado tino y comprensión de las circunstancias,  inserta la imperecedera expresión, según la cual “la gloria está en ser grande y ser útil”.

Frases de Bolívar

El don excepcional de resumir en unas pocas palabras ideas luminosas y cavilaciones de largo aliento y dignas de ser esculpidas sobre el mármol de la posteridad, fue una virtud que el Padre de la Patria supo cultivar y en cuya pluma se manifestaba continuamente.

Así se le oirá decir delante del Congreso Constituyente de Angostura de 1819 expresiones como “Moral y Luces son nuestras primeras necesidades”,  “Por la ignorancia se nos ha dominado más que por la fuerza”, o “Un ser sin estudios es un ser incompleto”.

Cuando Bolívar arengaba a las tropas u ofrecía discursos en sus entradas triunfales a ciudades que poco antes habían sido liberadas del poder realista, y de acuerdo a su edecán y memorialista Daniel Florencio O’Leary, sus disertaciones resultaban tan vívidas, coloridas y cargadas de emociones que, pronunciadas sin lapsus, merecían ser transcritas sin otra pulitura, tal cual escapaban de su boca las palabras.

Cuidar los detalles

Y por esos días, cuando recién concluía el penoso ascenso de la cordillera por soldados venezolanos y neogranadinos que venían de combatir en los llanos y valles de la Gran Colombia, resultaba crucial el exacto cumplimiento de las instrucciones, el cuido de los animales, la alimentación y adecuada vestimenta de las tropas, así como la preservación del armamento.

Y al frente de una comisión de logística y retaguardia, que resultaba de primer orden dentro de los planes para dar una batalla decisiva en porción cordillerana del Perú, debía nombrarse a un auténtico estratega. Y no confiando en otro oficial, Bolívar escogió a Sucre.

Molestias de un gran hombre

A poco de recibir la encomienda, Sucre, héroe de Pichincha y quien pese a su sorprendente juventud había recibido a fines de 1822 el mando del Ejército patriota del Perú, se sorprendió de la responsabilidad que se le encomendaba. Así, expresaría su incomodidad al Padre de la Patria en misiva del 28 de agosto de 1824.

Y la queja de quien tres meses después se encumbraría en la gloria con su triunfo de Ayacucho quedó plasmada en un párrafo de la referida epístola, en la cual objeta que se le asigne “una comisión que en cualquier parte se confía cuando más a un Ayudante General, y enviado a retaguardia al tiempo en que se marchaba sobre el enemigo; por consiguiente se me ha dado públicamente el testimonio de un concepto incapaz en las operaciones activas, y se ha autorizado a mis compañeros para reputarme como un imbécil o un inútil” [https://mazo4f.com].

Bolívar le contesta

A dicha queja responde el Padre de la Patria en su epístola del 4 de septiembre en los siguientes términos: “Creo que a usted le ha faltado completamente el juicio, cuando ha pensado que yo he podido ofenderle (…) Esas delicadezas, esas hablillas de las gentes comunes, son indignas de usted: la gloria está en ser grande y en ser útil (…) Si usted quiere venir a ponerse a la cabeza del Ejército, yo me iré atrás, y usted marchará adelante para que todo el mundo vea que el destino que he dado a usted no lo desprecio para mí. Esta es mi respuesta. Soy de corazón. BOLÍVAR” [Íbidem].

Sinóptico

1821

Fusilado José Miguel Carrera

Este día murió fusilado en la localidad de Mendoza (Argentina) el general José Miguel Carrera, prócer fundamental durante la primera fase de la guerra emancipadora de Chile. Entre 1818 y 1821 tendrá participación activa en las luchas civiles de su patria y del río de la Plata.

La historiografía chilena de la independencia reconoce como figuras de primer orden a Bernardo O’Higgins, Manuel Rodríguez y José Miguel Carrera, a quienes se considera los “Tres Padres de la Patria”.

Sin embargo esta paternidad otorgada por la posteridad no reduce el margen de desavenencias entre estos tres próceres australes, especialmente entre 1810 y 1814, cuando Chile conoció una intensa disputa entre sus tres principales caudillos, cada uno valeroso soldado e imbuidos los tres de una fervorosa resolución por dar patria a su pueblo.

El poeta Pablo Neruda honró la memoria del prócer austral con su Romance de los Carrera, donde se lee: “Príncipe de los caminos,/hermoso como un clavel,/embriagador como el vino era don José Miguel./ Una descarga en su pecho/abrió un manantial morado./ Pasan y pasan los años;/la herida no se ha cerrado”.

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