Territorios de ficción de la oposición venezolana de cara a las elecciones presidenciales del 28 de julio

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La autora es periodista y analista político. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2022. Foto Internet.

 Yoselina Guevara

@lopez_yoselina                            

Estamos en una Caracas pujante, donde se respira un aire de tranquilidad, de calma y normalidad, lo cual pudiera ser increíble en medio de la proximidad de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024.

Las plazas están llenas de familias alegres que comparten, los niños juegan, la gente ríe en un ambiente de paz. No existe ese clima de incertidumbre y desespero que algunas agencias de noticias han tratado de generar.                   

El país ha recibido la visita de 1.326 profesionales de la comunicación que trabajan tanto en la prensa nacional como internacional que han sido acreditados para la cobertura de las elecciones. Asimismo se encuentran en el país suramericano más de 600 observadores internacionales pertenecientes a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Centro Carter, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), Comunidad del Caribe (Caricom), Unión interamericana de Organismos Electorales (Uniore), Unión Africana, Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (Ceela) y el Observatorio del Pensamiento Estratégico para la Integración Regional (Opeir), entre otros.

 Esto asegura la presencia de representantes de todos los continentes, quienes seguirán y observarán estos comicios que son determinantes para el futuro de la región, por  todo lo que implican dentro del frágil equilibrio de poderes y la correlación de fuerzas.  Pero además son unas votaciones que tienen una relación directa con el fortalecimiento de las Potencias emergentes y sus respectivos bloques, como los BRICS; así como otras asociaciones y organizaciones internacionales que están  marcando la pauta en el escenario  mundial.

Oposición venezolana: Desrealización de lo real                                          

Desde ciertos sectores de la oposición venezolana han intentado crear toda una ficción de la realidad a nivel político, de lo que se vive en Venezuela. Debemos subrayar que esta parte de la oposición venezolana que adversa al presidente Nicolás Maduro, representa a la vertiente más extrema de la derecha fascista, que tiene un carácter altamente oligarca, simbolizado en los llamados «apellidos». Son familias que por décadas gobernaron a Venezuela, emparentados entre ellos, y los cuales ocuparon posiciones de poder en todos los ámbitos, generando un franco detrimento de las condiciones de vida de las mayorías que conforman el pueblo venezolano.

Esta desrealización de lo real nos recuerda lo que decía el filósofo Nietzsche en su obra «Crepúsculo de los ídolos»: «El Mundo aparente es el único verdadero». De esta perspectiva filosófica se vale la oposición venezolana, encabezada por María Corina Machado, una oligarca dedicada a la política, que fue incapaz de inscribir como partido político dentro del Consejo Nacional Electoral, al conglomerado de personas que la siguen.

Machado, al igual que  hizo con esta inexistente agrupación partidista a nivel legal, intenta instalar en la opinión pública nacional e internacional, una suerte de realidad paralela, en la cual las encuestas le son favorables al candidato que ella apoya, el anciano Edmundo González; que las manifestaciones que realiza la oposición son multitudinarias con fotos trucadas, y que finalmente tienen el apoyo del pueblo venezolano. Estas son realidades inexistentes que contradicen el sentido común de lo que es evidente y palpable. Lo más peligroso de ello son las construcciones que se pueden generar desde el sujeto político pueblo y que tienen que ver con las múltiples miradas y emplazamientos cognitivos que nos permiten distinguir lo falso de lo verdadero.

Debemos subrayar que esta construcción de territorios de ficción no es la primera vez que la utiliza la oposición venezolana; ha sido una constante desde el advenimiento al poder del Comandante Chávez, y que tuvo uno de sus puntos culminantes durante la Presidencia de Nicolás Maduro, con la autoproclamación en una plaza del diputado Juan Guaidó como presidente de Venezuela, creando en ese momento todo un gabinete ejecutivo paralelo fantasma e ilegal, que fue vergonzosamente reconocido por los Estados Unidos, sus  países y organismos internacionales aliados.  Nos atrevemos a asegurar que estamos frente a una técnica aplicada como estrategia política, con un componente filosófico, empleado en los ámbitos artísticos teatrales, que es producto de cabezas pensantes que intentan revertir la realidad para producir cambios políticos contundentes. Estamos seguros que la verdad prevalecerá y el pueblo venezolano dará una vez más una lección sobre su convicción de ser libres y soberanos, y su autodeterminación de sostener un proyecto político que siempre ha buscado y busca el beneficio y el buen vivir de las grandes mayorías.

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