The New York Time: No hay relación entre Maduro y Tren de Aragua

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A esa conclusión llegaron los analistas gringos, Rebecca HansonDavid Smilde y Verónica Zubillaga. Foto Internet.

The New York Time No hay relación entre Maduro y Tren de Aragua

VEA

No existen vínculos de naturaleza alguna entre el gobierno del presidente, Nicolás Maduro Moros, y la organización criminal conocida como Tren de Aragua. A esa conclusión llegaron los analistas gringos, Rebecca HansonDavid Smilde y Verónica Zubillaga, en trabajo publicado por el influyente diario The New York Time, en trabajo titulado Esta no es la forma correcta de frenar la migración, fechado el 05 de abril.

Identificándose como «Expertos en la violencia en Venezuela», los autores blanden una serie de argumentos que chocan frontalmente con la tesis del inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, quien -entre otras aseveraciones-, ha llegado a afirmar que Miraflores impulsa una invasión de su país usando a integrantes de esta banda que, como han reiterado en numerosas ocasiones voceros oficiales del país caribeño, fue desarticulada.

Señalan, entre otras cosas, que «el Tren de Aragua no está invadiendo Estados Unidos», y que «…los investigadores no han visto evidencia de que esta tenga células organizadas en el país que cooperen entre sí, y mucho menos que reciban instrucciones del extranjero».

A continuación el texto íntegro:

Esta no es la forma correcta de frenar la migración

El gobierno del presidente Donald Trump deportó el mes pasado a centenas de hombres venezolanos a El Salvador y los envió a una cárcel de máxima seguridad para miembros de bandas. El gobierno alegó que la mayoría de los hombres eran integrantes de la banda venezolana el Tren de Aragua, un grupo que, según la orden ejecutiva que decreta las deportaciones, está “llevando a cabo una guerra irregular y emprendiendo acciones hostiles contra Estados Unidos”.

El Tren de Aragua no está invadiendo Estados Unidos. Aunque la organización de investigación InSight Crime, que ha seguido a la banda durante años, ha descubierto que tiene una presencia limitada en Estados Unidos, los investigadores no han visto evidencia de que esta tenga células organizadas en el país que cooperen entre sí, y mucho menos que reciban instrucciones del extranjero. Las exageradas afirmaciones del gobierno y la consiguiente preocupación pública por las actividades del grupo en Estados Unidos equivalen a un clásico pánico moral, en el que un conjunto de delitos son citados por los políticos como prueba de una amenaza urgente para la sociedad.

Sin duda, el Tren de Aragua es una banda peligrosa, responsable de crímenes horrendos en Venezuela y en otros lugares de Sudamérica. Durante décadas, nosotros hemos estudiado la violencia en Venezuela precisamente porque comprendemos su capacidad para destruir vidas, familias y barrios. Pero para crear un mundo más seguro es fundamental conocer bien los hechos, las causas y las soluciones. Hasta ahora, muchos políticos, policías y periodistas estadounidenses no lo han hecho, y en su lugar han perpetuado conceptos e ideas erróneas importantes sobre el Tren de Aragua.

El mayor error se refiere a la capacidad organizativa del grupo. El Tren de Aragua ha sido designado recientemente como una organización terrorista por Estados Unidos, junto a grupos mucho más consolidados como la Mara Salvatrucha de El Salvador y los cárteles de México. Calificar de terroristas a los grupos criminales es siempre una exageración porque no suelen tener como objetivo cambiar la política gubernamental.

Pero este es especialmente el caso del Tren de Aragua. En comparación con esas otras organizaciones, se trata de una relativamente joven, con una capacidad relativamente limitada y sin aspiraciones políticas históricas. De hecho, desde que las fuerzas del orden venezolanas hicieron una redada en 2023 a la prisión que el Tren de Aragua controlaba y tenía como su sede, la banda ha estado cada vez más dispersa, sin una organización centralizada y sin declaraciones de objetivos políticos.

El Tren de Aragua surgió en el centro penitenciario de la localidad de Tocorón hacia 2014. Su expansión en Sudamérica está estrechamente vinculada a la migración masiva de personas venezolanas que se aceleró poco después. Sus operaciones delictivas no tienen que ver principalmente con el tráfico internacional de drogas o las extorsiones transnacionales, sino con el tráfico de migrantes y la explotación sexual de personas migrantes venezolanas en Colombia, Chile y Perú. Ninguna de las principales actividades económicas del grupo sugiere una expansión significativa fuera de Sudamérica.

Aunque los funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por su sigla en inglés) no han revelado mucha información sobre cómo identificaron a los hombres deportados el mes pasado, ahora sabemos que los funcionarios de ICE utilizan un sistema para ayudar a determinar si alguien es miembro del Tren de Aragua, que incluye símbolos y logos, como tatuajes. La designación de los tatuajes como identificador de la banda se deriva presumiblemente de la práctica de las bandas centroamericanas de indicar la pertenencia al grupo delictivo mediante tatuajes, pero nuestra investigación sugiere que el Tren de Aragua, y las bandas venezolanas en general, no tienen una tradición o historia en este sentido. Muchos jóvenes venezolanos, como los jóvenes de todo el mundo, toman prestado de la cultura global los símbolos icónicos con los que se tatúan. Esto no significa que pertenezcan a una banda.

El crimen organizado es mucho menos portátil de lo que la gente suele pensar. Normalmente implica el control de mercados ilícitos, que a su vez depende de las relaciones con la población y los funcionarios locales. Estas redes no son fácilmente transferibles y limitan la movilidad. Esta es una de las razones por las que muchos grupos delictivos llevan la geografía en su nombre: Sinaloa, Medellín, Cali y, por supuesto, Aragua, un estado agrícola en el centro-norte de Venezuela, y sede de la prisión de Tocorón, donde se originó el Tren de Aragua. Estos nombres describen su base de operaciones y el lugar donde dominan.

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