Néstor Rivero Pérez

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El 7 de junio de 1494 representantes de Juan II de Portugal y los Reyes Católicos Isabel y Fernando de España suscribieron en Tordesillas, provincia de Valladolid, un tratado mediante el cual se demarcaban las respectivas zonas de exploración, colonización y conquista de ambas potencias con motivo de los viajes de Cristóbal Colón hacia el Nuevo Mundo. Dicho tratado constituyó el primer gran reparto de zonas del mundo entre Estados imperiales.

 

Mundo pequeño

La Europa del siglo XIV y primera parte del XV, a caballo entre el feudo, la feria mercantil y las compañías navieras, del Mar Mediterráneo, sintió, con la toma del estratégico puerto de Constantinopla por los turcos en 1453, que el mundo se les hacía muy angosto debido al cierre de las rutas comerciales con Asia, que pasaban por dicho puerto.

Ello hizo perentorio para los mercaderes del Mediterráneo la apertura de otras rutas, que asegurasen el tráfico de sal, seda, especias y otras materias primas de las que se carecía en Europa. Y en ese mundo pequeño se produce, a partir de 1557 y en un lapso de cincuenta años, un conjunto de hitos; en primer lugar, Enrique el Navegante congrega en Sagres a cartógrafos, marineros y estudiosos que facilitarán, con la aplicación de la vela latina y la brújula, el diseño de la carabela.

Asimismo, en ese lapso se generaliza en las guerras europeas el uso del cañón y el arcabuz con balas de pólvora; Copérnico escribe parte de su obra De las revoluciones celestes, y si fuera poco se inventa la imprenta; cerrando el período la reforma religiosa de Martín Lutero. No fue poca cosa en los orígenes del capitalismo mercantil.

Viaje en carabelas

Tal es el contexto en el cual Cristóbal Colón obtiene patrocinio de los Reyes de España y financistas de la Corte para su primer viaje en las entonces modernas naves, las carabelas, a través del océano Atlántico. Y el genovés, como se sabe, llegó el 12 de octubre de 1492 a la isla de Guanahaní.

En su retorno de enero de 1493 desde Santo Domingo, y con las naves muy averiadas, recala de emergencia en las Azores y luego en Lisboa el 4 de marzo.

 

Guerra de paralelos

Acontece entonces, entre 1493 y 1500, lo que pudiera calificarse como una auténtica guerra de paralelos y meridianos protagonizada por las cortes de Madrid y Lisboa. Apenas recibida una poca información de labios del propio Colón, el 4 de marzo de 1493 durante el toque de emergencia que éste hizo en Lisboa, en su retorno del primer viaje, el rey Juan II replica al genovés que “si las tierras que acababa de descubrir se hallaban al sur del paralelo de las Canarias pertenecían, según el Tratado de Alcávocas, a Portugal”.

Este último tratado, acordado el 4 de septiembre de 1479, entre Portugal y España, puso fin a la guerra de sucesión por la corona de Castilla que ambas coronas sostenían por aquellos años. Luego, el 4 de mayo de 1493, el Papa dicte la Inter Caetera y más adelante la Dudum siquidem, bulas menores que definen un meridiano a partir del cual todas las tierras “halladas y por hallar pertenecerían a los reyes de Castilla y León”.

Ello constituyó un éxito rotundo de España frente a las pretensiones de Portugal, al concederle a Isabel y Fernando virtual control del Atlántico. Sin embargo, Juan II no se queda tranquilo y reclama el cumplimiento de los derechos derivados de Alcávocas. Dicho convenio, aseguraba para de mar que se ubicasen “de las islas Canarias para abajo”.

La expresión “al sur de las Canarias” inserta en el pacto de Alcávocas, el cual respetaba la titularidad española sobre las islas Canarias, abrió para los lusitanos, la posibilidad de incursionar en aguas del Atlántico y hacerse de nuevas posesiones. De allí la necesidad de dar un orden al proceso de conquista sobre los continentes e islas integrados al comercio mundial, orden que ignoró el derecho de los originarios de América.

Sinóptico

 

1942

Muammar Gadaffi

El padre de la “Revolución Verde” nació un día como hoy en Sirte, distrito desértico de Libia al norte de África. Gobernando desde 1969, impulsó la Yamahiriya con orientación socialista. Gadaffi promovió el desarrollo de su nación con una moneda fuerte, abundantes reservas internacionales y una sólida infraestructura agrícola.

En 2011, tras la falsa acusación de que había bombardeado una plaza repleta de población civil, países de la OTAN iniciaron bombardeos que en meses siguientes destruyeron la infraestructura económica y vial de Libia.

El interés de las grandes potencias en destruir a este país norafricano y al jefe de su revolución verde quedó evidenciado cuando tras la muerte de Gadaffi, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, exclamó “Vine, vi y murió”.

Gadaffi fue asesinado en un acto de linchamiento ejecutado por opositores y grupos paramilitares. La Revolución de Libia impulsó una reforma agraria, “un sistema de seguridad social, asistencia médica gratuita y participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas del Estado”.

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