Néstor Rivero Pérez

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El 6 de noviembre de 1520 comenzó el acceso de la expedición encabezada por Hernando de Magallanes, marinero lusitano a las órdenes de Carlos I de España, al Estrecho que conecta los océanos Atlántico y Pacífico al sur del continente americano, y que la historia conoce como Estrecho de Magallanes.

 

500 kilómetros

Magallanes, a quien se tiene como primer explorador europeo de la estratégica ruta, ordenará un reconocimiento que se mantendrá por dos días, desde el 6 hasta el 8, percatándose del verdadero curso de las aguas y de la extensión de más de quinientos kilómetros del empalme acuático, que une los océanos Atlántico y Pacífico. Así el audaz navegante se determinó a proseguir con los nuevos tramos del primer viaje de circunnavegación que conduciría la travesía Magallanes-Elcano a los linderos del océano Índico y las islas de Filipinas. Y ello habría de redundar, además de las consecuencias de índole comercial para Europa, en la confirmación de la esfericidad de la Tierra.

 

Nuez y clavo de olor

Los viajes marítimos y de conquistas del siglo XV y comienzos del XVI, tuvieron un significado especialmente comercial: Conocer la Ruta de las Especias, que debía conducir a la Isla de las Molucas, de la nuez, canela y clavo de olor. Estos constituían artículos fundamentales del consumo europeo que por entonces escaseaban. Y su altísima demanda respondía a su empleo como aderezo y saborizante culinario en una época en que las poblaciones europeas en su mayoría ignoraban el uso del azúcar, el limón, el té y el café. Y tal fue la pretensión de Cristóbal Colón con sus primeros viajes desde 1492, muriendo en 1506 sin lograr dicho propósito, aunque sí el comienzo de la conquista de América. Así, Magallanes sortea las dificultades, cruza el Estrecho que hoy le honra y enfila sus naves a Las Molucas, al reino de las Especias.

Los vikingos y Colón

Distintas fuentes con rigor investigativo defienden la tesis según la cual, varios siglos antes de Cristóbal Colón, Leiff Ericson, hijo del vikingo y explorador noruego Erick El Rojo -quien había efectuado varios viajes comerciales e iniciado la colonización de Groenlandia-, había llegado al continente americano, recalando en un lugar cercano a Terranova (Canadá), donde se establecería la primera colonia de europeos. Y lo cierto es que mucho antes de Colón marineros de islas de esta franja del Atlántico Norte, repetían de generación en generación, leyendas y relatos acerca de aquella travesía dándolo como hecho histórico. En todo caso Colón, quien según diversos autores, entre quienes destaca José Blasco Ibáñez en la rigurosa biografía sobre el navegante genovés, tuvo oportunidad de escuchar aquellas narraciones en voz de marineros de ascendencia vikinga, por haber formado de parte de tripulaciones que recorrieron el Atlántico Norte hasta Groenlandia, aparte de la circunstancia de verse favorecido por el conocimiento cartográfico que respecto a este y otras latitudes de dicho océano, poseía el lusitano Bartolomeu Perestrelo, primer suegro del genovés, quien había casado con Felipa Moniz Perestrelo.

Magallanes: Comercio y aventura

De este modo, habiendo dado el almirante italiano-español con su viaje a Guanahaní de 1492, un enorme paso en la conexión marítima entre Europa y América por el oeste, para 1520 todavía los marineros europeos ignoraban la vía que debía posibilitar la unión marítima entre América y Asia. Y el acicate de Hernando de Magallanes y sus lugartenientes, más allá del propósito científico y civilizatorio, radicaba en la necesidad de acortar las dificultades para hacer llegar las especies a las capitales del Mediterráneo y Mar del Norte. Recuérdese que desde 1553, la Ruta de las Especies con Europa, había sido virtualmente clausurada por los otomanos de Mehmed II, quienes tras tomar Constantinopla, impusieron elevados impuestos a la seda, pimienta, canela y otras especies codiciadas en los mercados de Europa.

Sinóptico

1998

Juez Garzón pidió extraditar al general Pinochet

Este día el gobierno español, en atención a procedimiento judicial de la Unión Europea instado por el juez Baltasar Garzón, requirió del Reino Unido la extradición del exdictador chileno general Augusto Pinochet, a quien se imputaba por delitos de violación de derechos humanos durante su mandato de 17 años en Chile. Haciéndose eco del reclamo de miles de víctimas y la opinión pública internacional, el juez español Baltasar Garzón inició en su tribunal el procedimiento y, con fundamento en disposiciones judiciales de la Unión Europea requirió la detención de Augusto Pinochet en visita de este a suelo europeo, mientras se hallaba en Londres. Así, un día como hoy, el gobierno español formalizaría la solicitud de extradición de Pinochet, quien permaneció en condición de arresto que se vio matizada por motivos de salud, disfrutando de régimen especial que se prolongó en sus últimos años. Tras regresar meses después a su país debió permanecer recluido en su lujosa residencia de la capital Santiago de Chile.

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