Jesús Moreno

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Poco veo televisión, pero ahora, los domingos a la 8 pm de la noche, veo en Venezolana de Televisión un programa de música llanera “Talento de Corazón Infantil” que se transmite desde los escenarios del Teatro Junín, de Caracas. El cual, además de simpático, divertido, entretenido, refleja lo que significan los padres en la vida de los niños, y nos da lecciones de venezolanidad con su calidad, porque son niños entre 6 a 12 años que actúan con una personalidad asombrosa.

Todos y todas representan a las diferentes regiones del país, son voces de las nuevas generaciones de cantantes y músicos que con orgullo estamos formando en revolución.

El promedio de edades de las criaturas es, en realidad, entre 8 y 9 años que nos llenan de orgullo a todos, y representan la montaña, el mar, el centro y por supuesto el llano venezolano, es decir, los cuatro costados de nuestro país incluyendo la Gran Caracas y Guayana.

La calidad artística de los niños de Apure, Mérida, Yaracuy, Barinas, Cojedes, Sucre, Trujillo, Vargas, y todos los estados de la patria, y ninguno por encima de las otros, nos da un profundo sentido de integración nacional. Ese es el gran mensaje del programa, que construye la patria.

Nuestros llanos son bellos, inmensos, históricos, ricos; pero los niños nos dicen con sus voces, su música, su indumentaria, que tan bellos son los llanos, como son las montañas, centro, Caracas, nuestros ríos y mares y con ello nos enseñan que toda Venezuela es una sola, bella y nuestra.

Felicito a quienes dirigen el programa Corazón Infantil, Francisco Ávila y Patricia Peña, y por supuesto a sus creadores, porque han dado un mensaje fresco a la televisión venezolana y nos demuestran que sí es posible zafarse de los modelos que nos imponen y podemos hacer cosas propias y buenas. Es muy bueno que ellos han reconocido que esos niños no han llegado del aire sino que son fruto del amor de sus padres, sus maestros, jefes de grupo sociales, con tantos músicos esparcidos en el hermoso territorio, contribuyendo a formarles, y es que no desearíamos estar entre los que tienen que juzgar sus actuaciones, porque en realidad es impresionante la calidad de todos y todas, compostura, personalidad y firmeza ante un escenario como el que brinda el Teatro Junín para toda Venezuela.

No hemos visto una sola madre no derramar sus bellas lágrimas de emoción, acompañada del amoroso poder de los niños cuando interpretan sus temas y con ellos llegan a recibir sus abrazos, besos. A veces, hasta sus abuelas, hermanos, tíos, que pueden acompañarlos en su presentación.

Ese detalle no lo olvidamos, porque otra lección que nos da el programa es que ayuda a fortalecer la unión de la familia venezolana.

Otro de los importantes mensajes que recibimos es el amor a la Patria que se nota en los participantes, que de ellos saldrán decenas de artistas para todos los tipos de música y que lo harán con la misma calidad y amor como lo hacen con la llanera, porque los niños y las niñas, así como nos cantan el Alma llanera, lo harán con cualquier otro género que les toque en su desarrollo y devenir personal.

No queremos olvidarnos que detrás de este triunfo infantil existen unos padres y unas madres que participan, que hay maestros y maestras que también están ahí para formar la capacidad artística de esos niños y que ya lo hacen con personalidad, desenvoltura y calidad y amor a la patria, su familia y sus paisanos, como expresión clara del nuevo venezolano que se está formando con el impulso que se le está dando en todos los órdenes; al sistema educativo nacional para tener un futuro superior tanto para los niños participantes, sus familiares y el país que deseamos.

Gracias a VTV por brindarnos un programa tan fresco y tan nuestro.

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