VEA / Yuleidys Hernández Toledo

El cardenal Baltazar Porras fue nombrado este martes de 17 de enero por el papa Francisco, como Arzobispo Metropolitano de Caracas.

“El santo padre ha nombrado Arzobispo Metropolitano al eminentísimo cardenal Baltazar Enrique Porras Cardozo, Arzobispo de Mérida (Venezuela) y hasta ahora administrador apostólico ‘sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis‘ de la Arquidiócesis de Caracas”, reza la información difundida este martes en la página web de Vaticannews.

Tras su designación, escribió en su cuenta Twitter: «Un saludo fraterno, queridos caraqueños, en este 17 de enero de 2023, en el que el papa Francisco me elige como Arzobispo Metropolitano de Caracas. No me siento extraño, pues nacido y criado en el corazón de la ciudad capital (…) Viene a ser un compromiso mayor y permanente de servicio a esta polifacética ciudad, capital de la república, y centro de irradiación en todos los órdenes para el bien de la nación. Seguir el ejemplo que Caracas dio, es más que una estrofa del himno nacional».

Un pasado golpista

Para nadie es un secreto que Baltazar Porras nunca ha querido a la Revolución Bolivariana. En 1999, el mismo año que Hugo Chávez asume por primera vez la Presidencia de Venezuela, el religioso es designado presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV), cargo que desempeñaría hasta 2003 y para el que sería reelecto hasta 2006. Desde esa tribuna de la jerarquía eclesiástica, el hoy Arzobispo Metropolitano le lanzó con todo al naciente proceso revolucionario que se iniciaba en el país.

En 2002 jugó un papel activo en el golpe de Estado contra Chávez y posteriormente Porras fue uno de los invitados a la reunión que sostuvieron el 11 de abril, el día de la acción golpista contra el líder revolucionario, el entonces embajador, de EE. UU. en Venezuela, Charles Shapiro y el entonces alcalde Metropolitano, Alfredo Peña, en la casa de Gustavo Cisneros, propietario de Venevisión, quien ofreció un almuerzo en honor al diplomático. A la cita en la quinta en el Country Club, asistieron también directivos de los canales de televisión y políticos, recuerda el libro  Abril, golpe adentro, del periodista Ernesto Villegas.

El 12 de abril de 2002, cuando Pedro Carmona Estanga se autoproclamó «Presidente de Venezuela», Porras estuvo presente en el Palacio de Miraflores acompañando a los golpistas. En una de las imágenes que quedó para la historia de aquel suceso, se le puede observar conversando tranquilamente con el político de derecha William Dávila y el entonces secretario General de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y uno de los principales golpistas, Carlos Ortega.

La CEV jugó un rol preponderante en las acciones conspirativas. Integrantes de este organismo apoyaron a los conspiradores; por ejemplo, el padre Ugalde, en marzo de 2002, unió la mano de los golpistas Pedro Carmona Estanga y Carlos Ortega. El momento pasó a la historia, gracias a las fotografías que quedaron registradas en los principales diarios de la época.

Para ese 2002, como presidente de la CEV, Porras admitió en una entrevista que su «problema» con el gobierno del Presidente Hugo Chávez era «de orden ideológico». En marzo de ese año, el religioso reconoció que estaba en contra de la Constitución Bolivariana –que días después fue derogada durante la breve dictadura de Carmona– porque a su juicio superponía los poderes del Estado sobre los de la «sociedad civil». «El manejo de una sociedad en la que el Estado lo acapara todo, no genera mayor democracia sino todo lo contrario. Hace más indefenso al ciudadano. Entonces, allí tenemos un elemento de indudable roce», recordaba el 11 de abril de 2013 el portal Aporrea.

Intervención

En 2006 se realizaron elecciones presidenciales, Chávez volvió a ganar. Un año antes, Baltazar Porras pidió ayuda al gobierno de Estados Unidos (EE. UU.) para intervenir en el país y «contener las aspiraciones» del Comandante Eterno, de acuerdo a un documento confidencial elaborado en enero de 2005 por el entonces embajador en Caracas, William Brownfield, reveló en diciembre de 2010 el portal WikiLeaks, citaba este último año el portal Analitica.

Cuatro años después de aquellos comicios, el portal WikiLeaks publicó el cable titulado «Arzobispo venezolano insta al gobierno de Estados Unidos a postura más crítica contra Chávez», enviado por la Embajada de EE. UU. al Consejo de Seguridad Nacional en Washington y a la sede del Comando Sur del Pentágono. En la reunión sostenida entre Brownfield y Porras el 6 de enero de 2005, el líder religioso le dijo que «en cuanto mayor sea la espera del gobierno de Estados Unidos para contener a Chávez», más difícil sería lograrlo, refería el ya citado medio.

Sanciones para el país

La arremetida de Porras contra la Revolución Bolivariana ha continuado. En 2017 cuando la derecha venezolana protagonizó otro episodio de guarimbas, que se cobró la vida de más de 170 personas, el sacerdote en abril de ese año, dirigió un mensaje a los guarimberos: “Yo estoy con los muchachos, miro cantidades de fotos, ellos, los muchachos, su furia, su ira, su inconformidad, su rabia, ¿y por qué no?, su poquito de odio, su gramo de violencia (…)», citaba en esa oportunidad el portal de derecha cubano Radio Televisión Martí.

En mayo de 2022, el cardenal venezolano consideró que en ningún caso se deberían levantar las sanciones unilaterales que mantiene el régimen de Estados Unidos (EE. UU.), contra Venezuela sin contrapartidas. Así lo dijo en una entrevista que concedió desde territorio estadounidense a la agencia EFE y que refiere www.swissinfo.ch/

En la entrevista, Porras critica que «no se ve claro» cuál es la postura del gobierno gringo hacia Venezuela y, según él, eso se «complica mucho más en medio de este conflicto de Rusia y Ucrania y con la postura de parte del régimen venezolano de apoyar irrestrictamente la actitud de Rusia».

El también arzobispo de Mérida y entonces administrador apostólico de la Arquidiócesis de Caracas, aseguraba en esa oportunidad que en Venezuela supuestamente hay «represión» y «militarismo», al tiempo que parece desconocer los reiterados llamados a diálogo que ha hecho el jefe de Estado, Nicolás Maduro, conversaciones en donde la jerarquía eclesiástica en algunas oportunidades ha participado.

«Ha faltado siempre la voluntad real por parte del régimen de no solamente conversar, sino de entrar en un entendimiento y esto hace que en buena parte de la población, hablar de diálogo en Venezuela es casi una mala palabra», dice, cita el mencionado medio.

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