Jesús Moreno Moreno

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Todo el planeta lo sabe hasta la saciedad, que este país de América del sur, llamado Venezuela, con sus 30 millones de habitantes, está viviendo dos grandes amenazas.

Una de carácter político, conocida como las sanciones impuestas por el imperio de Estados Unidos para arrodillar al gobierno soberano de Venezuela a que se someta a los caprichos, voluntad e intereses de los magnates imperialistas, en principio desnacionalizados,  cuya solución tendrán que ser acciones políticas.

La segunda amenaza es biológica, que no nos atrevemos a decir si es inducida por algún país o simplemente un brote vírico natural, biológico, que además amenaza al mundo y a su civilización.

Cualquiera que sea el origen real del coronavirus Covid-19, estamos claros que es mortal, muy contagioso, que es vencible si atendemos con disciplina su accionar, cuidándonos y tratándonos a tiempo.

Cualquier descuido puede ser fatal, en plano individual y colectivo.

Las cifras mundiales así lo indican, pues hay 100 millones de contagiados y los países a la vanguardia víctimas de la enfermedad (entre ellos, Estados Unidos), están por encima de los 200 mil fallecidos y miles de millones de enfermos, como Brasil, Colombia, Perú, Chile.

Como paradoja se presenta que Venezuela, Cuba, China, aparecen por lo menos como países que han logrado controlar los estragos de la pandemia del mortal virus, que su virulencia parece tener una estrecha relación con el sistema político que dirigen los países y la lucha contra el virus.

En principio, el gobierno venezolano enfrenta las dos grandes amenazas y utiliza sus propias medidas.

Por lo menos, con respecto a la pandemia, se anota éxitos y no desmaya en su lucha de la protección de la salud del pueblo venezolano.

Las cifras y las estadísticas así lo demuestran y el gobierno de Nicolás Maduro no se detiene por mantener a raya el coronavirus Covid-19. Conscientes, el gobierno y el pueblo saben que la batalla sigue, pero no hay que olvidar que la pandemia, además de que amenaza la vida del venezolano, también lo hace con toda la civilización.

Todos sabemos que es muy contagioso y letal para no llamarnos a engaño, aunque sabemos que puede ser vencible.

Venezuela ha logrado una recuperación hasta del 94% de los pacientes, y su número de fallecimientos la mantiene entre las naciones con los más bajos del mundo, gracias a todas las medidas defensivas tomadas por un gobierno que decidió proteger a su pueblo, en medio de todos los sacrificios impuestos por el bloqueo y sus cómplices, con los robos de sus recursos legítimos.

En esta lucha, nos sentimos orgullosos, no por vanidad, sino porque es un esfuerzo colectivo, donde la gente cree “si yo me cuido, te cuido a ti” y eso nos llevará a la victoria junto a las vacunas, que ya el sábado 13 llegaron en un primer lote de Rusia, para que entre en combate directo contra la pandemia junto con medicinas propias como el Carvativir, que es propio esfuerzo científico para frenar el Covid-19, sobre el cual venceremos, mucho más ahora cuando ya vamos a colocar la vacuna Sputnik-V, la cual ya se encuentra en Venezuela.

La otra amenaza dijimos que es política, y la ha instrumentado el imperialismo de Estados Unidos para doblegar a Venezuela y a su pueblo.

Somos víctimas de bloqueo, sanciones, no podemos usar los bancos para pagos y cobros internacionales, no podemos usar los depósitos que tenemos en los bancos ni siquiera para la compra de la vacuna contra el Covid-19.

Banqueros, opositores con organización mafiosa, se han dedicado hasta el robo de bienes nacionales, como es el caso de Monómeros, empresa química instalada en Colombia; la empresa Citgo en Estados Unidos, numerosas cuentas bancarias y hasta oro que tenemos en depósito en el exterior.

Pero como lo sabemos, esta amenaza es política y solo la resistencia y acciones políticas contundentes le pondrán fin, por lo cual ella debe ser más larga que la amenaza biológica. Pero las dos serán vencidas.

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