Víctima sexual de escritor publicó su lamentable experiencia (+Denuncia)

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El Fiscal General de la República, Tarek William Saab, informó los canales a usar para formalizar este tipo de situaciones.

VEA / Ildegar Gil

Un llamado a quienes reciente y públicamente han narrado episodios vinculados con abuso sexual, cometidos por reconocidos sujetos del mundo de la cultura y el entretenimiento, formuló este jueves 29 de abril el Fiscal General de la República, Tarek William Saab.

En tal sentido, colocó a la orden el número 02125098251, el correo electrónico [email protected] y al personal de la Fiscalía 79 Nacional con Competencia Plena ubicada en el edificio sede del Ministerio Púbico, ubicada en Caracas, avenida Urdaneta, entre las esquinas de Ánimas a Platanal, piso 4.

El llamamiento se produjo en razón de experiencias ventiladas, vía digital, por jóvenes que afirman haber sido abusadas por el escritor Willie McKey, y los músicos Alejandro Sojo y Tony Maestracci, de las bandas Los Colores y Tomates Fritos, respectivamente.

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Caso McKey

Lo narra una presunta víctima, quien se identifica como Pía. Abrió la cuenta @mckeyabusador con la descripción: “Pía” es una víctima anónima de abuso infantil por parte del escritor venezolano Willy McKey.

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Sus textos son los siguientes:

He decidido finalmente hablar de mi experiencia de abuso con el escritor venezolano Willy McKey:

Conocí a Willy en el microteatro 2015, yo empezaba a empaparme de una movida intelectual y cultural caraqueña de la que me moría por formar parte. En el 2015, también, tenía 15 años.

A los días me mandó un DM por Twitter, me dijo que quería darme una estampita de un proyecto suyo y que fuera a su oficina en Prodavinci. Me dio su número. Hay algo extraño en ese mensaje que decido ignorar porque no debería pensar mal acerca de un hombre tan educado y tan culto.

Yo estaba histérica de la emoción, pensé que había encontrado un mentor, una especie de figura paterna en la que podría confiar mis ambiciones literarias y en cambio recibiría alguna guía, me presentaría poetas de pinga como él que me tomarían en cuenta como él lo estaba haciendo.

Me sigue en Instagram. En ese momento yo me tomaba autorretratos. Muchos los hacía sin ropa, pero los censuraba. Él empezó a hablarme de ellos, de lo interesantes que eran y de cómo se asemejaba mi visión a la de Gala Garrido. Estaba halagadísima.

Él me decía que Gala necesitaba a alguien como yo, que quería que nos conociéramos. Qué iba a imaginarme yo que Willy McKey es un carajo tan mentiroso como manipulador, lleno de promesas vacías y lugares comunes. Ahora entiendo que esa era una dinámica de control que ejercía sobre mí: me deslumbraba diciéndome que había trabajado con tal y cual, y que esta gente iba a amarme y que tendría la oportunidad de mostrarles mi trabajo y lograr mil vainas, pero nunca hacía nada. Era para mantenerme pensando que yo le importaba.

Me empezó a hablar de sus sueños, los cuales eran sugerentes, pero no demasiado. McKey es un carajo inteligente, trabaja con palabras; no puedo negar que su estrategia para abusar de mí fue sutil y casi perfecta, porque yo no estuve consciente de esta si no hasta hace poco.

El bicho tiene como un fetiche con los hombros, entonces por ahí se fue. Fíjense como en la captura anterior resalté la táctica de grooming que se lanzó en su “sueño”.

También inventó un juego llamado “incontestable” donde uno confesaba algo y ponía una palabra clave al final. En estos “incontestables” él me decía cosas muy ambiguas, muy adornadas, donde se podía entrever un interés sexual que me costó mucho descifrar.

Me dijo que yo era su “cómplice” y los cómplices eran el espacio seguro del otro, bajo esa premisa consiguió mi silencio. Esta debió ser la mayor red flag.

“Estallido” era un eufemismo para la eyaculación, y “desorden” era un eufemismo para la excitación sexual. Cuando me decía que “estaba desordenado” significaba que estaba horny.

Su actividad favorita: él describía un encuentro sexual conmigo mientras se masturbaba al otro lado del teléfono. Era solo por chat, pero con el tiempo escaló a llamada. (Ya le había cambiado el nombre de contacto por seguridad).

Poco a poco fue más insistente con lo de las llamadas. Pocas veces tuve el valor de decirle que no o hacerme la loca (la mayoría de las veces). Pero no me salvé de escucharlo masturbarse y acabar más de una vez. Yo quería creer que estaba bien, que era mi deber de “cómplice”.

Finalmente fui a su oficina en La Castellana para  que por fin me diera la estampita, que era solo una excusa. Ahí me besó. Aproximadamente un mes después me invitó al apartamento en donde se quedaba en Los Cortijos. Fui dos veces en total.

Me practicó sexo oral, me masturbó con sus manos y frotó sus genitales contra los míos incontables veces. Era la primera vez en mi vida que estaba desnuda frente a un hombre. Nunca un pene había rozado mi vulva. Había recién cumplido los 16. Él cumplía 36 la siguiente semana.

Durante el acto me tendí en la cama, inmóvil y con los ojos cerrados. Yo me sentía en una consulta médica durante esos encuentros: desnuda, desconcertada y esperando que terminara rápido. Nunca lo dije: pero estaba incomodísima. Todo se sentía incorrecto.

Con el corazón en la mano puedo decir que jamás me sentí sexualmente ni románticamente atraída a Willy McKey. Tenía 16, por Dios. Apenas estrenaba la chemise beige en el colegio, mi hombre ideal era Zayn Malik de One Direction, mi fiesta de 15 años se había celebrado hace nada.

Tenía la ortodoncia puesta y estaba apenas aprendiendo a usar el metro. Era inteligente, era talentosa, era precoz, pero también bastante vulnerable e inexperta en millones de cosas. Era totalmente virgen, no había ni siquiera mamado guevo. No sabía lo que me gustaba sexualmente.

Él se burló de mí porque se dio cuenta que evitaba ver su pene a toda costa. Evadía la mirada de la manera que fuera con tal de no ver su pene. Esto él lo notó incluso antes que yo, porque yo lo hacía inconscientemente, y se burló infinito.

A raíz de esta experiencia, junto a otras experiencias pasadas con hombres mayores de edad que se aprovecharon de mí como pudieron, desarrollé vaginismo y tuve problemas por años para tener relaciones sexuales. Mi cuerpo entendió el trauma primero que yo.

No diría q mi caso es un secreto a voces, pero mis amigas del colegio sabían. Al tiempo, cuando formé parte de Teatro Nueva Era, las q se convirtieron en mis amigas muy cercanas también se enteraron. Una me contó q él le escribió y le pidió fotos, pero ella no le prestó atención, lo que me lleva a pensar que tal vez no fui la única, o de repente fui la única pendeja que cayó. Mi amiga también me contó que él había estado con la prima de otra muchacha del elenco, pero no estoy segura si ésta era menor o no. No pedí detalles.

Yo genuinamente pensé que mi vínculo con Willy era algo especial. Desde el principio confié en él y en su mirada hacia mí. Incluso durante el hostigamiento sexual. Me decía lo que quería escuchar, me miraba como quería que me miraran. Yo aún no proceso la mayoría de estas cosas.

 

Sí, lo hice

El aludido se pronunció sobre el texto anterior. Lo hizo empleando la red digital Instagram, en la que tiene más de 39 mil seguidores. Al inicio, sobre un fondo completamente negro, colocó tres frases en igual número de renglones: Hacerse cargo de los abusos, He cometido Estupro y, Abril 2021.

En la publicación admite los hechos precisados por Pía, aplaude la valentía “de quien hace la denuncia”, le pide perdón y también a “quien hasta hoy ha sido mi pareja”.

“Sabré hacerme cargo de las consecuencias de este hecho”, señala más adelante.

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El texto es el que sigue:

En medio de las denuncias en torno a abusos a mujeres en Venezuela, mediante la cuenta de Tuiter @mckeyabusador ha salido a la luz un episodio de estupro en 2015, contado desde la protección del anonimato pero del cual debo hacerme cargo, pues es evidente que sé quién es la persona y sé cómo se dieron los hechos.

Debo reconocer que este episodio tuvo lugar en un momento en el cual yo era una figura pública y estaba en una relación formal con quien hasta hoy ha sido mi pareja. De modo que además de pedirle perdón a la afectada, también debo hacerlo con quien hice vida, por nunca haberlo conversado con ella y anularlo en mi registro de pendientes, hasta verlo aparecer en un momento como éste.

También debo aplaudir la valentía de quien hace la denuncia, porque luego del abuso que hoy entiendo le pude infligir, siguió teniéndome dentro de su círculo de referencias y contacto constante, a pesar de haber pasado por la situación de estupro.

Sabré hacerme cargo de las consecuencias de este hecho, empezando por quedar fuera de todos los proyectos a los cuales pertenezco y donde hay personas, intereses y reputaciones que pueden verse afectados por tenerme dentro de sus espacios.

A “Pía”, mi víctima, mi perdón más rotundo junto a dejarle saber que espero que la autopercepción que tenga de su talento y de su inteligencia incuestionables no se vea afectada por este doloroso episodio.

Es necesario para mí pasar a revisar mi visión de la masculinidad, de la aproximación a otras personas y del poder y el daño que se puede hacer a una relación y a quienes confían en tí, por espacios de normalización que empiezan a ser revisados.

Y a ti, Jennifer, también víctima de mi comportamiento, no puedo pedirte perdón por algo imperdonable.

Gracias por tu apoyo durante estos años y por haberme sensbilizado en torno a ideas que me resultaban ajenas y poco relevantes, pero que hoy se me vienen encima y debo hacerme cargo.

 

Prodavinci se pronuncia

Prodavinci, portal de análisis en el que eran publicadas entregas de Willy McKey, tomó parte del debate. Lo hizo a través de una comunicación, en la que asevera “cesar inmediatamente su relación de colaboración”.

“Condenamos cualquier acción de acoso, abuso, violencia o estupro. Es prioritario escuchar, atender y procesar estas gravísimas denuncias de quienes han decidido romper el silencio. La palabra y el dolor de las víctimas, por siglos desoídos, hoy más que nunca deben ser privilegiados”, refiere.

Agrega: “Prodavinci se solidariza y se hace eco de las denuncias publicadas en los últimos días contra múltiples victimarios, y reivindica el derecho de las mujeres, niñas, niños y adolescentes a tener una vida libre de violencia y un entorno seguro y sin miedo para su desenvolvimiento”.

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“Asumo las consecuencias y agradezco al portal por el espacio que tuve ahí”, expresó McKey vía su cuenta en Twitter.

 

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