Vinculan a empresa Bimbo con suicidio de trabajador
Esposa Virginia Leal asevera que hostigamiento y acoso provocaron la fatal decisión. El caso es investigado por la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio Público. Fotos Cortesía Virginia Leal / Franklin Domínguez.

VEA / Yonaski Moreno
Ayudar y proveer a su familia fue el motor de la vida de Luis Alberto Pérez Maza. Caraqueño, amante de la samba y apasionado del fútbol, era una bomba de energía en las reuniones familiares. Amigas, amigos y familiares disfrutaban compartir con él y tenían la certeza de que, de necesitar su ayuda, ahí, de primerito iba a estar.
Así lo recuerda, Virginia Leal, su esposa. Al hablar de Luis Alberto, se le hace imposible no emocionarse. Cierra los ojos y respira suavemente. Tras la pausa, continúa su relato. Disfrutaba mucho celebrar su cumpleaños. “Parecía un muchachito”, dice.
“Él era una persona muy alegre, muy querida. Cuando se sentía bien hacíamos un video, le decíamos ‘¿puedes echar una bailadita?’, y lo grabábamos”, cuenta en una conversación sostenida con Diario VEA.
Virginia y Luis se conocieron en el año 1.987. Tuvieron un noviazgo de dos (2) años y un matrimonio de 33, en el que recibieron a sus dos (2) hijos: Niurka y Rodrigo Pérez Leal. La vida compartida la hizo conocerlo como la palma de su mano, por ello, sabía cuándo algo lo afligía o lo incomodaba. Los dolores de su cuerpo tampoco le pasaron desapercibidos, aunque su esposo siempre intentó, por todos los medios, no mostrar sus dolencias a los demás. Nunca se quejaba, aseguró.
Los dolores de Luis iniciaron en el año 2.000, cinco (5) años después de comenzar a trabajar en el Grupo Bimbo. Sus inicios en la trasnacional fueron difíciles, recuerda.

“Al principio era fuerte porque no había seguridad industrial. Él manejaba un camión y como vendedor duraba ocho, nueve horas manejando porque tenía asignada la distribución en varias bodegas pequeñas y si no vendía todo, tenía que pagar de su dinero. Él tenía que cargar el camión sin carretilla, sin faja, sin nada y es ahí cuando agarra esa enfermedad ocupacional”, relata Virginia, desde el Salón Machado de este portal.
Debido a estas condiciones de trabajo, “mi esposo tenía tornillos, barras de titanio, placas de titanio en columna y cervical, y fue operado del túnel carpiano”, resaltó.
En el año 2007, los trabajadores organizados conforman un sindicato. Comienzan a recibir diversos beneficios y mejoran notablemente las condiciones laborales. Debido al estatus de salud de Luis, la empresa decide asignarle un conductor y un ayudante, para que realice la distribución de los productos Bimbo en diversos automercados. La decisión evitaba que su salud se comprometiera más.
Hasta el año 2.018, la relación de Luis con la empresa fue cordial, en un ambiente en el que se sentía valorado como trabajador, respaldado y cuidado física y mentalmente. Fue ese año, con el cambio de directiva del Grupo, que iniciaron los sinsabores.
“Coincidió que ese año se venció el sindicato y a raíz de eso, que no pudieron renovar, se aprovechó esta nueva directiva para iniciar con una serie desmejoras. Le quitan el HCM, de repente le decían ‘se me olvidó pasarte las comisiones’, o ‘mira vas a cobrar tanto porque se me olvidó pasarte el pedido, no me llegó el pedido, no pasaste bien el pedido’, esas cosas sutiles”, señala Leal, precisando que ella brindaba apoyo a su esposo en las ocupaciones digitales, por lo que conoce todos los detalles del caso.
Virginia también notó que cuando la empresa ofrecía algún regalo, obsequio o detalle a sus trabajadores “se les olvidaba Luis”. La empresa mantenía constante comunicación en línea con sus trabajadores. A través de esta, tenían por costumbre enviar las felicitaciones a quienes cumplían algún hito dentro del Grupo, en una especie de boletín.

“Ellos siempre publicaban ‘felicitaciones a fulanito que tiene 10 años con la gran familia Bimbo’, por ejemplo. A mi esposo no lo incluían”, resaltó.
Esa situación se mantuvo por dos (2) años. En enero de 2020, “a sabiendas de que mi esposo no podía alzar peso por su enfermedad ocupacional, le quitaron el ayudante. Mi hijo agarró un espacio de la universidad y del trabajo para ayudar a su papá en la distribución, ad honorem, porque ve lo mucho que la situación afecta la salud de su papá”, precisa.
Pese a manifestarle a su familia que se sentía acosado y hostigado por la empresa, Luis se niega a renunciar, debido a la gran cantidad de años que le había dedicado, cuenta su esposa. Añade que, “en vista de que él no renunciaba con todo ese acoso y hostigamiento, deciden tomar otro tipo de acciones. El 15 de septiembre le hacen una llamada. Mi esposo creía que era para felicitarlo porque el 02 de septiembre de 2020 había cumplido 25 años en la empresa. Le habla el supervisor inmediato y le dice que su ruta había sido eliminada y que se quedara en su casa. Eso fue un golpe durísimo para mi esposo. Para él, el estar proveyendo a su familia lo hacía sentir útil, que él estaba guerreando con su enfermedad, eso a él lo llenaba”.
Virginia señala que esa llamada del Grupo Bimbo cambió sus vidas para siempre, aunque en ese momento no imaginaban cuánto. Ella estaba presente en el momento en que Luis Alberto contestó el teléfono, él acababa de llegar a casa después de la jornada laboral.
“Yo escucho la llamada y escucho lo que están hablando, le veo las expresiones. Cuando culmina la primera llamada él dice ‘me quitaron la ruta, eso es lo que ellos estaban esperando, que yo renunciara y me quitaron la ruta, me están despidiendo’”.
Recibió una segunda llamada de su supervisor directo, quien le aconsejó que buscara un abogado señalando que “ellos saben que no podían hacerte eso”. Esta segunda conversación, lejos de calmarlo, lo angustió más. “Lo que respondió fue ‘yo estoy obstinado, estoy cansado, porque con la enfermedad que yo tengo me dejaron sin trabajo, yo no quiero seguir hablando de esto’”, recordó Virginia.
Luego decide escribir por el grupo de WhatsApp que compartía con sus compañeros de trabajo y expone las irregularidades a las que ha sido sometido en los últimos dos (2) años. Se despide de ellos y les aconseja: “Cuídense, ya empezaron conmigo seguramente vienen por ustedes”, comentó.
Tras una breve pausa, Virginia continuó con el relato: Después de recibir la noticia, Luis Alberto se mostraba errático. Entraba y salía de su casa sin permanecer demasiado tiempo en un solo sitio. Sus vecinos notaron su comportamiento y conversaron con él. Pérez Maza no era una persona que gustara de demostrar su dolor fuera de casa. Sin embargo, esa noche no tuvo reparo en contarle a sus vecinos que se sentía muy mal y tenía mucho dolor. También les contó lo que había ocurrido con Bimbo. Hablaron hasta pasadas las 12:00 de la medianoche, lo que también era atípico en él.
Una frase alarmante fue pronunciada por Luis esa noche. Confesó a uno de sus vecinos que no tenía ganas de vivir, porque se sentía consumido por la enfermedad y ahora estaba desempleado. En respuesta, su vecino le dijo que se quedara tranquilo, que al día siguiente podían hablar y tomarse un café, dijo, con voz entrecortada.
Luis también se despidió de sus hijos, aunque en ese momento, ninguno imaginó que se trataba de una despedida. Envió mensajes a Niurka y Rodrigo. “Sigan haciendo el bien, con los valores que yo les di. No dañen a otras personas, no se la quieran dar de vivos porque ustedes no saben lo que está pasando la otra persona”, les escribió. Sus hijos le aseguraron que lo visitarían en Charallave, donde residía. “Si quieren no vengan. No le digan a la gorda”, respondió.
El día 16 de septiembre de 2020, apenas horas después de la conversación con su supervisor que suponía su despido indirecto, Luis puso fin a su vida. Tenía 60 años.
“Pensamos que íbamos a conversar el día siguiente como familia, como siempre, para darle ánimo, pero no nos dio chance”, expuso su esposa, en medio de lágrimas.
Tras el fallecimiento de Luis, Bimbo contactó a la familia Pérez Leal y se ofreció a costear 100% de los gastos fúnebres. “Me llama la de Recursos Humanos Aura de León, y se pone a la orden para cualquier cosa. Ella se pone a la orden y dice, con estas palabras, que es primera vez que ellos cubren el 100 % de los gastos fúnebres de algún trabajador”, indicó.
Añadió que, después de 25 años de servicio, “ningún gerente llegó a la funeraria, ni una flor enviaron. Ninguno se atrevió porque sabían lo que habían hecho”.
Clama y exige justicia
En su visita a Diario VEA, Virginia Leal expuso que asistió a la sede del Grupo Bimbo para solicitar «lo que le correspondía a mi esposo por sus 25 años de trabajo». Añadió que, ante el departamento de Recursos Humanos expuso que «no quería tener problemas, solo resolver esa situación».

«Al salir de Bimbo recibo una llamada de los compañeros de Luis. Ellos estaban en la Inspectoría del Trabajo denunciando el acoso, hostigamiento y despido injustificado del que fueron víctimas. Me preguntan que si me puedo acercar porque estaban esperándome para hacerme unas preguntas. Yo me acerco y la que me atendió me dice: ‘Aquí estuvo uno de los abogados de Bimbo de Venezuela en la mañana y ellos dicen que usted llegó a un acuerdo con ellos’. Imagino que el abogado dijo eso buscando apagar la lucha de los compañeros», dijo Leal.
«El abogado también dijo que mi esposo tenía problemas psiquiátricos. Eso me indignó porque no era cierto. Ese fue como el detonante para activarme en búsqueda de justicia por la memoria de mi esposo», añadió.
En el año 2022, luego de ser entrevistada por un periodista con alta presencia en redes digitales, Virginia es contactada por la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio Público. Le es asignado una fiscal e inician las investigaciones. Le indican que se trata de un caso penal. «Yo le pregunté a la fiscal que a qué conllevaba todo eso, y ella me dijo que, si había responsabilidad, eso hay que imputarlo».
De acuerdo a Leal, el caso estuvo pausado por varios meses. En el año 2024, recibe una llamada de la Fiscalía para una mesa de diálogo con Frank Puppio, el apoderado del Grupo Bimbo.
«Él comenzó a preguntarme si yo sabía que ese era un caso penal, como en modo de intimidación y que yo tenía solo pruebas subjetivas, del sentimiento. Yo le dije: doctor, vamos a quitarnos las máscaras, usted viene aquí a ver qué pruebas tengo yo. Ahí fue cuando me dijo: ‘yo le voy a decir algo, Bimbo no le puso una cuerda a su esposo para que se ahorcara’. Después volvió a repetir: ‘Bimbo no le dijo, mira, toma la cuerda, ahórcate’. Yo me llené de fuerza y le respondí: Lamentablemente para la compañía que usted representa, las pruebas las tengo yo», expuso Virginia durante la conversación con VEA.
Añadió: «Yo no quería exponer el caso de esta manera porque para mí es muy difícil ponerme como víctima, de que ay pobrecita, qué lástima. Nosotros queremos cerrar el ciclo, queremos justicia porque aquí hay responsables que dejaron a una familia destrozada, a un hombre maravilloso que dio su salud, dio su vida para esa compañía».
Virginia aprovechó el espacio para solicitar a las autoridades competentes celeridad en el caso «y que se impute a los culpables porque ellos van a seguir haciendo de las suyas. No me lo van a revivir, pero tiene que haber justicia porque no es posible que cualquier trabajador reciba esta clase de trato, no es justo, somos seres humanos», señaló.
Derecho a réplica no respondido
Dado el señalamiento directo, hacia la compañía, este diario se comunicó con Aura María De Lión, gerente de Recursos Humanos de la conocida organización. El contacto telefónico ocurrió el 09 de junio, día en que, por recomendación de esta persona, hicimos conocer -vía correo electrónico- nuestra disposición a escuchar la versión de Bimbo. Dado que no hubo respuesta, el 13 del mes en curso se giró una segunda comunicación al mismo destinatario sin que hasta este día (23 de junio) se haya obtenido respuesta alguna.
Anexamos captura de los dos (2) intentos efectuados.

