Hindu Anderi

@AnderiHindu

La historia de la humanidad está llena de episodios violentos, donde la brutalidad y la barbarie se han llevado por delante millones de vidas. Naciones y pueblos han sido atacados por otros países, con masacres de civiles como parte de los “trofeos” de la guerra, que aunque en algunos casos es necesaria para defender familia, tierra o patria, jamás será el anhelo de la mayoría que vive y muere incluso por enarbolar las banderas de la paz.

La historia de la región latinoamericana está llena de luchas por la libertad. En este siglo, la Venezuela que luchó por su libertad y la de otros, continúa batallando para hacer valer y respetar su autodeterminación y soberanía, frente a los gobiernos de Estados Unidos que han pretendido doblegar a su pueblo bloqueándole sus garantías fundamentales, como el derecho a la vida.

Afortunadamente el pueblo venezolano, solidario con otros pueblos, también ha contado con el apoyo de naciones de este continente y de otras latitudes, que bien entienden el valor de la solidaridad y la necesidad de apoyo mutuo para sobrevivir a quienes han pretendido esclavizar a la humanidad a sangre y fuego.

Sin embargo, no todas las naciones corren con la misma suerte; tal es el caso de Yemen, una tierra oprimida y traicionada por sus “hermanos”.  Durante años, este pueblo ha recibido ataques de otros países árabes, como el de Arabia Saudita, cuya codicia es desmedida al punto de insistir en invadir su territorio para apoyar al mandatario dimitido y fugitivo Hadi Abd Al-Barba.

La población civil, indefensa e inocente de Yemen, en consecuencia ha sufrido en carne propia el martirio de los ataques inhumanos perpetrados con avanzadas armas estadounidenses y europeas.

Arabia Saudita y otros Estados del sur del Golfo Pérsico, durante años han comprado las armas más avanzadas a precios escandalosos, para atacar a pueblos árabes, como el yemení, que ahora tiene que pagar por su independencia y libertad con estas armas.

Después de siete décadas de haber terminado la llamada Segunda Guerra Mundial o guerra europea, los países del viejo continente y Estados Unidos, que insisten en presentarse al mundo como los salvadores y demócratas, mientras financian películas para mostrar la brutalidad y violencia del fascismo, están entregando sus armas a algunos países del Golfo Pérsico para que estos escenifiquen la brutalidad y el fascismo en vivo contra Yemen.

Las últimas estadísticas proporcionadas por el gobierno yemení de las víctimas fatales de los últimos cinco años, producto de la “Operación Tormenta Decisiva” de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, son terroríficas. Al 2 de diciembre de 2020, más de 16 mil yemeníes han sido asesinados, entre ellos unos 10 mil 700 hombres, más de 3 mil 750 niños y unas 2 mil 360 mujeres.

Según las estadísticas, más de 483 hospitales y centros de salud han resultado total y parcialmente dañados hasta ahora, y alrededor del 60%  de los hospitales yemeníes han sido cerrados. Estamos hablando de centros de salud cuyos equipos han sido destruidos, dejando sin atención a miles de pacientes con diferentes patologías.

La maldad de Arabia Saudita y de los Emiratos Árabes destruyó 28 centros de diálisis para enfermos renales e imposibilitó el acceso de la población a medicinas y diferentes equipos y servicios médicos.

La salud del pueblo ha sido afectada de manera devastadora, así como la educación de los niños, cuyas escuelas, unos 3 mil 553 centros educativos, tanto públicos como privados,  fueron los primeros objetivos de los agresores. De estas instalaciones educativas, 402 escuelas resultaron completamente destruidas.

Uno de los objetivos de las cazas saudíes y sus aliados es la infraestructura económica e industrial de Yemen, con el fin de  hundir aún más al país en la pobreza. Desde 2015, más de 14 puertos han sido destruidos por los bombardeos, varios miles de millones de dólares es el daño causado a la industria eléctrica; más de 4 mil 976 kilómetros de carreteras han sido destruidos, 101 puentes, 472 estaciones de servicio y 6 mil 278 vehículos.

Han dañado completamente 131 complejos deportivos, mil 327 mezquitas y 417 monumentos arqueológicos e históricos, como el Aeropuerto Internacional de Sanaa, que era la vía para trasladar pacientes graves al exterior. Esta instalación fue cerrada debido a los ataques y más de 320 mil pacientes delicados de salud están imposibilitados de viajar al exterior para su tratamiento.

En esta guerra, además, violando el derecho internacional, se ha utilizado todo tipo de armas prohibidas como bombas de racimo, fósforo, bombas de sonido y otras, por lo que ahora más de 20 millones de ciudadanos yemeníes se enfrentan a amenazas e inseguridad alimentaria y sanitaria, y 8 millones sufre desnutrición.

Los números parecieran fríos y sin alma, y ciertamente lo son si no les ponemos rostro. Lo cierto es que el pueblo yemení, toda una nación pobre e impotente frente a un agresor criminalmente fuerte y sediento de sangre, está sufriendo una guerra devastadora en pleno siglo XXI, cuando la humanidad está distraída con una terrible pandemia, pero de espaldas a pueblos como el de Yemen, que es exterminado y despojado de su tierra progresivamente, sin que en los medios su voz nada fría tenga espacio.

  • La autora es periodista, moderadora del programa “País alternativo”, transmitido por Informativa RNV (Caracas 91.1 FM) los días lunes, miércoles y viernes, a las 2:00 pm.

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