Luis Zárraga

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Cuando Yulimar Rojas ganó plata en las Olimpíadas de Río de Janeiro, Brasil, nadie se imaginaba que esa joven damisela nacida en Caracas y luego radicada en Anzoátegui, se iba a convertir con el tiempo en la máxima exponente del deporte venezolano.

Ahora,al ganar oro en las Olimpíadas de Tokio 2020, Yulimar es la gran guerrera criolla del deporte por muchos años y quizás hasta la inmortalidad.

Días antes de su comparecencia en la competencia en Tokio, soñábamos con verla en lo más alto del podio pero nunca incrustada en el sentir de un pueblo que ahora, luego de lo alcanzado, la idolatra y la siente como propia.

Primero fue batir el récord olímpico y así asegurar que ninguna de sus contrincantes estuviese cerca en la competencia. Luego vimos su empeño por intentar acercarse al récord mundial en salto triple y por momentos creímos que no lo lograría, pero ella sí lo creyó todo el tiempo y nunca cejó en su empeño y nosotros detrás del televisor tratábamos de aupar y contener la respiración, pero las palpitaciones iban creciendo a medida que estaba cerca el veredicto que le daría el oro.

Ella había saltado 17 veces por encima de los 15 metros. En seis ocasiones, Rojas saltó más de 15 metros este año, e incluso en los octavos de final de Japón, tocó la distancia favorita con sus 14,77 metros que le dieron el pase directo a la final con la mejor marca, a pesar de subir a 40 centímetros detrás del tablero.

Yulimar llegó a Tokio como la mejor del mundo: Dos títulos mundiales bajo techo en Portland 16’ (14,41 m) y Birmingham 18’ (14,63 m) y dos al aire libre en Londres 17’ (14,91 m) y Doha 19’ (15,37 m).

Marcas avaladas por el récord mundial de 15,43 metros bajo techo que estableció la caraqueña en Madrid el 21 de febrero de 2020, una distancia que pulverizó los 15,36 metros que ostentaba la rusa Tatiana Lebedeva desde 2004.

Además, la subcampeona olímpica de Río 2016, líder del ranking mundial durante 102 semanas y la mejor deportista de 2020 por World Athletics, estaba a solo siete centímetros de batir el récord mundial de Inessa Kravets (15,50m).

Luego, cuando el momento cumbre de la justa estaba por definirse, vino nuestra guerrera para su último intento de la competencia y lo logró batiendo el récord mundial de la especialidad y la euforia estalló en todos los rincones del país. Las lágrimas no se hicieron esperar y rodaron por nuestras mejillas y los corazones latieron aceleradamente. Dimos un grito de alegría y abrazamos a quien estuviera cerca, a pesar del virus, porque fueron instantes que quizás nunca más vuelvan a repetirse, o pasen años para que vuelva a ocurrir esta situación.

Fueron emociones contenidas donde sirios, troyanos y tebanos nos confundimos en uno solo a pesar de las diferencias. Ese es el país y la nación que queremos. La de Yulimar, la negra y guerrera del patio, que aquí te decimos que estamos y te seguimos.

Ella dijo en marzo de 1918, tras haberse coronado como campeona de salto triple en el Campeonato Mundial de Atletismo, llevado a cabo en Birmingham, Reino Unido, recordando el aporte del Comandante Hugo Chávez al desarrollo deportivo del país y cómo él impulsó que con este envión llegara a todos los estratos sociales: “El presidente Chávez fue un pilar fundamental para el deporte en mi país”. Así lo expresó ella y con eso estamos contentos.

Como dato curioso, Yulimar es amante de los cómics y los videojuegos. En varias entrevistas, la criolla ha confesado que su superhéroe favorito es Batman y su superheroína estrella es La Mujer Maravilla. Además, en sus ratos libres suele distraerse con videojuegos y comiendo dulces.

Yulimar es una guerrera criolla que tiene a La Mujer Maravilla como heroína y de soporte a Batman. Para creérselo en serio, como en Venezuela y buena parte del mundo, nos estamos creyendo de verdad que ella es inmortal.

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