VEA / Ildegar Gil

Recorrer pausadamente los casi dos (2) kilómetros que abarcan el bulevar de Sabana Grande (antigua avenida Abraham Lincoln) ameritó este jueves 8 de junio unos 20 minutos, tiempo ostensiblemente menor al que debía invertirse hasta el martes pasado durante el mismo trecho. La razón de tal decrecimiento temporal se nota a lo largo de la columna vertebral del tradicional paseo capitalino: la casi absoluta ausencia de la economía popular, EP.

Es cierto: los comerciantes que hasta el martes 6 de junio se hacían notar metro tras metro, pegados y «amuñuñados» unos a otros no han abandonado del todo la actividad -pero en honor a la verdad- podría calcularse que la caminería de adoquines está liberada en aproximadamente 80% de manteles, tarantines y demás estructuras habilitadas para apoyar y mostrar mercancía de todo tipo.

Se pudo conocer que el desahogo de lo que en 1743 fue la Calle Real de Sabana Grande responde al operativo que 48 horas antes desplegó la Policía de Caracas en pro de iniciar el cumplimiento de la recién aprobada Ordenanza de Convivencia Ciudadana, Civismo, Justicia y Paz Comunal, cuyo visto bueno fue dado el 25 de mayo en el Salón de Sesiones Andrés Eloy Blanco, centro de debate del Concejo Municipal Bolivariana Libertador.

El mencionado accionar de los uniformados capitalinos tuvo dos (2) rostros: de un lado, el asignado por quienes reprocharon determinados niveles de actuación de la fuerza pública y, por otro, el de quienes aplaudieron la posibilidad ¿y el sueño? de ver y disfrutar de la recuperación del largo callejón. Efectivos del organismo de Seguridad fueron asignados a la custodia de algunos pasajes, como se logró avistar.

Diario Vea pudo observar que en transversales como la calles El Colegio, Villaflor, Las Acacias y Santos Erminy se sitúa un nutrido conglomerado de trabajadoras y trabajadores de la EP. El panorama es idéntico hacia el límite con el municipio Chacao, donde -incluso- la mayoría de quienes comercializan lo hacen aún a campo abierto. Estos, juntos a quienes asumen el riesgo de persistir en el corazón de la vía, representan 20% restante.

Quienes se dedican a la artesanía y a la venta de textos permanecen desde hace tiempo en sus viejos puestos -también en pleno bulevar- permisados por las autoridades municipales.

Además de la economía popular, dramas como la contaminación sónica, el «estacionamiento» particular de algunos y, entre otros, la inseguridad personal sobre todo nocturna, debe estar en la agenda de quienes están facultados para hacer cumplir la ordenanza caraqueña.

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