Néstor Rivero Pérez

El 28 de mayo de 1814 las fuerzas patriotas de 5 mil hombres, concentradas desde el día 26 en la planicie de Carabobo, bajo el mando del Libertador Simón Bolívar y apoyo del Jefe de Oriente, Santiago Mariño, vencieron a los seis mil jefaturados por el peninsular José Ceballos, a quien acompañaban José Manuel Cajigal, Remigio Ramos, Ramón Correa y Calzada.

El teatro de la guerra

El 6 de mayo el Libertador había expuesto, en proclama, el dramático cuadro por el que atravesaba la República. “La guerra se hace más cruel, y están disipadas las esperanzas de pronta victoria con que os había excitado”. La amenaza de José Tomás Boves desde Calabozo, el rebrote realista en Barinas y la desastrosa primera batalla de La Puerta en febrero, agravaron el cuadro de los independientes, quienes se vieron obligados a replegarse dentro del triángulo Valencia-Puerto Cabello-Caracas. La pérdida del arsenal de San Mateo, con la inmolación de Ricaurte, en marzo, disminuyó la capacidad operativa patriota. No logró Bolívar que la casa inglesa de Watson Mclean Co, de La Guaira, ante la cual ocurrió, le dotase de fusiles. “Tampoco dieron resultados las gestiones con el empresario norteamericano Williams Robinson y el comandante Juan M. Camacho de Curazao”. Y ello pese a los adelantos dados en dinero y especie por los republicanos.

Las fuerzas

Los realistas sumaban seis mil hombres. Los patriotas, al unir los contingentes que Mariño trajo de Oriente y los cuerpos que bajo el mando supremo del Libertador habían sobrevivido a las derrotas y triunfos de Barquisimeto, Cerritos Blancos, Araure, La Puerta, La Victoria y San Mateo, reunían 5 mil efectivos. Ceballos en Carabobo esperando que Boves en Calabozo reanudase la ofensiva, procuró retrasar todo encuentro. Bolívar, al contrario, estaba muy interesado en librar combate antes de que Boves entrase en acción.

La acción

Será el 28 de mayo a las doce del día cuando choquen ambos ejércitos, abriendo los fuegos la división de Urdaneta. La línea de batalla patriota la formaron “de izquierda a derecha las divisiones Valdés, Palacios y Bermúdez”, colocándose a cada lado de esta línea sendos escuadrones de carabineros y en los flancos piezas de artillería. Generalizado el fuego en todo el frente, la caballería realista desplegó en tres columnas: la primera logró penetrar la línea principal patriota, la segunda fue detenida por la infantería al mando de Leandro Palacios. Y la tercera dio un rodeo sobre la reserva al mando de Diego Jalón. En ese momento y ante la persistencia de nuevas cargas enemigas, el Libertador lanzó sobre las dos primeras columnas realistas la caballería patriota ubicada hasta entonces en posición de reserva al centro de sus fuerzas, acometiendo a los escuadrones apureños de la caballería enemiga. Ésta huye precipitadamente por la vía de El Pao, al sureste de la sabana. “En el momento supremo de la lucha el jefe de escuadrón José Tadeo Monagas arrebató en presencia de Bolívar y Mariño el estandarte real de los escuadrones enemigos”. Gran parte de la infantería enemiga escapó por el camino real de San Carlos, al suroeste del campo.

Efecto moralizador

Esta primera victoria de Carabobo, en 1814, tuvo alto efecto moralizador sobre los soldados y la población, en tiempos en que desertaban cuerpos enteros del ejército, Y expresó la maestría de Bolívar cuando dirigía en combate oficiales disciplinados y valerosos. Haber arrojado sobre el enemigo la caballería de reserva del centro, justo en el momento en que aquél reanudaba cargas contra la infantería independiente, y no desde el comienzo del combate, fue una clave en el triunfo de la jornada.

Sinóptico

1880

José de San Martín y el internacionalismo emancipador

Este día de 1880 los restos del héroe argentino José de San Martín, Libertador de Chile y Protector del Perú, fueron recibidos en el puerto de Buenos Aires, siendo depositados al día siguiente en el mausoleo epónimo, dentro de la catedral. San Martín descolló entre 1808 y 1811 como capitán disciplinado y buen conductor de tropas en la primera etapa de la guerra de España contra los invasores franceses. Honda debió ser la impresión que causó en el ánimo de San Martín apreciar de modo directo la fiereza con que el pueblo ibérico defendía su tierra frente a las tropas napoleónicas. En 1812 se embarcó rumbo a Buenos Aires. En 1817, tras un rígido entrenamiento y a la cabeza de su ejército el general San Martín atraviesa la codillera de los Andes con el designio de dar la Independencia Chile, lo cual logra con las jornadas de Chacabuco y Maipú del año siguiente. Dos años después embarca sus tropas rumbo al Perú, donde tras expulsar a los españoles de la porción costera de este país, se verá compelido a renunciar al mando por las disensiones entre grupos patriotas, devolviéndose a la Argentina en septiembre de 1822. San Martín falleció en Boulogne (Francia) en 1856.

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