FOTOLENDA 1 ABRL 9P´25m1s

Néstor Rivero Pérez

[email protected]

El 1° de abril de 1936, el Partido Liberal Anticomunista (PLA), que junto al Partido de Acción Nacional agrupaba a las corrientes más conservadoras de la sociedad venezolana, publicó en el diario Ahora, de Caracas, su primer Manifiesto, mediante el cual enuncia las líneas programáticas que sus miembros estiman necesarias para enrumbar los destinos del país, tras la desaparición del general Juan Vicente Gómez.

Antisovietismo

La élite de letrados que desde 1908 acompañó al Benemérito hasta sus últimos días en 1935, contaba, al lado de figuras abiertamente adversas a toda connivencia con ideas que asomasen cambio social en alguna dirección, con figuras que como José Gil Fortoul o Francisco González Guinand, quienes supieron guardar respetable circunspección en la frontalidad con ideas de perfil revolucionario.

A su vez figuraba el escritor César Zumeta, quien en su juventud fue militante doctrinario del antiimperialismo, aunque en su vejez para congraciarse con el Benemérito, incurrió desde su cargo diplomático, en delaciones contra sospechosos de marxismo.

Ello se explica por el efecto dual que generaba en distintas latitudes del globo, el ensayo de una sociedad con igualdad, como la que desde 1917, asomaba en la Unión Soviética. Efecto dual el de la URSS, por cuanto si bien masas de trabajadores, luchadores sociales, escritores y artistas, defendían dicho proyecto aspirando a replicarlo en sus regiones, otros vinculados a la realeza feudal arraigada en las Cortes de Europa, los poderosos grupos de banqueros y nueva casta de plutócratas en EEUU y el Viejo Continente, así como académicos tradicionalistas, velaban por la inalterabilidad de las estructuras sociales y de poder y, con ello, la inmovilidad del pensamiento político.

Anticomunismo en Venezuela

En la Venezuela del gomecista, el ejemplo de la Revolución Bolchevique, indujo a estos sectores conservadores, a asociar todo debate de ideas en el cual se contemplase proyectos de perfil socialista o de moderadas transformaciones sociales, con el inminente establecimiento en el país, de una “dictadura del proletariado”, derivando con ello, que se pondría fin a toda libertad pública.

De allí que dichos sectores promoviesen que se diese rango constitucional a la prohibición de las ideas comunistas en Venezuela, logrando su cometido cuando en 1928 el Congreso de la época aprobó el Inciso Sexto del artículo 32 en la Carta Magna de la República, prohibiendo “(…) en el territorio de la República, la propaganda comunista y se declara traidores a la patria a los que proclamen, propaguen o publiquen” [https://es.wikipedia.org/wiki].

Anticomunismo persecutor

Y animando las tendencias más retrógradas de la Venezuela que gobernaba el general Eleazar López Contreras, cuyo mandato en 1936 combinaba algunos cambios institucionales con actuaciones represivas, el Partido Liberal Anticomunista  en su tercer Manifiesto de ese mismo año, celebró de forma exultante la detención de dirigentes políticos que venían constituyendo partidos de perfil socialdemócrata o de ideas marxistas, calificando el PLA, como “grato espectáculo” a sus ojos, un supuesto “derrumbamiento del comunismo criollo… que ofrece la detención de algunos de sus cabecillas” [Colección Pensamiento Político Venezolano del siglo XX, Vol. 31, pág 111].

Sucesos de 1928 y prédica de intolerancia

“(…) el general Gómez recomendaba no mencionar esa palabra -Comunismo- porque ‘de los enemigos, como de los muertos, no se debe hablar’. Sin embargo… es después de los acontecimientos juveniles (de 1928) cuando en las altas esferas gubernamentales se habla oficialmente de ‘ese enemigo’. El propio Benemérito, según el periodista Eduardo Porras Bello, se refería al comunismo considerándolo como la peste comunista que es la más ‘pior’ de todas las lavativas” [Luis Cipriano Rodríguez, Gómez y el anticomunismo / Fuente: https://cenal.gob.ve].

Sinóptico

1939

Guerra Civil Española

Este día, con una proclama dictada desde su cuartel general en Burgos, a 241 kilómetros de la capital, Madrid, el general Francisco Franco da por terminada la Guerra Civil Española, sangrienta contienda que costó a la Península cerca de un millón de muertos. Con apoyo del nazifascismo europeo y sus dos principales personeros, Adolfo Hitler de Alemania y Benito Mussolini de Italia, Franco había insurgido contra el gobierno constitucional de la II República.

La patria de Cervantes había escogido en mayo de 1936, en los comicios de abril de ese año y mediante un régimen dual de sufragantes compromisarios y diputados, al escritor Manuel Azaña, del Frente Popular, como su Presidente.

El triunfo de esta coalición de izquierda extremó los temores de los grupos conservadores y las tensiones que vivía la sociedad hispana. La II República apenas obtendría apoyo de la URSS, y limitado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *