Alfredo Carquez

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La semana pasada el diario El Universal destacó en su portal electrónico la más reciente derrota política del autoproclamado, y lo hizo colocando una nota cuyo título fue el siguiente: Asamblea Nacional de Guaidó votó en contra sobre el proyecto de Monómeros. 

Curioso el asunto, pues este periódico tradicionalmente conservador y en el que el jefe del estado etéreo de Narnia siempre fue bastante bien considerado a la hora de dedicarle espacio y tiempo, ahora, como muchos otros factores de la oposición, hace leña del árbol   que, como manda la Ley de Gravedad, cada vez se acerca más al piso.

Ahora bien, que Primero Justicia (de Borges) y Acción Democrática (de Ramos Allup) votaran en contra de la propuesta de Guaidó sobre Monómeros -la empresa estatal venezolana hoy día secuestrada por el gobierno filibustero y paramilitar de Iván Duque, en complicidad con personajillos caraduras como Julio Borges-, sin duda es noticia. Pero eso de titular la misma indicando la supuesta existencia de “otra” Asamblea Nacional, paralela a la que sesiona en el Capitolio, deja un sinsabor que nos lleva a pensar en la inexistencia de una jefatura de Información en la Redacción mencionada, en la ingenuidad de quien debe revisar las informaciones antes de ser publicadas, en una expresa mala intención que nos hace recordar tiempos de paro petrolero, guarimbas y demás acciones opositoras concertadas con algunos medios de comunicación, o en todas las anteriores.

La nota de El Universal a la que se hace referencia, trata sobre una fulana “Comisión Delegada de la Asamblea Nacional electa en 2015” y menciona la existencia de una serie de “diputados” de PJ, AD, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo, pertenecientes a un foro ilegítimo, pues todo el mundo sabe que el 6 de diciembre de 2020 se realizó en nuestro país un proceso electoral mediante el cual se eligió al nuevo Parlamento que inició funciones el 5 de enero de este año. Sería bueno saber quién paga la dieta de estos próceres legisladores.  Tal vez eso puedan investigarlo algunos de los supuestos 28 periodistas que participan en Monitor Venezuela, un portal “informativo” que nada más y nada menos está respaldado por la Universidad Católica Andrés Bello, la asociación civil Súmate y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, alianza que tiene como objetivo “vencer la desinformación apostando por el ejercicio del periodismo independiente”.

Si algo huele a podrido en Dinamarca, aquí, como ocurre con el pago de la nómina de los diputados narnianos, el aroma indica financiamiento externo.

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