Eugenia Russian

[email protected]

Esta Semana Santa 2023, muchas comunidades cristianas y de buena voluntad en diversas partes de América y del mundo conmemoran la pasión muerte y resurrección de Jesús, en medio de una humanidad con agresiones a la Creación, conflictividades bélicas y el sufrimiento de tantos pueblos excluidos y oprimidos a pesar de los gigantescos avances tecnológicos.

En este contexto, en la experiencia pastoral latinoamericana la procesión del Nazareno y la visita a los templos el jueves y viernes hace parecer que la Semana Santa termina allí. Se nos inculcó muchísimo un Jesús muerto y sufriente y no se dio el paso a la resurrección. Es en este sentido que el teólogo Jon Sobrino plantea: la importancia de ver, que Jesús no vino a predicar la resignación de los oprimidos frente a la cruz, sino a bajar de la cruz a los pueblos crucificados, a superar todas las cruces opresoras que impiden la vida en abundancia compartida en el seguimiento trascendente de Jesús Liberador. Pues la respuesta del Dios Padre no fue la indiferencia frente al sufrimiento sino lo que se conmemora el domingo: la Pascua de Resurrección.

En estos momentos en que los pueblos de Nuestra América intentan mantener un camino liberador, el relato de la tumba vacía y las apariciones de Jesús Resucitado, a quien reconocen al compartir el pan, genera un impulso espiritual que transforma a los seguidores del movimiento de Jesús. La Pascua de Resurrección, para las comunidades cristianas, representa la victoria de Dios sobre las tinieblas y la muerte. Su comunidad, dispersa, llena de temor frente al Imperio de entonces, recupera la esperanza transformadora y el valor para enfrentarse a la indiferencia frente al dolor, poniéndose al servicio de los demás hermanos para abrir espacios a la construcción de la Paz con Justicia.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Este contenido está protegido !!