Néstor Rivero Pérez

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El 5 de junio de 1824, hace doscientos años, el Libertador Simón Bolívar, establecido en Caraz (Perú), y en el curso de la Campaña de las operaciones que habrían de conducir a las jornadas de Junín y Ayacucho de ese mismo año, envió instrucciones al General Antonio José de Sucre, su más inmediato colaborador, a objeto de indicarle lo que aquel estimaba como los mejores términos para el exitoso ascenso de la Cordillera, por parte de las divisiones del Ejército Unido, a cargo del  héroe de Pichincha.

De Trujillo a Caraz

El Libertador, quien entre finales de enero y el término de febrero de ese año había permanecido postrado en Pativilca, víctima del “tabardillo”, intensísima fiebre a la que algunos estudiosos asocian con el paludismo -y otros con la temprana afección respiratoria que seis años después llevaría a la tumba al Padre de la Patria-, había marchado a comienzos de marzo con destino a Trujillo, a unos 380 kilómetros de distancia y capital de la porción independiente dentro del territorio inca.

Los clavos de las iglesias

En Trujillo, Bolívar acantona el grueso de sus fuerzas, haciendo reparar y confeccionar botas y uniformes para la tropa, así como monturas, y el tallado de las lanzas, así como la confección de jáquimas y otros aperos del caballo. Y al tanto de las dificultades para fabricar las herraduras por falta de estaño -a propósito de la rasgadura que en su pantalón ocasionó el roce con un clavo de banqueta en una Iglesia de la ciudad-, ordena recoger los clavos de todas las banquetas de los templos, así como requisar, con el mismo propósito, las sillas de las casas, puesto que los clavos poseían estaño, componente de primer orden para una buena herradura. Y esta pieza resultaba indispensable, para el buen resultado del ascenso a la cordillera peruana.

¿Por qué la cordillera?

Luego de su llegada a la patria de Manco Cápac, y vista la dificultad para hacer descender del Cuzco las fuerzas del virrey español José De la Serna, el Libertador había concebido el designio de subir a la sierra, llegar hasta el Cuzco y dar una batalla que decidiera la contienda, independizando a Perú. Así, el destino de la emancipación suramericana habría de decidirse a unos cuatro mil metros de altitud sobre el nivel mar. Y ello requería del acondicionamiento de animales y las tropas, teniéndose en cuenta que muchos de sus componentes provenían de las calurosas y baja altitud de regiones como Cojedes, Barinas, Apure y Casanare. Téngase en cuenta que Junín, escenario del primer gran combate de 1824, se ubica a 4.100 metros de altitud sobre el nivel del mar. Y la planicie de Ayacucho, sobre la cual se escenificó la jornada definitoria de la guerra, se encuentra a dos mil trescientos metros de altitud. De allí lo meticuloso de las recomendaciones ofrecidas por el Libertador a su glorioso lugarteniente, Sucre, tal día como hoy.

“La falta de clavos…”

“(…) han marchado nuestros ‘Granaderos’ desde el día 3 [de junio] a reunirse a Ud (…) Los Granaderos de los Andes deben marchar el 10 a reunirse al General Córdova, pero tal vez esta orden no pueda cumplirse por falta de clavos para las herraduras; si vinieren a tiempo marcharán inmediatamente a Chiquián; si no, se dirigirán rectamente a Chavín, para pasar por allí la cordillera. Ya tengo dicho a Ud que el General Córdova tiene orden de pasar el 20 la cordillera con su división y situarse en Lauricocha (…) si por el estado de las cosas no creyese Ud  conveniente este movimiento… diga a Córdova… que lo suspenda, y le diga el que debe ejecutar (…) Su Excelencia encarga a Ud con interés la formación de un campo de instrucción …y el establecimiento de hospitales (…) que los enemigos no puedan encontrarnos divididos en dos partes con la cordillera por medio” [Simón Bolívar a Antonio J. de Sucre; Caraz, 5-06 1824, Obras Completas de Simón Bolívar (Compilación: Vicente Lecuna), Tomo II pág 13, Cs, 1980].

Sinópticos

1783
Invención del aerostático

Inspirado en el principio de los fluidos de Arquímedes, José Miguel Montgolfier y su hermano Esteban, elevaron un globo construido con tela y cuyo interior se llenó con aire caliente. Al enterarse el físico Charles de Coulomb, recomendó el uso de hidrógeno. A poco el marqués de Arlandes y Pilatre de Rozien, se atrevieron a subir en un globo construido por Montgolfier. Nacía así la aeronáutica.

1814
Suspendida ejecución de Nariño

Este prócer neogranadino había sido capturado por los realistas en operaciones militares al sur de Nueva Granada. Faltando poco para su decapitación, el jefe español Melchor Aymerich escribe desde Pasto a las autoridades de Quito, indicando que ha detenido la ejecución en espera de confirmación, por cuanto temía las represalias de los patriotas, “en consideración al riesgo que quedan corriendo nuestros prisioneros”. Nariño sería trasladado a España, donde pasaría años de duro cautiverio.

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