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Néstor Rivero Pérez

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El 26 de marzo de 1885, hace 140 años, nació en Cumaná (Sucre) Pedro Elías Aristeguieta, descendiente del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, y quien a partir de 1919 se involucra en conspiraciones y tentativas armadas contra la dictadura de Juan Vicente Gómez.

Comprometido con la expedición del Falke, Aristeguieta, toma a Cumaná el 13 de agosto de 1929 teniendo su control por varias horas, aunque el retardo de su acción le obliga a abandonarla y partir hacia el oriente de la región, terminando herido en Santa Ana. Llevado a Carúpano, fallece el 27 del mismo mes.

Exilio en París

Establecidos en el París de 1929, un grupo de exiliados venezolanos cuya vocación sobreponía la acción militante, por encima del panfleto y las marchas cívicas, y cuya principal figura era el general Román Delgado, se empeñarían en recaudar fondos, con el designio de adquirir y armar una embarcación, que les permitiese trasladarse y acometer sobre costas venezolanas para provocar, de acuerdo a su visión, una insurrección interior, contra el ya dilatado mandato del general Gómez.

Entre las principales figuras de dicho nucleamiento, constituido como Junta Suprema de Liberación, además de Delgado -quien había pasado catorce años en prisión- destacaban el médico y Santos Aníbal Dominici, escogido para presidirla, y quien venía de ser rector de la UCV.

Igualmente, el abogado zuliano Néstor Luis Pérez, quien desde el temprano año 1909 sostuvo como abogado municipalista de Maracaibo, choques con el Ejecutivo central, terminando con sus huesos en La Rotunda de Caracas. Allí permaneció durante “nueve años, con grillete y perno en los pies, viviendo condiciones infrahumanas” (Wikipedia). Néstor Luis Pérez es uno de los gallardos personajes que José Rafael Pocaterra retrata en Memorias de un venezolano de la decadencia.

El propio escritor, Pocaterra, integró dicha Junta Suprema de Liberación, además de Alberto Smith, Atilano Carnevalli y Armando Zuloaga Blanco, quien caería al lado de Delgado Chalbaud en Cumaná, el 11 de agosto de 1929.

Factores adversos

Además de la preparación de las fuerzas gubernamentales que en Cumaná tenían como jefe al general Emilio Fernández, la acción de naves aéreas para contrarrestar el desembarco de los expedicionarios del Falke, y que desde Maracay había enviado el Benemérito -siendo esta la primera vez que se utilizaba la aviación en combate dentro del territorio venezolano- un tercer factor perjudicó notoriamente la acometida revolucionaria: las dificultades para lograr simultaneidad en las acciones sobre Cumaná y vencer el poder de fuego de Fernández y los suyos, que ya tenían información sobre el desembarco revolucionario.

Combate a destiempo

Ciertamente habiendo desembarcado antes de que se ataca     se atacase a Cumaná, para encaminarse a la región montañosa de la región y contactar a Luis Rafael Pimentel y un grupo de guaiqueríes para ir sobre Cumaná con armas por vía terrestre, al tiempo que Delgado Chalbaud y sus expedicionarios atacaban por la playa. “Aristeguieta inició su ataque a Cumaná, logrando ocupar la plaza durante unas horas; pero tuvo que retirarse, ante la llegada de refuerzos enviados desde Barcelona y Maracay.

Fue durante este último episodio del ataque que intervino, por primera vez en la historia militar de Venezuela, una escuadrilla de aviones de entrenamiento que efectuó vuelo sobre Cumaná, aunque en realidad, sólo se trató de un simple ejercicio de reconocimiento. Herido de gravedad en los combates de la retirada, Aristeguieta falleció a los pocos días, mientras eran aplastados los remanentes del movimiento” (https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org).

Sin embargo, Aristeguieta logra el control de la ciudad por varias horas, permaneciendo “allí [Cumaná] hasta tarde, cuando a la cabeza de trescientos hombres armados y setecientos sin armas, se dirigió hacia el oriente del estado Sucre, buscando hacerse más fuerte” (http://www.saber.ula.ve).

Herido gravemente y capturado le llevan a Carúpano, donde ha de morir algunos días después, el 27 de agosto.

Sinóptico

1825

Hace 200 años cayó fusilado Leonardo Infante

Este día fue fusilado en Bogotá el coronel venezolano Leonardo Infante, héroe de las Batallas de Pantano de Vargas y Boyacá de 1819 en Nueva Granada. Fue condenado por un tribunal cuya decisión terminó cuestionada, por cuanto se presentó como mayoría, lo que en sí era un empate de tres a tres y voto en contra del Presidente de la Alta Corte, Miguel Peña, a quien se quiso enjuiciar por su negativa.

Tras la ejecución, que para algunos lectores constituyó un asesinato, o venganza, el vicepresidente Francisco de Paula Santander, entre fanfarria y toque de orquesta dijo “Soldados de la República, ved ese cadáver; las leyes han ejecutado este acto de justicia” (Colección Blanco y Azpurúa, Tomo 9, Pág. 711).

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