Eugenia Russian

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La memoria histórica, basada en la verdad, resulta indispensable para discernir con conciencia ética la realidad presente en función de la construcción de la paz. En varios países de Nuestra América en transformación se presentan situaciones de conflicto, magnificadas por sectores de poder para manipular las conciencias, generar desesperanza y frustrar intentos sociales constructivos, intentando presentar sus procesos como repetición de tiranías pasadas, con manipulaciones, así como medidas coercitivas unilaterales que afectan a la población negativamente en el disfrute de los derechos humanos.

Leonardo Boff analiza: “Las sociedades civilizadas se construyen sobre tres pilares fundamentales: la participación (ciudadanía), la cooperación societaria y el respeto a los derechos humanos. Juntas crean el bien común…Pero el bien común ha sido enviado al limbo de la preocupación política…El neoliberalismo es sordo, ciego y mudo a esta cuestión fundamental. Sería contradictorio suscitar el tema del bien común, pues el neoliberalismo defiende concepciones políticas y sociales directamente opuestas al bien común. Su propósito básico es: el mercado tiene que ganar y la sociedad debe perder, pues es el mercado quien va a regular y resolver todo. Siendo así, se ha deslegitimado el bienestar social”.

Corresponde la necesidad de crear un nuevo modo de vida, a pesar de las contradicciones, y enfrentar el sistema destructivo del capitalismo sin límites que ignora las externalidades sociales y ecológicas, la defensa de la vida. Cada vez se hace más necesaria la propuesta de una ética del “Buen Vivir”, la recuperación de los equilibrios del ecosistema y la importancia de lo colectivo frente al individualismo. Son estos valores los que deben orientar a los movimientos sociales y gobiernos responsables en el mundo entero.

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