Néstor Rivero Pérez

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El 5 de febrero de 1851 asume la Presidencia de la República José Gregorio Monagas quien gobernaría hasta 1855. Su mandato constituyó continuación de las políticas establecidas por su hermano José Tadeo Monagas, a quien sucedió para el nuevo período constitucional de cuatro años. De su gestión se recuerda la Ley de Abolición de la Esclavitud de 1854, sin que se anotase otros logros significativos que le distinguiese como gobernante de filiación liberal.

El país que gobernó

Tras la desintegración de la Gran Colombia, en 1830, el país quedó bajo control absoluto de la oligarquía conservadora que se nucleaba alrededor del prestigio de José Antonio Páez. Y solo será en 1848, cuando otra charretera prestigiosa, la de José Tadeo Monagas, acompañada del también prestigioso José Gregorio, congregue voluntades suficientes para desplazar del poder al círculo paecista. Sin embargo, se trataba de una querella entre fracciones de grandes terratenientes, comerciantes, próceres de la Independencia y letrados conformistas, donde no tenía cabida la cuestión de la tierra ni el debate a profundidad sobre reformas educativas, políticas de salubridad o estímulo sostenido a la producción artesanal y manufacturas, a tono con las ideas de progreso en boga dentro de los círculos universitarios.

Fondo de la querella

José Gregorio Monagas, no obstante mantenerse contrapuesto en su gestión al credo conservador del régimen de agio de estos últimos, cárcel para los deudores morosos y condena a muerte para delitos políticos, se mantuvo atrapado en las redes de los círculos influyentes de letrados, grandes propietarios de filiación liberal y adversarios políticos del régimen paecista, para quienes el poder era un asunto de élites. Igual que los conservadores, el monaguismo careció de políticas para la incorporación del campesinado, artesanos, manumisos, y pequeños comerciantes, al proyecto de progreso del país, lo cual pasaba por modificar el régimen de la gran propiedad de la tierra.

Por qué el fracaso

En el sector educativo, clave del proyecto nacional de progreso, la oligarquía del tiempo monaguista mantuvo “el sistema de instrucción pública…de la época anterior”. Así, en palabras de José Gil Fortoul “a 52 años de proclamada la independencia, la gran mayoría de los venezolanos no sabe aún leer ni escribir” (Historia Constitucional de Venezuela).

Reformas monaguistas

A favor de los hermanos Monagas, José Tadeo y José Gregorio, quedan en la historia reivindicaciones propias del liberalismo político, como las ya indicadas, eliminación de la pena de muerte por motivo político y presidio por deudas y, muy especialmente, la abolición de la esclavitud. Esta última conquista beneficiaría a unos 12 mil esclavos y a otros tantos manumisos (en proceso de extinción gradual del degradante estatus). Para hacer frente a la situación, José Gregorio Monagas impulsó la Ley del 24 de marzo de 1854, que contempló la figura de los “vales” de manumisión, como forma de pago a los amos. Durante su mandato se aplicó el principio del “plazo de espera”, establecido por José Tadeo a favor de agricultores amenazados con ejecución de hipotecas.

Latifundio

En la línea de pensamiento bolivariano, José Gregorio Monagas dictó un decreto para proveer de tierras baldías a las viudas, huérfanos y padres de militares de baja graduación difuntos. Este y un decreto anterior sobre venta de tierras baldías tuvieron poco efecto en el bienestar general de la población, contribuyendo más bien a fortalecer el latifundio, y aprovechó a miembros de la familia Monagas quienes, al decir de Manuel Pérez Vila, intervinieron “en más del once por ciento de las tierras que se adquirieron en ese período”.

Sinóptico

1970

Armando Molero

Este día falleció, en su natal Maracaibo, Armando Molero, poseedor de una voz de tono grueso y de fácil talante para el fraseo en tonos graves y agudos, y quien había sido bautizado por sus coterráneos como “Cantor de todos los tiempos”.

Molero residió en dicha capital regional casi de forma ininterrumpida a lo largo de sus 70 años de vida. Era usual en los años cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo XX, contemplar en la Plaza Baralt de Maracaibo a este hombre sencillo, y propenso a la tertulia, con su guitarra, dejando escuchar el rasgueo o la entonación de algún fragmento o pieza completa de su autoría.

Se le conoció desde sus 14 años como serenatero, en noches al pie de balcones marabinos, lo que contribuyó a popularizar al paso de las nuevas generaciones de la urbe lacustre, el culto por la música regional, que eclosionaría con gran vitalidad desde finales de los años sesenta, con la gaita, ritmo del que Molero fue gran propulsor a partir del empleo principal de la guitarra.

El “Cantor de todos los tiempos” fue el primer zuliano que haciendo del canto y la composición su modo de vida, obtuvo acogida permanente en los primeros medios sonoros que se establecieron en el Zulia. Entre sus piezas se recuerda Josefina, La suegra y Cumpleaños.

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