Nombre del mineral plateado.

Néstor Rivero Pérez

El 9 de junio de 1816, el Congreso Constituyente reunido en la ciudad de Tucumán (Argentina), aprobó la declaratoria de independencia de las provincias de Río de la Plata, culminando de este modo el ciclo autonomista iniciado en mayo de 1810, cuando fue depuesto el último virrey español, Baltasar Hidalgo de Cisneros.

Del latín “argentum
La monumental cuantía de mineral plateado que circulaba en los navíos del período colonial, hizo que a la principal arteria fluvial del sur del continente y sus regiones periféricas, se conociesen desde 1557 como el Río de la Plata y las Provincias Unidas de Río de la Plata, donde se aplicaría el régimen de virreinato con las reformas administrativas de Carlos II en 1776. El Congreso de Tucumán de 1816 acogió el nombre de Provincias Unidas de Suramérica. Y el Constituyente de 1826 consagró por primera vez el término Argentina, derivado del latín argentum, o “plata”.

Primera Junta
El 25 de mayo de 1810 -tras una semana de agitación popular, asambleas y controversias en el seno del cabildo bonaerense-, y en correspondencia con la ola autonomista continental que tuvo su comienzo el 19 de abril del mismo año en Caracas, un grupo de notables rioplatenses, depuso al virrey Hidalgo de Cisneros, estableciendo el gobierno de la Primera Junta, que asumió la autoridad en nombre del rey Fernando VII, recluido en Bayona (Francia) por el emperador Napoleón Bonaparte. La Revolución de Mayo, cuyo principal ideólogo fue Mariano Moreno, con un proyecto de retoma de la gran unidad territorial que debían formar la Banda Oriental (Uruguay), Paraguay y las Provincias de Río de la Plata, según recuerda Fernando Bossi.

Influjo de San Martín
Habiéndose reinstaurado en el trono español Fernando VII, ya las élites que ejercían la autoridad de Río de la Plata desde 1810, enfrentaban un dilema: O reconocían al soberano coronado, o avanzaban a la independencia. Así, las sesiones constituyentes de Tucumán tuvieron su comienzo el 16 de marzo de 1816, con diputados que representaban 13 provincias de la actual Argentina, además de Charcas de Alto Perú (hoy Bolivia). El alma de la declaración de acuerdo al escritor Norberto Galazzo, el influjo del general José San Martín -por entonces en Cuyo, a centenares de kilómetros de Tucumán, y al frente de la organización del Ejército de los Andes que debía independizar a Chile-, fue decisivo para dar concreción a  la declaratoria de independencia. El héroe de San Lorenzo instaba continuamente a Juan Martín de Pueyrredón y a otros diputados amigos, para que se diese la proclamación.


Campaña de los Andes

San Martín, en el centro de varias corrientes, instaba a los miembros de la Logia Lautaro, en Buenos Aires y otras ciudades rioplatenses, así como en Chile y Perú, para alentar la expedición trasandina que debía llevar la independencia a los dos últimos países. Y para ello era indispensable la declaratoria de independencia, a objeto de legitimar, como recuerda Bossi, las gestiones y financiamiento para la Campaña de los Andes. Con Pueyrredón al frente del gobierno desde el 3 de mayo de 1816, San Martín verá acortar los obstáculos a su proyecto continental.

Acta y continentalismo
Algunos estudiosos observan que la definición “Provincias Unidas en Suramérica” creada en Tucumán, no era inocente: Tenía el propósito de una sola nación para todas las antiguas posesiones españolas del continente. Así, el Acta de Independencia expone: “Nosotros, representantes de las Provincias Unidas en Sud América… protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos: Declaramos solemnemente a la faz de la Tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas provincias romper los violentos vínculos que los ligaban a los reyes de España, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente”.

Sinópticos
1811

Tricolor mirandino
Este día el Congreso de la República de Venezuela consagra como estandarte nacional el pabellón tricolor, cuyo diseño fue presentado por Francisco de Miranda y otros dos diputados, Lino de Clemente y José de la Sata y Bussy. Como se sabe, Mirada había hecho tremolar el tricolor en Coro en 1806. Y tras ser declarada la independencia de Venezuela, la corporación dispuso en horas de la tarde del 5 de julio de 1811, el nombramiento de una comisión para que presentase el proyecto de bandera patria. En esos mismos días nacían las primeras instituciones del Estado venezolano (América espera, Biblioteca Ayacucho, 1982). Se trataba de sueños, ideas para un futuro que entonces lucía incierto. El tricolor enarbolado en 1806 en el Leander y luego en Coro, tenía como primera franja, la azul, luego venía la encarnada o roja, y por último la amarilla. Así, el orden original de los colores se alteró, asomando Tomás Polanco Alcántara la posibilidad de que ello podía deberse a que para 1811, el Precursor comprendiese la mejor armonización de la cromática con la nueva ordenación. Hoy es emblema de Venezuela, Colombia y Ecuador.

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