Ascenso de China, Rusia y sus aliados, paulatino descenso de los  Estados Unidos

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La autora es periodista y analista política. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2022.

Yoselina Guevara López

@lopez_yoselina

A partir del año 1991, con la caída de la Unión Soviética, Washington había sido capaz de ejercer una fuerte y única hegemonía sobre todo el Globo, durante al menos dos décadas. Sin embargo desde más o menos el año 2000, el equilibrio mundial empezó a cambiar y para nadie es un secreto que el ascenso económico y político de China es capaz de socavar la posición hegemónica de los Estados Unidos.

Posicionamiento de China en el escenario mundial

Uno de los visionarios de la fortaleza como potencia mundial de la República Popular China, luego del “siglo de humillación”, fue el Presidente Hugo Chávez, quien dio inicio a una estrecha cooperación entre Venezuela y el Dragón Asiático, que hoy en día continúa fortaleciéndose bajo el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

Pero también desde los laboratorios de los tanques de pensamiento norteamericanos, en el año 1997 con el politólogo Brzezinski, se empezó a delinear la tesis que para garantizar la continuación del dominio estadounidense, era necesario poder ejercer cierto control sobre China y los países de Asia Central, y que para ello sería útil e incluso indispensable asegurarse una cierta hegemonía sobre Ucrania.

Con ello crece la posición entre los políticos estadounidenses que el posible enemigo del futuro podría ser China, con más de mil millones de habitantes y una economía en rápido crecimiento. Efectivamente, como era de esperar, conociendo su historia y la cultura milenarias, China se empezó a delinear como una potencia que no acepta amos y cuya necesidad de garantizar la creciente capacidad de su economía la ha llevado a ampliar decididamente su presencia, a través de inversión e intercambio comercial, en todos aquellos países del mundo que pudieran serles útiles. África, Suramérica y el sudeste asiático, han visto proliferar las inversiones chinas, pero Europa y el propio Estados Unidos no han estado exentos de la expansión del Dragón Asiático.

Política estadounidense: Impedir el acercamiento entre Rusia y China

Ante el posicionamiento de China como principal competidor contra la preeminencia hegemónica estadounidense en el mundo, el razonamiento lógico habría sido cambiar el enfoque hacia Rusia y establecer con Moscú y su abundancia de materias primas, una alianza estratégica en función de frenar el posicionamiento de Pekín. Por el contrario, los estadounidenses cometieron aquí un primer grave error de apreciación; conocedores de la enemistad histórica entre rusos y chinos, pensaron que eso impediría y haría imposible una alianza real entre Rusia y China, por lo que optaron por la política previamente fijada de comprometerse, discreta y simultáneamente, contra ambos. El segundo grave error se observará al tratar de aislar y destruir a Rusia a través de la guerra en Ucrania, lo cual se ha demostrado inútil.

Moscú en París, Roma y Berlín

Asimismo, Estados Unidos tenía también otra preocupación que le hacía mirar a Rusia sin especial simpatía; debían tratar de impedir ese proceso de acercamiento y cooperación entre Moscú y los países de Europa Occidental que  inicia a configurarse desde finales de los años ’90.

En ese momento Europa era un enano político; actualmente lo sigue siendo con una mayor dependencia a los designios de Estados Unidos, pero en ese momento era una entidad económica mundial muy importante. En este estado de las cosas, si  los países con mayor desarrollo comercial de Europa Occidental (Francia, Alemania e Italia) hubieran continuado una cooperación cada vez más estrecha con Rusia, no cabe duda que el peso económico de esta zona del mundo podría haber aumentado aún más. Inclusive, se podría haber transformado pronto a Europa en una nueva realidad, tal vez a nivel político, que ahora pudiera tratar con Estados Unidos de igual a igual.

Era, por tanto, indispensable para la política y los intereses norteamericanos impedir esa conjunción económica, simbólicamente representada por los gasoductos South Stream y North Stream, que acercaba a Europa y a Rusia. También con ese objetivo se explica la voluntad estadounidense, ayudada por polacos, bálticos y británicos, de “contener” a Rusia y poner fin a ese proceso en marcha. La prometida ampliación de la OTAN, en Georgia y Ucrania, y la continua intromisión estadounidense en la política de Kiev hasta la organización del golpe de Estado de 2014, crearon las condiciones previas necesarias para una posterior ruptura entre Moscú y las principales capitales europeas. La operación especial rusa en Ucrania en 2022, es la culminación de esa política estadounidense encaminada hacia el aislamiento de Rusia  y pronto se convirtió en un obstáculo insalvable para cualquier cooperación futura de los europeos con los rusos.

Consolidación del as Rusia-China y el Sur Global

Superando los recelos históricos, los presidentes Valdimir Putin y Xi Jinping se han reunido cerca de 42 veces, desde la llegada al poder del mandatario chino, y han aumentado un intercambio comercial que para 2023 superó los 230.000 millones de dólares, así como también trabajan en  la consolidación del grupo de los BRICS. La alianza entre Xi y Putin se basa en una prioridad común de ambos en política exterior: Desmantelar el orden mundial que consideran construido sobre la hipocresía occidental y las pretensiones de los Estados Unidos que les niega el debido respeto como actores de gran peso e importancia a nivel mundial.

Rusia y China son las dos grandes potencias mundiales emergentes del siglo XXI; celosas de sus propias tradiciones y peculiaridades, muestran sin embargo proyecciones externas y políticas internas con rasgos muy integrados, pero también capaces de completarse mutuamente y de abrirse a un Sur Global que está hastiado de ser un actor de segunda en el escenario mundial.  Hoy asistimos a una nueva bipolaridad, ya no centrada en la oposición ideológica, sino en la búsqueda de un contrapeso que de una vez por todas destruya la hegemonía mundial de los Estados Unidos y sus nefastas políticas y acciones contra quienes defienden los intereses de los pueblos.

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