Néstor Rivero Pérez

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El 1° de junio de 1815 Pablo Morillo, General en Jefe del Ejército Expedicionario -integrado por diez mil efectivos-, anunció desde Caracas su partida con rumbo a Nueva Granada, a objeto de culminar la campaña de reconquista de la Costa-Firme, como le había encomendado Fernando VII.

Al llegar a Cartagena de Indias, y tomar dicha ciudad-puerto, el “Pacificador” impuso un régimen de fusilamientos, horcas y presidio, que le concitó la animadversión de gruesos sectores de la población neogranadina que hasta entonces habían respaldado la Corona.

Patriotas dispersos

Encontrándose en su destierro de Jamaica, el Libertador Simón Bolívar informa a Maxwell Hislop, que Nueva Granada cuenta con seis mil soldados, quienes “esparcidos en sus fronteras son imperceptibles”. En Cúcuta, dice, se encuentran mil hombres; 1.600 en Popayán; en Cartagena, 2 mil quinientos. Y quinientos en Bogotá.

Tras haber zarpado el Libertador de Cartagena para su exilio, la Nueva Granada quedó sin un oficial con talento estratégico, y ascendencia suficiente en las tropas, como para asegurar planes de operaciones y desplazamientos en el territorio, dentro de una formulación de concentración y dispersión indispensable que enfrentase con posibilidad cierta las fuerzas de Pablo Morillo.

A este panorama se le suma la instrucción de “sofocar el germen de la revolución” contenido en el Real Decreto del 9 de mayo de 1815, enviada por Fernando VII al Pacificador.

Itinerario de la invasión

El 9 de mayo, el Jefe Expedicionario, en lenguaje de conquistador amenazante, anuncia cuál será su política “(…) si me obligáis a desenvainar la espada no culpéis al rey más clemente de los arroyos de sangre que correrán”; y el 19 de mayo anuncia a los neogranadinos la inminente marcha a su territorio.

“En breve estaré en medio de vosotros, con un ejército que ha sido siempre el terror de los enemigos del Soberano”. Así, el 1° de junio -ya a punto de partir- se dirige a las tropas realistas que han de permanecer en Venezuela, exhortándoles a la completa subordinación en el servicio. El mismo día dirige alocución de despedida a la población de Caracas, indicando “He removido por lo pronto todos los obstáculos que podíais encontrar en la rápida marcha a vuestro bienestar. Espero que a mi vuelta completaré esta obra”.

Anverso y reverso

La partida de Pablo Morillo a Nueva Granada produjo un resultado dual: de una parte liquidó la fiera resistencia que ofreció Cartagena de Indias en 1815. Y apenas tomada esta heroica plaza, se encaminó a Santa Fe, donde ha de sofocar con fusilamientos “el germen de la revolución” como le había ordenado el rey.

Sin embargo, en el mediano plazo, tres factores conducirán a la recuperación de los patriotas: uno, la reconcentración en Casanare y el Apure, de núcleos de emigrados de Nueva Granada; dos: la insurrección de Margarita, en respuesta a las tropelías de Juan Aldama, Juan Bautista Pardo, Urrizbetia y otros funcionarios españoles, aunado ello a la intensa actividad diplomática y de prensa de Simón Bolívar desde su exilio; y tres, las crueldades cometidas por los peninsulares, que definieron un cambio de la opinión pública a favor de los independientes.

“Barbaridades sin cuento”

“El 23 de septiembre [de 1815] llega Morillo…a Santa Marta: el 1° de septiembre ponen sitio a Cartagena (…) El 6 de diciembre entran a Cartagena los jefes españoles (…) prenden a 3 oficiales y 60 soldados que no pudieron embarcarse. Los fusilan a todos, junto con 300 vecinos (…) Morillo sigue a Bogotá y comete barbaridades sin cuento, comenzando por fusilar a más de 600 americanos, entre ellos el ilustre repúblico Camilo Torres y el sabio naturalista Francisco José Caldas” (José Gil Fortoul, Historia Constitucional de Venezuela).

Sinóptico

1959

Ramiro Nava y “la Venecia del Trópico”

Este día falleció en Caracas Ramiro Nava Bracho, abogado, escritor y visionario zuliano, cuyos proyectos sobre urbanismo, obras de infraestructura y el establecimiento del patrón oro, entre otras materias, han hecho de su nombre sinónimo del utopista al punto que muchos contemporáneos le llamaron “el Julio Verne venezolano”.

De sus iniciativas reformadoras resalta el proyecto de conectar a Caracas con el Mar Caribe mediante un canal subterráneo para convertir la ciudad en la “Venecia del Trópico”. El “Plan Ramironava”, como se dio a conocer la propuesta del creativo autodidacta, concebía un perímetro como “Bahía de Caracas”, con un canal de diez kilómetros de largo y doce metros de profundidad…que comunicase la Plaza Bolívar con el océano en un santiamén” (https://actualidad.rt.com). Dicho trayecto estaría provisto de atractivos turísticos tales como “casinos, cabarets, dancings, Coney Islands y ferriboats”. Así todo el centro de Caracas se vería cruzado por canales donde los paseantes podrían trasladarse en barcazas al modo de las góndolas que recorren los canales de Venecia; y la principal arteria de dicho flujo acuático sería el río Guaire.

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