¡Carta clave! Sí había «individuos extraños» en casa de periodista Kalinina Ortega (Ver foto)

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Texto firmado, presuntamente, por contratado para hacer mantenimiento al jardín, parece corroborar la angustia que invadía a la comunicadora, sin encontrar mayor eco. Fotos cortesía.

VEA / Ildegar Gil

La presencia de personas ajenas al entorno de la periodista Kalinina Ortega, en su residencia ubicada en la parroquia San Bernardino, Caracas, parece cobrar fuerza luego de que Diario VEA tuviese acceso a un documento que en tal sentido pudiera ser catalogado de revelador. La «Constancia de testigo», así se titula -sin bien no está fechada-, está firmada. Claramente se distingue un nombre: Armando Ricci.

Tal identidad podría pasar desapercibida,de no ser porque se trata de la misma persona mencionada por la abogada Gerxy Dávila Contreras el 3 de marzo, durante visita a este medio. En esa ocasión, aseguró que en 2016 Ricci fue contratado por la comunicadora social para que aplicase labores de mantenimiento al jardín de la casa número 19 en la que vivió no menos de dos (2) décadas. Fue ese año, el 11 de octubre, cuando el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, conoció de la desaparición de Ortega. Ello, después de la denuncia formulada por Dávila Contreras.

Se trata de una carta elaborada en manuscrito, presumiblemente de puño y letra de Ricci, firmada a pie de página y también en los laterales con la misma característica: primero el apellido y luego el nombre. La grafía, como se evidencia, no se asemeja a la empleada en el texto central. Tal vez haya influido en ello que se tratase de su rúbrica autografiada.

Como se lee en la «Constancia de testigo», quien redactó señaló: «…pude constatar desde el primer día de mi llegada, la presencia de individuos extraños en la segunda planta de dicha residencia». La aseveración, subrayó el informante, «apoya las palabras de la periodista, quien siempre decía que escuchaba ruidos en la casa, pero nadie le hacía caso».

El relato atribuido a Ricci precisa que permaneció 20 días en la vivienda, lo cual también coincide con lo expresado por Dávila Contreras en la sede de Diario VEA. Admite que el reconocimiento de los «individuos extraños» fue de forma limitada, toda vez que no hubo «contacto visual» pero sí «con sonidos de pasos y con olores extraños».

Seguidamente, y por segunda ocasión, alude «un olor extraño» vinculado a «mi rostro cerca de la nariz», sin que se logre descifrar lo que intentó significar, dado lo indescifrable de la palabra que antecede a esta expresión.

A objeto de la investigación policial para determinar la autoría intelectual y material del homicidio de la periodista, esta situación pudiera mostrar gran interés, debiendo antes enfrentar un particular escollo: «…ese señor también desapareció. Ese señor no se consiguió en ninguna parte», acentuó Dávila Contreras en la visita referida.

El 26 de febrero, casi seis (6) años después de ignorarse su paradero, los restos óseos de la reportera fueron localizados en el patio de su casa. El examen forense practicado, reveló que fue victima de un golpe contundente. Finalmente, el 16 de marzo, se procedió al acto de inhumación, informó ese día la apoderada legal de la familia, abogada, Ninoska Silva.

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