Néstor Rivero Pérez

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El 31 de diciembre de 1936 falleció a sus 72 años en Salamanca (España), Miguel de Unamuno, escritor, hombre de profundas convicciones civilistas y autor de una prolífica obra como ensayista, novelista, y poeta. Desde 1901 hasta unos meses antes de su muerte mantuvo su largo desempeño como catedrático y rector de la Universidad de Salamanca, al tanto que escribía sus ensayos, poemas y novelas.

 

Don Quijote-Bolívar

Tal es el título de un emotivo ensayo en el cual el escritor, explica el significado de la figura y obra del Libertador Simón Bolívar como proyección de lo mejor de la Hispania en América. “(…) aquel maestro en el arte de la guerra y el de hacer patrias, que no catedrático de la problemática ciencia militar, conocía a los hombres que vale más que conocer soldados. Como que eran hombres, hombres de verdad y no máquinas, no números de regimiento, los que guiaba a la victoria o a la derrota” [https://es.scribd.com]

 

Pasión y convicciones

Unamuno dio su apoyo a José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala cuando estos, el 14 de abril de 1931 leyeron en el balcón del ayuntamiento de Madrid, su Manifiesto de la “Agrupación al Servicio de la República”, en jubilosa movilización que dio nacimiento a la II República. Sin embargo, al poco tiempo de estos sucesos, este cuarteto de intelectuales y otros que habían respaldado con su pluma y su discurso el cambio de régimen constitutivo en la Península Ibérica, comienzan a mostrar reservas ante el curso de los acontecimiento, al considerar que los excesos políticos y fanatismo en quienes se postulaban como activistas de la República, desvirtuaban las banderas doctrinarias que se esgrimieron para sustituir la monarquía.

 

Honesto cambiazo

Visto desde el ángulo exclusivamente político, el abandono de las posturas  proclives al republicanismo por parte de la élite liberal española y entre quienes destacaban José Ortega y Gasset, Ramón Pérez de Ayala, Gregorio Marañón y Miguel de Unamuno entre otros, desde mediados de los años treinta del siglo XX, fue explicado por estos últimos como expresión de rechazo al extremismo y persecución que grupos revolucionarios manifestaban respecto a los contrarios. Estos intelectuales, quienes en un momento inicial dieron fervoroso apoyo a la instauración de la II República en 1931, para desdecirse a poco procedieron con honestidad. Y ello amerita un juicio histórico de tino, por cuanto el peso moral de quienes suscribían el manifiesto de la Agrupación al Servicio de la República en 1bril de dicho año era innegable en España. Y la realidad de confrontación que comenzó a vivir España a partir del establecimiento de las nuevas instituciones, exigió de sus letrados asumir posturas definidas. De una parte quienes avalaban desde la extrema derecha la desestabilización, reclamando el retorno de la monarquía o un Golpe de Estado, entre quienes destacaba José María Gil Robles, Ramiro Ledezma y Ramiro de Maeztu; de la otra quienes se mantuvieron identificados hasta el fin con la República como Antonio Machado. Luis Jiménez de Asúa, Manuel Azaña y Federico García Lorca -este último, fusilado en su natal Granada al comienzo de la Guerra Civil-. En tercer lugar puede distinguirse a Miguel Hernández y  Rafael Alberti, cuyos poemas eran leídos en la barricada; y una cuarta posición, la que encarnaron Ortega, Marañón y Unamuno entre otros, quienes por encima de la modalidad política que se adoptase valoraban el orden y la paz como valores fundamentales de la civilización.

Vencereis, pero no convencereis”

Convocado en 12 de octubre de 1936, a un acto en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, donde conoció al General Millán Astray, Unamuno condenó los excesos del bando franquista. Interrumpido por Astray  en medio del grito “Viva la muerte”, Unamuno pronuncia su frase “Vencereis, pero no convencereis”, debiendo salir del auditorio acompañado de Carmen Polo, la esposa de Francisco Franco, quien hallándose en el acto temió por la vida del rector. Hasta ese día ejerció como rector, para morir en su casa tal día como hoy.

 

Sinóptico

1999

Dimite Yeltsin

Este día Boris Yetsin, quien ejercía la Presidencia de la Federación Rusa abandona el poder. Le sucederá su entonces Primer Ministro Vladimir Putin, quien asegurará inmunidad vitalicia para el exgobernante. Yeltsin a su vez se había elevado como figura pública contando con el beneplácito de Mijail Gorvachov, quien desde la secretaría general del entonces dominante Partido Comunista de la URSS, lo promovió para la jefatura política en Moscú. Entre 1989 y 1990, en el marco de las reformas políticas de Gorvachov y su Perestroika, Yeltsin compite en las primeras elecciones pluripartidistas de su nación, separándose del Partido Comunista, propugnando la economía de mercado. Para 1991 Yeltsin, en concierto con Bielorrusia y Ucrania concuerda en el desmantelamiento definitivo de la Urss. Yeltsin falleció en 2007. Hoy la Rusia de Putin constituye eje en la preservación de la paz mundial.

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