Jesús Moreno

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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, convocó un diabólico cónclave para trazar nuevas líneas para lo que ellos llaman “salvar la democracia en el mundo” al estilo yanqui, cuyo modelo quieren imponer como el “verdadero” en el planeta, porque está amenazado.

Entre los invitados a este evento estuvieron Jair Bolsonaro, de Brasil; Iván Duque, de Colombia; Luis Almagro, de la OEA; Juan Guaidó, de Venezuela, y así por el estilo; de Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong.

 Todas estas regiones piensan que la “Democracia de Estados Unidos está amenazada”. Por supuesto, los países amenazantes son Rusia, una potencia militar; China, potencia tecnológica; Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia; lo mismo que otros pueblos libres de Asia, África, Europa. Para todos ellos, el imperialismo de Estados Unidos prepara una arremetida y nuevas medidas; creó un fondo con 80 millones de dólares más, para la campaña mundial para la defensa de la democracia como ellos la conciben y según su modelo, donde los pilares de su democracia tiene como bases la propiedad privada, el capital, la hegemonía de dos partidos (Republicano y Democrático), y de ninguna manera la soberanía popular.

¿Esos nuevos recursos a dónde van? A golpes de Estado, desestabilizaciones, a violar la soberanía, a aplicar sanciones, a organizaciones conspirativas contra las democracias de los pueblos libres o de otro estilo, de acuerdo a la diversidad, que no se sometan a su modelo.

La respuesta a la nueva arremetida preparada por Estados Unidos que se planteó, fue la de Venezuela con su celebración del Congreso por la Democracia que se acaba de realizar, donde asistieron líderes populares del mundo como Evo Morales, y de donde se impone como eje central, el respeto a la decisión de la voluntad expresada en el voto de los pueblos, que eligen libres y soberanos a sus gobiernos, sus presidentes, porque entienden que la democracia venezolana parte del respeto a las mayorías populares que deciden nombrar a sus gobiernos; no solo votan, eligen.

Ya vendrán nuevas respuestas a la arremetida que prepara Estados Unidos, que dará prioridad a las redes y no dejará las conspiraciones clásicas.

Estados Unidos no acepta la democracia venezolana porque no sigue sus normas, pero el pueblo sigue su voluntad soberana y el gobierno oye sus mandatos; lo mismo hace y sucede en Nicaragua, en Cuba, porque el voto del pueblo es realmente un poder, no un deporte ni un juego.

Esas condiciones se van imponiendo para ganar la voluntad de los pueblos, y no al final de millonarias campañas electorales para buscar las decisiones reales del pueblo, que al final debe conformarse con los elegidos por grupos privilegiados ya establecidos en las regiones y el voto de las mayorías no vale para nada; solo justificó la mentira.

Otra reacción inmediata fue la reunión de la Vigésima Cumbre del Alba en La Habana, que aunque el temario fue diverso, también fue respuesta y preparación ante la arremetida que vendría con el cuento de salvar la democracia a partir del próximo año 2022, mientras el Alba se fortalece para la estabilidad de la paz y la producción, y en su reunión acordó crear un observatorio sobre cómo EE. UU. invertirá los millonarios fondos.

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