Afición de la Vinotinto entre el pesar y la convicción de seguros mejores tiempos

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La caída ante Canadá,en cobro de penales, no amilanó las esperanzas de de quienes siguen soñando con una selección de superior nivel. Fotos Franklin Domínguez.

VEA / Carlos A Batatin

Este viernes 5 de julio, durante todo el día, las condiciones climatológicas de la otrora ciudad de los techos rojos eran perfectas, por cuya razón Juan Carlos Mora se atrevió a trasladarse a las inmediaciones de Plaza  Venezuela.

Él se define como una persona poca amante  del fútbol. Sin embargo, “cuando Venezuela le toca medirse con cualquier otro país, me pongo mi franela de la Vinotinto; me la cancho aunque huela a mono”.

Mientras conversa con su novia y otros compañeros de la universidad, los anima apostar una hamburguesa, “porque Venezuela ganará dos (2) goles a uno (1)”.

Muy cerca de Juan Carlos está sentado Alberto, vestido de pies  a cabeza con el tricolor de la patria, entre sus allegados comenta: “hoy no creo en nadie, y ganamos porque ganamos. “Es más, voy a que la Vinotinto le mete par de goles a esa gente. Somos caribes  y a nuestra Vinotinto se respeta, pa’ que sean serios”.

Juan Carlos Mora y Alberto, aunque no se conocen, llegaron a la misma hora, a las 6:00 pm, para disfrutar en pantalla gigante el encuentro entre Venezuela y Canadá; cada uno de ellos, exhibiendo una franela de color vinotinto y con un número 10, que se logra ver desde lejos. 

Todo el lugar estaba cubierto por una alfombra artificial de color verde. Ambos tuvieron la oportunidad de apartar los mejores lugares para disfrutar del encuentro deportivo. Quienes iban llegando les tocaba sentarse en el suelo expuestos a ser golpeados por varias balones de fútbol que eran utilizados por varios niños que emulaban ser Salomón Rondón. En varias ocasiones una joven señora les indicó a los pequeños: «Tengan cuidado, que traje al bebé y está dentro del coche».

Cuando el reloj de la torre La Previsora indicaba que eran las siete (7:00) de la noche, salió el moderador del evento y comenzó a preguntarle a los presentes: «¿Con cuántos goles le vamos a ganar a Canadá?» La respuesta no se hizo esperar. La mayoría gritaban tres (3) a dos (2), y otros dos (2) a cero (0). El propio moderador dijo: «Entonces yo creo que le ganaremos por bastante».

La dos horas que faltaban para iniciarse el primer tiempo se fueron volando, mientras los vendedores ambulantes ofrecían papitas, maní y tostón. Otros ofrecían gaseosas o agua mineral a precios prohibitivos.

El primer gol

Como estaba previsto, a las 9:00 pm comenzó el partido. Desde ese instante la euforia, alegría y constantes gritos opacaban la voz del narrador del juego. Los asistentes, de forma casi conjunta, insistían en expresar: «¡Vamos Venezuela, tú puedes!. ¡Arriba Vinotinto!».

Los canadienses abrieron el marcador cuando se disputaba el minuto 13. En las caras de los asistentes se se perdió la expresión de la alegría por un instante. Sin embargo, se escuchó una voz animando a quienes defendían el tricolor nacional en la ciudad de Arlington, Texas, Estados Unidos.

Muchos rostros mostraban cierta preocupación por ese gol de ventaja. Regresaron los gritos cuando Salomón Rondón, emparejó la cosa un poco después de las 10:00 pm. Venezuela 1, Canadá 1.

Comenzó la guerra con el cobro de los penales. Cada vez que el equipo adversario metía un gol la gente se lamentaba y y decía: «¡Vamos , vamos!», y cuando le tocaba a Venezuela hacer lo propio, hasta la pantalla gigante se estremecía. Gritos y aplausos iban y venían.

Los canadienses pudieron un poquitico más que los criollos y el juego terminó 4 a 3 dentro del cobro de los penales. Cuando ya no había más nada qué ver en la pantalla, la nostalgia y tristeza se apoderó del lugar. En ese instante solo se escuchaba el ruido del agua al caer en la gran fuente de Plaza Venezuela.

Al final de la jornada este equipo reporteril de Diario VEA conversó con algunos de los asistentes, quienes sin poder ocultar su pesar, opinaron que «aunque no ganamos, seguimos dando la pelea. No es fácil llegar al lugar donde estuvo Venezuela. Estamos claros que nos preparamos bien, y vendrán tiempos mejores. ¡Viva la Vinotinto! Seguiremos insistiendo».

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