Néstor Rivero Pérez

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El 21 de julio de 1820, hace doscientos un años, el Libertador Simón Bolívar, cuyo cuartel general se desplazaba por esos días entre Cúcuta, Táchira y Trujillo, dio contestación a la primera comunicación oficial que le envía el jefe expedicionario Pablo Morillo en aras de establecer contactos para iniciar negociaciones sobre un eventual Armisticio y Tratado de Paz.

Cambios en la Península

La rebelión liberal de los coroneles Rafael del Riego y Antonio Quiroga, de enero de 1820 había hecho jurar a Fernando VII la Constitución de Cádiz de 1812, desplazando así un régimen absolutista por otro de corte liberal y constitucional. Sin embargo, los efectos que sobre la guerra de Independencia de las colonias hispanoamericanas tendría tan definitorios hechos, no llegarían en forma de Instrucciones a la franja del territorio venezolano dominada por el General Morillo, hasta julio de 1820.

Las Instrucciones

Testigos de esos días dejaron para la historia su relato acerca de la respuesta que en un primer momento dio Morillo a las Instrucciones en que se le ordenaba buscar la paz a toda costa y pactar el cese de hostilidades con los “rebeldes”. En su autobiografía José Antonio Páez recoge ese momento. El jefe español leería el documento y con disgusto expresó “No saben lo que dicen esos señores; así vamos a perder lo que tantos años nos ha costado sostener. Obedeceré porque soy soldado”. Y sin embargo, a los pocos días asumió lo indicado cuando resolvió el envío de representantes suyos con bandera blanca a los campamentos de Páez en el llano, a los jefes del Oriente, a Angostura y otros puntos en manos de los patriotas, proponiendo el inicio de conversaciones para un tratado de paz. Y cada uno de los jefes patriotas le respondió que esa materia debía ser tratada y resuelta directamente con el Libertador Simón Bolívar.

En el Occidente

Pronto el Jefe Expedicionario se traslada al occidente del país, procurando obtener información acerca de dónde se encontraba el cuartel general del Libertador Simón Bolívar para dirigir las comunicaciones sobre la materia. Morillo se adelanta desde el Centro hasta Barinas, Portuguesa y Trujillo. Y en julio envía al héroe caraqueño un oficio mediante el cual le informa que ha dispuesto designar dos comisionados para que se trasladen al campamento de Bolívar, con miras a entablar las primeras conversaciones destinadas a constatar los ánimos republicanos para un posible avenimiento, dado que tales son las instrucciones que ha recibido de la metrópoli.

Comisionados

Y del mismo modo que el Libertador, Morillo también hace gala de fina diplomacia y habilidad política cuando al escoger a sus dos representantes para que conversen con Bolívar selecciona precisamente a Juan Rodríguez del Toro, primo de la difunta esposa del héroe caraqueño, y hermano del Marqués del Toro, persona que gozaba del más íntimo afecto en el corazón del Libertador. El otro comisionado era un reputado comerciante de Caracas de apellido Linares, quien al igual que Toro habían permanecido en Caracas durante los años de la ocupación del Ejército Expedicionario y con quien Bolívar sin duda debió tener alguna confianza por la dilatada trayectoria de aquel en el abastecimiento de la ciudad.

Cruce epistolar

Principia entonces un cruce epistolar entre Bolívar y Morillo, cuyo punto culminante se sellará con el abrazo de Santa Ana de Trujillo, el 26 de noviembre de ese mismo año, 1820, cuando Simón Bolívar y Pablo Morillo rubriquen el Armisticio y el Tratado de Regulación de la Guerra, poniéndose entonces fin a la Guerra Muerte.

Sinóptico

1821

200 años de la “Ley de vientres”

Este día, hace doscientos años, el Congreso de Cúcuta aprobó la llamada “Ley de vientres”, la cual, del mismo modo que las actuaciones del Congreso de Angostura, instalado en 1819, significó un retroceso respecto a las políticas abolicionistas que desde 1816 venía adelantando el Libertador Simón Bolívar… Sesionando en Cúcuta, los diputados constituyentes de 1821, si bien confirmaron la petición del Libertador respecto a la unión de Nueva Granada, Venezuela y Quito para formar la Gran Colombia, en cuanto a materia de la esclavitud procedieron en sentido muy distinto a la voluntad de aquél. Semanas antes Bolívar les solicitó “como recompensa al ejército que había vencido” a los españoles el 24 de junio de dicho año, en la planicie de Carabobo, que se aprobase la abolición absoluta de la esclavitud. Abolir significa “derogar, dejar sin vigencia una ley, precepto, costumbre”; acto expedito que concede de forma instantánea la plena ciudadanía al ex-esclavo; en tanto que manumitir, u otorgar al esclavo status de manumiso, implica lapsos y condiciones cuyo cumplimiento podía tardar los 18 años, contados desde el nacimiento del hijo de esclavos. Y esta Ley de Manumisión, de 1821, colocó dos condiciones concurrentes al disfrute de la plena libertad: el cumplimiento de los 18 años de edad para el hijo de esclavo y el pago en servicio al amo, por la manutención que este debía darles.

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