Néstor Rivero Pérez

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El 14 de julio de 1936, Arturo Úslar Pietri publicó en el diario Ahora, de Caracas, su editorial titulado “Sembrar el petróleo”, en el marco de la transición entre la Venezuela Agraria y la Venezuela Petrolera. Por entonces el país desconocía el poder depredador que iba a ejercer la burguesía comercial e importadora sobre la renta petrolera, al capturar el grueso de los ingresos nacionales para trasladarlos y fijarlos en el exterior, en forma de depósitos bancarios. He allí el primer gran obstáculo al propósito inicial uslariano de “Sembrar el petróleo”.

Arquetipos del fatalismo

Úslar Pietri, quien en 1931 alcanzó notoriedad literaria con su novela Las lanzas coloradas, era firme partidario del desarrollo agroindustrial del país, al tanto que una corriente sociológica local se hacía eco del pesimismo etnocultural según el cual el pueblo venezolano por motivos del mestizaje racial, sus ancestros culturales o una supuesta tendencia ínsita al fatalismo, estaba condenado a la impotencia respecto al apuntalamiento de un proyecto nacional de progreso y bienestar económico sólido e independiente. Y quienes prohijaban esta versión del pesimismo tropical aplicado al país, obviaban la función de la educación, el sanitarismo, la ciencia y la técnica como instrumentos de reivindicación para el mejor desempeño de condiciones de vida de sus connacionales.

Tenaza importadora

Al examinar los débiles logros hasta hoy, del reclamo uslariano expuesto en  su memorable editorial, la consigna de “Sembrar el petróleo”, se constata un factor que ha operado como tenaza profunda que sujeta la economía venezolana a un sistema de intercambio desigual y neocolonial: La presencia de una oligarquía importadora, carente de escrúpulos patrios y cuyo elevado standard de bienestar depende de modo directo del diseño de monopolios que desde las casas matrices del exterior, operan con sus mecanismos de sujeción, que si bien hoy muestran signos de debilitamento ante el avance de potencias emergentes del mundo pluripolar, aún hegemonizan mercados en América Latina, con capacidad para desestabilizar proyectos económicos soberanistas y que aspira a nuevos equilibrios en el intercambio del comercio global.

Burguesía sin proyecto

Una estrategia como la que se asoma en la tesis de Sembrar el petróleo, requiere de una élite industrialista y liderazgo político y cultural, comprometidos con un proyecto de desarrollo endógeno. Y en la Venezuela del siglo XX los embriones de una burguesía nacional, resultaron impotentes para confrontar con el sector importador, cuyos pingües ingresos derivaban de la reventa en el territorio nacional, de bienes y servicios facturados en el Primer Mundo. Y a ello se aunaba la conducción del Estado, a lo largo del siglo XX, por élites partidistas o dictaduras militares que acataron el dictamen del Departamento de Estado y el Pentágono, en la consagración de una economía venezolana como exclusivo suministrador de hidrocarburos al mercado global, castrándose así la diversidad de potencialidades productivas del territorio.

Hoy

A pesar del certero llamado de Úslar Pietri en cuanto a la destinación que debía darse a la renta petrolera, el escritor, quien se manejaba a caballo entre una vocación profunda de nacionalismo ilustrado y un moderado evolucionismo político, poco cuestionó en su prolífica obra reflexiva el papel de las élites importadoras en la economía del país y la distorsión estructural del traspaso de las divisas provenientes del petróleo, a otros países por vía de la importación. Y ello, no obstante a que su editorial cenital de “Hay que sembrar el petróleo”, apunta en dicha dirección, al contener el propósito de que se revierta la creciente tendencia de consumir cada vez más manufacturas importadas. En su célebre editorial Úslar Pietri asienta: “La única política económica sabia y salvadora que debemos practicar, es la de transformar la renta minera en crédito agrícola, estimular la agricultura científica y moderna, mecanizar e industrializar el campo, crear cooperativas”. Sembrar el petróleo sigue siendo un reto.

Sinópticos

1789
Asalto a la Bastilla

Este día se produjo la acción desencadenante de la Revolución Francesa. La toma de la Bastilla descubrió el inmenso poder de la movilización y agitación de calle, que se mantendría por los siguientes años, hasta 1799.

1811
Primera izada oficial

En esta fecha se dio la primera izada oficial del tricolor patrio. En la ceremonia, conducida por Francisco de Miranda, se vio a su lado, a dos cadetes de la milicia, ambos hijos de José María España, también precursor y mártir de la causa emancipadora.

1816
Francisco de Miranda

Este día murió de apoplejía, dentro del presidio La Carraca, de Cádiz (España), Francisco de Miranda, quien junto con el Libertador Simón Bolívar forma por sus méritos, el binomio de venezolanos universales, dada la resonancia de sus hechos y pensamiento.

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