Néstor Rivero Pérez

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El 21 de mayo de 1824, hace doscientos años, el Libertador Simón Bolívar, quien en el marco de la Campaña de Junín había situado su cuartel general en la localidad de Huaraz (Perú), dirigió una epístola al jefe español Pedro Antonio Olañeta, quien se encontraba al frente de las fuerzas monarquistas del Alto Perú (Bolivia), con el propósito de animarle a separarse en forma definitiva de la autoridad del virrey José de La Serna, establecido en El Cuzco.

Campaña de Junín

Desde marzo el Libertador venía dirigiendo el ascenso a la franja cordillerana, con miras a buscar al virrey de La Serna y darle una batalla definitiva, aspirando poner término a la guerra contra España y así liberar para siempre a Perú. Bajo el mando directo del virrey se concentraba el contingente principal de poco más de 9 mil soldados, del total de contingentes que obedecían a la Corona en la nación inca y que totalizaban unos catorce mil efectivos, sumándoles los cinco mil que responden a Olañeta al otro lado del Desaguadero. Y las tropas al mando del Libertador y su lugarteniente Antonio José de Sucre, acostumbradas a tierras bajas, valles y colinas, debían aclimatarse a altitudes que continuamente sobrepasaban los tres mil metros y en ocasiones, como en Cerro del Pasco, los cuatro mil.

Oxígeno

Y el esfuerzo respiratorio en alturas en la cual la cantidad de oxígeno es menor a la que circula en bajas alturas, demandaba de un paciente entrenamiento para contrarrestar “el mal de páramo”, escollo que finalmente sería superado, como se evidenció en las dos gloriosas jornadas de Junín y Ayacucho, que dieron su independencia a Perú. De su parte, los soldados realistas de origen peninsular, habiendo permanecido varios años en las regiones altas de Perú, estaban ya “aclimatados”, y un grueso de las tropas reales, nativos de la cordillera, se desplazaban sin dificultad ante la reducción de oxígeno de dichas alturas.

Cartas a Olañeta

Y con una visión del conjunto de factores que habrían de abrir horizonte a la victoria final sobre los realistas, el Libertador Simón Bolívar se cuidó, al tiempo que instruía sobre el establecimiento de pascanas o pequeños centros de abastecimiento a lo largo del trayecto entre el pie de la cordillera y las alturas de Pasco, así como instrucciones sobre el cuido de armas, caballos y trato a la población civil, así como a la marina republicana que recorría las aguas del océano Pacífico, dio alto significado al ahondamiento de las diferencias entre el caudillo José Antonio Olañeta, un comerciante trocado en general, cuyo acendrado absolutismo a favor del Fernando VII, le había distanciado de forma drástica, del nuevo virrey José de La Serna, partidario de la monarquía constitucional.

Disidencia de Olañeta

Y teniendo el control del Ejército Real en el Alto Perú, Olañeta se declararía contrario a la autoridad de La Serna. Y dicha circunstancia contribuirá en forma decisiva al triunfo republicano. De haber seguido bajo la autoridad única del virrey los 14 mil efectivos reales, hubiesen podido propinar una derrota a los ocho mil efectivos reunidos por el Libertador para su campaña de 1824. Sin embargo, el virrey se había desprendido de cuatro mil tropas al mando de José Valdez, destinadas a someter al disidente Olañeta. Y en el ínterin, justo el 6 de agosto de aquel año, la caballería realista al mando del general José de Canterac se encontró de forma inopinada en Junín, con la republicana, que obedecía a Simón Bolívar: y sin encontrar la forma de eludir el encuentro, este concluyó en clara victoria del Ejército Unido, iniciándose un repliegue estratégico de los monarquistas, quienes se encerrarán en el Cuzco. A Valdez se le hace regresar de forma precipitada desde el Desaguadero, terminando la contienda el 9 de diciembre de 1824, cuando las fuerzas jefaturadas por el general Antonio José de Sucre, hagan firmar al virrey la Capitulación de Ayacucho.

Sinópticos

Día Mundial de la Diversidad Cultural

La comprensión de la diversidad es requisito fundamental para la paz. “Superar la división entre las culturas es urgente y necesario para la paz, la estabilidad y el desarrollo. Y es que la cultura, en su rica diversidad, posee un valor intrínseco tanto para el desarrollo como para la cohesión social y la paz” [https://www.un.org].

1927

Charles Lindbergh cruza el Atlántico

Esta hazaña comenzó el día anterior, cuando el piloto partió de Nueva York con su aeroplano Espíritu de Saint Louis. Arribó a París luego de 33 horas.

1955

Andrés Eloy Blanco

Víctima de accidente automovilístico del día anterior, murió en México el autor de Giraluna, destacado civilista, quien padeció presidio durante el período gomecista.

 1920
Asesinado Venustiano Carranza

El principal beneficiario del asesinato de Emiliano Zapata en 1919, sería a su vez víctima de una muerte cruel, al ser ametrallado mientras dormía en un jacal de Tlaxcalantongo (Puebla).

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