Néstor Rivero Pérez

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El 26 de junio de 1822, comenzó la “Entrevista de Guayaquil”, histórico encuentro de dos días entre el Libertador Simón Bolívar, quien procedía de la América Meridional, y el Libertador José de San Martín, héroe argentino, libertador de Chile y Protector de Perú. Ambos constituyen personajes centrales de la Guerra de Independencia suramericana.

De Cuyo a Guayaquil

Como héroe, José de San Martín merece el máximo reconocimiento de la posteridad. El hijo de Yapeyú gozaba de prestigio desde que en 1808, en España, se distinguió en la jornada de Bailén, en contra de la invasión napoleónica. Ya de regreso a su patria, en 1813 derrota a los españoles en San Lorenzo. En 1816 la voz de San Martín es crucial para la declaratoria formal de Independencia de Argentina. Ese mismo año entrenaba en Cuyo (Argentina) los cuerpos que formarían el glorioso Ejército de los Andes, con el cual obtendría en 1818, las victorias de Chacabuco y Maipú, que dan su Independencia a Chile. El 8 de septiembre de 1820 al frente de la Expedición Libertadora, San Martín desembarca en Pisco (Perú), donde es proclamado Protector. Y tras una campaña de varios meses, llegó a Lima el 12 de julio del año siguiente. Así, como Protector de Perú arribará a Guayaquil a la medianoche del 25 para la madrugada del 26 de julio de 1822.

Del Orinoco a Quito

Por su parte Simón Bolívar, en circunstancias más adversas y tras los años terribles de la Guerra a Muerte en Venezuela y Nueva Granada, liberta ambos territorios entre 1819 y 1821, encontrándose en marzo de este último año en Quito. Y empeñado en llegar a Guayaquil, para asegurar que de acuerdo al criterio del Uti Possidettis Iuris, el Libertador fijaba su posición frente a la pretensión de grupos de Perú que consideraban a Guayaquil como parte de la nación inca; y ello debido a que en algún momento formó parte de dicho virreinato, pero ya no para 1810, al haber sido adscrito al virreinato de Nueva Granada.

Patria Grande

De otra parte el propósito de independizar del tutelaje español a la América del Sur y construir una gran república, tanto por la solidez de sus instituciones como por su extensión subcontinental, estuvo en el ánimo de ambos Libertadores. Sin embargo, dificultades de todo orden se tropezaban en el camino de uno y otro, la rivalidad de sus tenientes, celos de las oligarquías territoriales que requirieron de sus espadas, empero que repelían cualquier formulación de Estado que debilitase sus privilegios. Y en distinto grado San Martín y Bolívar impulsaron reformas sociales: El primero, aprobando la manumisión de los esclavos y admitiendo a los negros en el Ejército; y el segundo decretando desde 1816 la abolición plena de la esclavitud, que le sería desconocida por las élites legisladoras de la Gran Colombia.

Mutua ayuda

Ambos acordaron en Guayaquil la mutua cooperación en la guerra contra España: Bolívar enviaría dos batallones, para sumar 2 mil seiscientos efectivos al servicio de San Martín y este, según el secretario Pérez, le dijo a Bolívar: “Pida todo lo que guste al Perú, que él no hará más que decir sí, sí a todo”.

Dos grandezas

Dos dinámicas históricas configuran el encuentro de Guayaquil. De una parte, la grandeza de San Martín, al abandonar posiciones y hogar en el Río de la Plata para aventurarse a la Independencia de Chile y Perú; y de la otra Bolívar, consagrado ya como Libertador de la América Meridional. Imbuidos ambos de espíritu generoso y amor a la gloria, sus figuras concitan a lo largo del continente, debates y refutaciones que en muchas ocasiones desvirtúan sus profundas concepciones de unidad continental. San Martín, quien sobrevivió a Bolívar por más de dos décadas, mantuvo durante su exilio en Europa, en su domicilio, un retrato del Libertador Simón Bolívar, en honra a su gesta e ideario.

Sinóptico

Día del Ecosistema Manglar

Hoy se celebra, por decisión de la Unesco, el Día Internacional para la Defensa del Ecosistema Manglar, con el propósito de preservar estos ecosistemas, como barrera de protección de los suelos, en contra de la destrucción derivada de tsunamis, huracanes y otros fenómenos climáticos intensos. Se pretende dar mayor significación respecto a la función primordial de estos complejos boscosos, en cuanto a reducir el impacto del efecto invernadero sobre la biosfera. De este modo, la tala no controlada de dichos cuerpos de vegetación para instalaciones en ramos de industrias, turismo o conjuntos de viviendas, representa uno de los peligros más acuciantes que enfrentan los manglares. En Venezuela se localizan áreas de manglar “en las desembocaduras de los ríos que surten el golfo de Cariaco, lagunas de Píritu, Unare, Tacarigua y Carenero, la costa de Carabobo y Falcón hasta Chichiriviche, alrededor del lago de Maracaibo y Delta del Orinoco” [Ibídem], siendo el Delta, el río San Juan y el Golfo de Paria, donde se ubican los de mayor extensión.

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